Las cronos en las Grandes Vueltas desde 1955

Todos los inviernos ocurre igual. Tras presentarse los recorridos de las Grandes Vueltas del siguiente año, los aficionados no pueden sino preguntarse que habrá sido de los tiempos donde ser un aceptable contrarrelojista era imprescindible para aspirar a ganar una de estas carreras, donde las cronometradas de más de 50 km eran habituales y esperados puntos clave de la carrera, y los esfuerzos en equipo duraban por encima de una hora.

Pero, ¿cuánta importancia ha perdido la crono?, ¿cuándo empezó a perderla?, ¿cuándo tuvo más?, ¿ocurre igual en las tres grandes?. Para responder a estas y otras preguntas nada mejor que tener todos los datos y mostrarlos de la forma más clara posible que nos permita curiosear, analizar y sacar conclusiones. Y eso hemos hecho.

Hemos recopilado todas las contrarrelojes de Giro, Tour y Vuelta desde 1955 (año en que la Vuelta comienza a disputarse anualmente). Las hemos distinguido en cuatro grupos: por equipos, llanas, mixtas y cronoescaladas. Debemos comentar que estas divisiones no son siempre fáciles, pues el límite entre llana y mixta, o mixta y cronoescalada pura es difuso*. También hemos contado el número de etapas (o sectores) contra el crono en cada edición, y por último hemos calculado el total de kilómetros contra el crono, así como la media y los percentiles 25 y 75 de este total.

Y todos esos números están representados en esta mega-gráfico. Recomendamos ampliarlo y explorarlo a fondo:

Grafico grande

Algunas conclusiones y comentarios de los muchos que se pueden sacar, y que esperamos ampliéis en los comentarios:

El Tour es históricamente la carrera para los contrarrelojistas, dominando clarísimamente en kilometraje y número de etapas.

— El Giro y La Vuelta apenas se diferencian en sus números totales, aunque estando la italiana ligeramente por encima.

— El Tour también es la carrera de las cronos por equipos, que abundan en su historia, llegando incluso a superar los 150 km en alguna de ellas y con dos CRE en alguna edición. Sin embargo, en los últimos años el Tour sólo las incluye en ediciones alternas, mientras que tanto Giro como Vuelta si tienen siempre su pequeña CRE (el Giro desde 2006 y la Vuelta desde 2010).

— Las cronoescaladas puras siempre han sido un atractivo puntual de alguna edición suelta salvo en dos épocas: primero, del 84 al 91 en La Vuelta, con 7 en 8 años (tres al Naranco, tres a Valdezcaray y una a Pal); y en segundo lugar la época actual en el Giro, que ha programado 6 cronoescaladas (y muy duras) en las últimas 8 ediciones.

— El Tour ha pasado diferentes épocas. Primero tenía pocas cronos pero de distancia considerable. Luego aumentó el número de cronos, pero no su longitud total. En 1978 se produce un cambio radical, pues las cronos por equipos cobran un gran protagonismo pero también acompañadas de mucha crono individual, algo que dura hasta mediados de la década del 2000. Entonces comienza un paulatino descenso que se concreta en 2010 con un fuerte bajón. Las últimas ediciones se sitúan en mínimos históricos, especialmente para las CRI llanas, salvo en 2012 donde Wiggins ganó un Tour más «normal» en este aspecto.

— En el Giro, la crono tuvo escasísima importancia en términos generales antes del año 1978, con ediciones con pocas cronometradas y muy cortas, e incluso una con total ausencia de ellas en el 62. Pero en ese año 1978 se produce, a la vez que en el Tour, un cambio de tendencia que continuará en los 80, época dominada por rodadores italianos (Moser, Saronni, Visentini) que contaban con el beneplácito de la organización trazándoles recorridos favorables a ellos con buenas cronos. Durante los 90 baja algo su relevancia, hasta entrar en una nueva época en 2006, cuando vuelve la crono por equipos y se hacen habituales las cronoescaladas, restándole muchísima importancia a la clásica crono llana.

— En último lugar tenemos la evolución de La Vuelta, con números aceptables durante los 50 y 60, pero bajando ostensiblemente durante los 70 y hasta el 82. Desde ese año su importancia fue creciendo paulatinamente hasta alcanzar sus máximos alrededor de 1990, y manteniendo su papel relevante durante otros 15 años hasta 2005. En la edición 2006 vuelve a estar por debajo de los 75 km cronometrados en total por primera vez desde los años ochenta. Y el clavo final en el ataúd de las cronos llanas son las tres últimas ediciones que, apostando por cronos mixtas con poco llano, han hecho casi desaparecer una especialidad básica en la historia ciclista.

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Para ayudar en las comparaciones directas entre las tres carreras hemos dibujado otros dos gráficos diferentes, pero ya hemos escrito demasiadas conclusiones por lo que que éstas os las dejamos a vosotros. El primero de ellos muestra el kilometraje total de crono individual:

Evo CRI

Y la segunda, compara la distancia total cronometrada, contando tanto individuales como por equipos. En casos muy puntuales, «por equipos» significa por parejas (Giro 1973) o por tríos (Vuelta 1988 y primera crono de la Vuelta 1991) –> Leer comentario de Nailug.

Evo CRI CRE

Esperemos que estos datos y gráficos sirvan para arrojar algo de luz y fomentar el debate sobre la historia de las cronos y su papel en la actualidad.

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* Por ejemplo, la crono entre DYC y Navacerrada de La Vuelta 93 la hemos considerado mixta por el largo llano anterior al puerto, pero la de 2008 entre La Granja y Navacerrada la consideramos una cronoescalada pues el falso llano anterior era mucho menor. Otro ejemplo en el Giro: la crono de 2005 de Turín la incluímos entre las mixtas por la exigencia del puerto, pero la de 2013 de Saltara la calificamos como llana pese a tener dureza y repechos en algunos puntos del recorrido.

9 comentarios en “Las cronos en las Grandes Vueltas desde 1955

  1. Simplemente un apunte: la crono de la Vuelta 1988 no fue por tríos. Tanto ese año como en 1989 la Vuelta arrancó con una crono por mangas: se dividía a los corredores en varias mangas que salían independientemente, corriendo 2 (en 1988) o 3 (en 1989) corredores de cada equipo en cada una de las mangas. El experimento no convenció, así que en 1990 y 1991 se intentó otra innovación, arrancando con una crono por tríos. La ONCE se llevó la victoria en esa etapa inaugural en ambas ediciones. A partir de 1992 se volvió al tradicional prólogo consistente en una crono individual.

    Por lo demás, gran artículo, como siempre.

    • Interesante artículo.

      Lamentablemente, se ha reducido drásticamente el nº de contrarrelojs. Y si ahora el Tour sueña con Bardet, la esperanza francesa( buen escalador pero muy limitado en la lucha contra el crono), pues las cronos serán todavía más marginales.

      Yo disfrutaba muchísimo con aquellas etapas de 55, 60 o hasta 70 km contra el reloj (como aquella que ganó Indurain en el 91, con 8 segundos sobre Lemond), pero al parecer han pasado al baúl de los recuerdos

    • Hola doctormaligno, gracias por el comentario.

      Muy de acuerdo en que es una pena la drástica reducción en la cantidad y longitud de las cronos, especialmente en el caso del Tour, donde no se ha visto una CRI de más de 40 km desde 2014!. Y efectivamente, siendo Bardet la gran esperanza francesa, sería un milagro que a corto plazo vuelvan a incluir cronos largas.

      Eso si, a más largo plazo podría haber algo que les lleve a recuperar las cronos de 50 km. Y sería la aparición de un corredor que arrase en la montaña y no sea tan fuerte como rodador, provocando que los organizadores incluyeran de nuevo cronos largas para evitar que ganara «fácil».

      Saludos.

  2. Felicidades por el trabajo tan exhaustivo, comparable al anterior referido a la montaña. En una palabra, deprimente. Muy en particular el Tour, que nos ha dejado en las ultimas ediciones con la incógnita de si el aparente conformismo y tacticismo al milímetro que afecta a la carrera se debe a que en la montaña se ha vuelto casi imposible abrir grandes diferencias o a que con cronos tan cortas el juego ha pasado de estar en minutos a segundos. Cuando se esta solo frente al reloj y se tienen 70-80 km por delante no hay modo de camuflar un mal día o una debilidad, y ademas se debe contar con el desgaste que estos esfuerzos provocan, y que pasa factura en etapas sucesivas. En 40 km no da tiempo a que pasa nada realmente relevante, salvo enfermedad o lesión.

  3. Gracias Retarius, nos alegra que te haya gustado la entrada.

    Totalmente de acuerdo en que se echan de menos las cronos largas. Especialmente en el Tour, que por tradición ha sido históricamente la GV con más crono, aunque lo de Giro y Vuelta también tiene delito, con varias ediciones en los últimos años que ni siquiera llegaban a los 40 km de CRI totales, lo que unido a la enorme cantidad de finales en alto hacía que fueran recorridos totalmente desequilibrados.

    Y muy cierto lo que comentas del desgaste que provocan, ya que además de marcar diferencias influyen mucho de cara a las etapas siguientes. Ahi está el ejemplo de los Pirineos 2007, la última vez que Tour programó una crono de más de 50 km justo antes de la alta montaña, con la CRI de Albi (54 km) precediendo a las etapas de Plateau de Beille y Loudenvielle, que resultaron espectaculares.

    Un saludo.

  4. Hemos editado la entrada actualizando los tres gráficos tras darnos cuenta de varios errores: en los datos de CRI del Tour, habíamos dejado sin sumar dos cronos, una en 1970 y otra en 1982. Con este cambio, 1970 deja de ser, como representábamos antes, la edición del Tour con menos crono, una dudosa distinción que pasa al Tour 2014. Por otro lado, el Tour de 1982 destaca ahora como una de las ediciones donde había programados más kilómetros de contrarreloj (rozando los 300 km), si bien una de las CRE al final no se disputó.

    Perdón a todos por los errores y por haberlos detectado tan tarde.

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