Tras la presentación, a finales de 2007, de los recorridos de las tres Grandes Vueltas de cara a 2008, la Plataforma realizó una comparativa entre los recorridos de las mismas que se publicó en Meta2mil. Hay que comentar varias cosas debido a la antiguedad del artículo, y es que las tres carreras sufrieron variaciones en sus recorridos. Principalmente, el Giro suprimió el paso por el Spluga, que se presumía intranscendente pero aportaba mucha dureza , en el Tour se sustituyo el tendido Larche por el Agnel (290 coef.APM) y tambien la Vuelta modificó el recorrido intermedio de las etapas del Angliru y Fuentes de Invierno, y añadió el circuito de Lombillo en Ponferrada.
Los recorridos compleos que se realizaron se pueden ver en estos enlaces: Giro – Tour – Vuelta.
Los puertos.
Aunque no haya una subida más dura que el Angliru ni en el Giro ni en el Tour, de este detalle no debería inferirse que la Vuelta va a ser una carrera más selectiva que las otras dos. No hay más que fijarse en los cuadros adjuntos para observar que entre el Angliru y el siguiente puerto de la Vuelta más duro, Naturlandia-La Rabassa, encontraríamos hasta 10 puertos del Giro de los que por lo menos 8 ó 9 deberían ser catalogados como de categoría especial, y 7 puertos del Tour, 6 de ellos también claramente de la máxima categoría.
Giro de Italia | Altitud | Longitud | Pend.media | Desnivel | Coef.APM | Etapa | Km a meta |
Mortirolo | 1854 | 12,8 | 10,29% | 1317 | 474 | 20 | 47 |
Spluga | 2113 | 30,3 | 5,90% | 1788 | 390 | 17 | 99 |
Manghen | 2043 | 23,5 | 7,06% | 1658 | 385 | 14 | 34 |
Plan de Corones | 2273 | 12,9 | 8,42% | 1086 | 340 | 16 | 0 |
Gavia | 2618 | 16,6 | 7,95% | 1320 | 338 | 20 | 116 |
Marmolada | 2057 | 13,4 | 7,90% | 1059 | 327 | 15 | 0 |
Giau | 2236 | 16,0 | 7,74% | 1238 | 326 | 15 | 56 |
Vivione | 1828 | 19,8 | 6,86% | 1358 | 303 | 18 | 56 |
Alpe di Pampeago | 1740 | 7,7 | 9,78% | 753 | 264 | 14 | 0 |
Carpegna | 1357 | 6,1 | 10,20% | 622 | 216 | 11 | 60 |
San Pellegrino | 1918 | 11,8 | 6,38% | 753 | 151 | 15 | 103 |
Pordoi | 2239 | 9,3 | 6,85% | 637 | 130 | 15 | 144 |
Medias | 2023 | 15,0 | 7,54% | 1132 | 304 | 16 | 60 |
Tour de Francia | Altitud | Longitud | Pend.media | Desnivel | Coef.APM | Etapa | Km a meta |
Croix de Fer | 2067 | 30,0 | 5,07% | 1521 | 353 | 17 | 54 |
Lombarde | 2360 | 21,1 | 7,04% | 1486 | 341 | 16 | 85 |
Tourmalet | 2115 | 19,4 | 7,04% | 1365 | 329 | 10 | 49 |
Bonette-Restefonds | 2802 | 25,5 | 6,51% | 1660 | 328 | 16 | 24 |
Alpe D´Huez | 1860 | 14,1 | 8,01% | 1130 | 287 | 17 | 0 |
Hautacam | 1520 | 14,7 | 7,41% | 1090 | 256 | 10 | 0 |
Crouzette-Portel | 1432 | 12,0 | 7,32% | 878 | 213 | 11 | 57 |
Galibier | 2645 | 22,1 | 5,25% | 1160 | 201 | 17 | 131 |
Peyresourde | 1569 | 14,2 | 6,65% | 944 | 200 | 9 | 56 |
Prato Nevoso | 1460 | 11,0 | 7,35% | 808 | 179 | 15 | 0 |
Aspin | 1489 | 12,1 | 6,44% | 779 | 158 | 9 | 24 |
Larche-Maddalena | 1991 | 16,3 | 4,19% | 683 | 98 | 15 | 106 |
Medias | 1943 | 17,7 | 6,35% | 1125 | 245 | 14 | 49 |
Vuelta a España | Altitud | Longitud | Pend.media | Desnivel | Coef.APM | Etapa | Km a meta |
Angliru | 1570 | 12,6 | 10,04% | 1265 | 515 | 13 | 0 |
Rabassa (meta) | 2020 | 16,5 | 6,24% | 1030 | 204 | 7 | 0 |
Rabassa (de paso) | 1800 | 13,7 | 6,64% | 910 | 203 | 7 | 30 |
Cantó | 1718 | 25,8 | 4,18% | 1078 | 200 | 8 | 111 |
Foncebadón-Acebo | 1510 | 14,4 | 6,35% | 915 | 189 | 16 | 160 |
Bonaigua | 2072 | 20,5 | 5,42% | 1112 | 178 | 8 | 19 |
Las Minas | 1199 | 4,3 | 10,67% | 459 | 176 | 15 | 51 |
Navacerrada (Mad) | 1860 | 17,4 | 5,30% | 923 | 178 | 19 | 115 |
Somiedo | 1503 | 14,8 | 5,91% | 874 | 160 | 15 | 111 |
Cordal | 798 | 5,5 | 9,04% | 497 | 155 | 13 | 21 |
Fuentes de Invierno | 1495 | 14,5 | 5,75% | 834 | 154 | 14 | 0 |
Colladiella | 857 | 7,1 | 7,79% | 553 | 138 | 13 | 49 |
Medias | 1534 | 13,9 | 6,25% | 871 | 204 | 12 | 56 |
Giro | Tour | Vuelta | |
Puertos a más de 2000 m de altitud |
7 | 5 | 2 |
Puertos que deberían ser de Cat. especial |
9 | 6 | 1 |
Giro | Tour | Vuelta | |
Km de subida acumulados | 180,2 | 212,5 | 167,1 |
Desnivel acumulado | 13589 | 13504 | 10450 |
Coef.APM acumulado | 3644 | 2943 | 2450 |
Datos de los 12 puertos más difíciles de cada Gran Vuelta
Pero si se hubiera optado por sustituir el Angliru pongamos que por Pajares, puerto de similar longitud y muy cercano al coloso asturiano, tampoco debería cundir el desánimo. Es cierto que en esta Vuelta no hay más que una subida durísima, pero no es menos cierto que este año hay muchos más puertos de primera que en la edición anterior. Entre primeras más o menos duros y segundas durillos ya habría más de 20 puertos, a los 11 del cuadro (todos menos el Angliru) se sumaría Navacerrada norte, que se sube en la cronoescalada, y otros como Monllobar, Faidella, Enviny, el tunel de Vielha, Espina, Serrablo, Lunada, Campillo, Colladona o Navafría.
Curiosamente hay más subidas de cierta entidad en la Vuelta que en el Tour, pues dejando aparte los 6 puertos de categoría especial que se verán en la carrera francesa, apenas hay 5 ó 6 claramente de primera categoría (Larche estaría en el filo) y pocos más de segunda categoría, la mayoría no demasiado destacados ( Croix de Montvieux, Super Besse, Peyrol, Croix Morand, Entremont, Ares o Parmenie).
Y en el Giro también nos encontramos con que a esos 9 puertos de categoría especial no se suman demasiados primeras claros. De la lista de 12 solo lo serían Carpegna, San Pellegrino y Pordoi, y luego rondarían esa clasificación un puñado de puertos no demasiado conocidos como Grattieri, Arena, Rionero Sannitico, Pietranseri, San Marino, Cerro Veronesse, Fosse, Viggolo Vattaro, Falzarego, San Bernardino o Marzio, de los cuales solo cuatro o cinco llegarían a ser primeras.
La diferencia fundamental está por lo tanto en que tanto el Giro como el Tour tienen muchísimos más puertacos, que además suelen encadenarse en pocas etapas, mientras que la Vuelta del 2008 tendrá bastantes más puertos que el Tour y algunos más que el Giro, pero más modestos y más dispersos. Y además estará el Angliru como puerto más duro de las tres carreras, pretendiendo que sea la punta de lanza para levantar la Vuelta generando expectación y atrayendo una mayor audiencia.
Las grandes etapas de montaña.
Al haber tanta diferencia entre la dureza de los puertos principales del Giro o del Tour con respecto a los de la Vuelta, este dato condiciona la comparativa de las etapas. Así vemos que tanto en el Giro como en el Tour hay hasta tres etapas distintas incluyendo 2 puertos de categoría especial cada una de ellas, algo que no ocurre ni por asomo en la carrera española.
En el Giro tenemos las parejas MANGHEN+PAMPEAGO (con otros tres puertos anteriores de al menos segunda categoría cada uno) , GIAU+MARMOLADA (pero también con el Pordoi, San Pellegrino y Falzarego en el recorrido), y GAVIA+MORTIROLO.
En el Tour tenemos las parejas TOURMALET+HAUTACAM, LOMBARDA+LA BONETTE y CROIX DE FER+ALPE D’HUEZ (con la vertiente sur del Galibier como aperitivo).
Además, tanto el Giro como el Tour tienen un par de etapas más con puertos de bastante entidad. En el Giro estaría la etapa de Locarno, que incluye un especial como SPLUGA más un segunda como San Bernardino casi inmediatamente, aunque ambos muy lejos de meta. También estaría la etapa con final en el Monte Pora, que incluye antes otro especial como el VIVIONE más la parte final de Presolana, todos ellos muy seguidos. El Tour tendría la primera etapa Pirenaica con el ancadenado Aspin-Peyresourde muy cerca de meta, y la etapa de final en Pratonevoso, con el Larche bastante lejos y con un inicio complicado.
Etapa modificada: la definitiva fue llana.
Etapa modificada: se ascendio el Col del Agnel (HC)
En la Vuelta sería díficil encontrar etapas claramente de alta montaña.
– La etapa de La Rabassa tiene dos segundas y dos pasos seguiditos por el puerto de primera final, cuyo nivel de exigencia tampoco es extrarodinario pues su mayor dureza está en los primeros kilómetros, no pasando los diez últimos en ningún momento del 6% .
– La etapa de Pla de Beret tiene una subida final realmente corta y suave, un segunda y gracias pese a que la organización le regale incomprensiblemente la categoría de especial. También tiene dos primeras muy largos pero sin grandes rampas (Cantó y Bonaigua) el segundo de los cuales enlaza sin solución de continuidad con el puerto final, y un segunda bastante duro como Enviny. El problema mayor es la distancia entre Enviny y Bonaigua.
– La etapa del Angliru tiene dos primeras cortitos y de bastante pendiente antes como son Colladiella y Cordal, pero en general es una etapa a la que le faltan kilómetros de subida y altitud en los puertos. Por lo menos las tres subidas finales van muy bien enlazadas, sin apenas llano entre ellas.
Se modificó el recorrido de la etapa
– La etapa de Fuentes de Invierno no pasa de ser media montaña con un final en alto que tampoco es para tirar cohetes, un primera ni demasiado largo ni de gran exigencia en sus rampas. Tiene bastantes puertos en el recorrido, pero quitando La Colladona, que no es más que un segunda duro al que se le ha exagerado su categoría equiparándolo a un primera, el resto son muy suaves y muy cortos.
Se modificó el recorrido de la etapa
Una característica común de estas cuatro etapas de la Vuelta es el final en alto, con la particularidad de que en tres de ellas la subida final es la más dura del día . Al menos respecto a la edición del 2007 se reduce considerablemente la distancia entre puertos, especialmente entre el penúltimo y el último. También aumenta el número de puertos en cada etapa montañosa así como su dureza. Eso sí, no hay ninguna etapa con el final tras una larga bajada, como si se da en el Giro (etapa de Tirano bajando Aprica tras el Mortirolo) o en el Tour, etapa de Bagneres de Bigorre tras bajar Aspin, y sobretodo etapa de Jaussiers, tras bajar La Bonette.
Para que podamos comparar 5 etapas de cada carrera hemos tenido que incluir el perfil de la etapa de Ponferrada, que realmente no alcanza la categoría de alta montaña y que encima no tiene final en alto y, si no se remedia, con el problema añadido de la enorme distancia entre los dos primeras (el largo y tendido Somiedo y el cortito pero durísimo alto de las Minas) y la no menos enorme distancia entre Las Minas y meta (todavía habría un puerto de tercera no puntuable en ese tramo). En cualquier caso puede tener arreglo porque el Ayuntamiento de Ponferrada pretende incluir el alto de Lombillo en el circuito final programado, puerto de poco más de 2 kilometros pero de grandes pendientes y cuya cima se encontraría a escasos 10km de meta. Los organizadores son reacios dada la estrechez de algunos tramos de carretera, especialmente en la bajada, pero esperemos que el Ayuntamiento les ofrezca todas las facilidades para que esta opción se lleve a efecto.
Finalmente se incluyó el circuito de Lombillo en la parte final
En resumen, la Vuelta tiene un final en alto excepcional, el más duro de las tres carreras, pero ninguna de sus etapas tiene el nivel de exigencia que ofrecen las de Giro y Tour. Por desgracia el Angliru ha eclipsado todo lo demás y nadie parece ser consciente de la tremenda distancia que nos separa de nuestros competidores.
El resto de etapas en línea.
Hay vida fuera de la alta montaña, y muchas veces resulta más interesante. En el 2008 veremos una buena colección de etapas que, sin grandes puertos, pueden deparar un brillante espectáculo y hasta alguna consecuencia en la clasificación general.
El Giro, por ejemplo, ha programado brillantes etapas de media montaña con final en alto como la de Pesconstanzo, con el encadenado Rionero Sannitico-Pietransieri, o sin final en alto como la de Césena, con una trampa como Carpegna de 6km al 10% de media más otro montón de puertos, pero también hay circuitos finales muy exigentes como el de Agrigento, donde se disputó el mundial del 94 con podium para Leblanc, Chiapucci y Virenque, o el de Varese, que acogerá el mundial del 2008, o emboscadas finales como la de Peschici, incluso emboscadas de salida, como la de Catanzaro con la inclusión del largo y desconocido Colle d’Arena. Quedarán muy pocas opciones para los sprinters puros, difícilmente más de 5 ó 6.
El Tour esta vez ha intentando poner algo de media montaña, muy escasa en ediciones anteriores. Así, tendrán una etapa con un final en alto muy suavecito como Super Besse en el Macizo Central, seguida de otra con Entremont y Peyrol estando la cima del último a poco más de 40km de meta. Se acabarán los Pirineos con una etapa que incluye el muy buen primera Col de Creuzette, aunque a 57km de meta. Y se acabarán los Alpes con otra etapa que tiene un puerto más o menos largo, Croix de Montvieux a 34km de meta.
En cualquier caso ni ese final en alto tan flojo ni esas otras tres etapas con sus puertos finales tan lejos de las metas respectivas parece que puedan tener ningún efecto de cara a la general. Nos parece mal pero no es menos cierto que el Tour no pretende darles demasiada relevancia a estas etapas sino más bien dificultar algunas de las llegadas al sprint y generar algún aliciente adicional en esa primera semana tradicionalmente llana o en la transición entre Alpes y Pirineos. También está previsto un final en un repecho en la primera etapa, la que termina en Plumelec. De todas formas seguirá habiendo una buena colección de etapas llanas aptas para sprinters puros, mínimo 8.
La Vuelta, al igual que el Giro ha incluido no pocas etapas de media montaña o cuando menos con emboscadas finales, pero parecen menos brillantes que las etapas italianas. La etapa con final en Sabiñanigo tiene 4 puertos, entre los cuales hay dos segundas durillos y un primera suavecito como Sarrablo, aunque por desgracia se encuentra este a 63 kilómetros de meta. La etapa con final en Suances tiene dos buenos segundas seguiditos (Lunada y Campillo) ambos de largas bajadas, el último a 48km de meta que incluyen un par de tachuelas no puntuables. Ya está comentada la etapa de Ponferrada en el apartado anterior, pero todavía quedaría la etapa de Segovia, con dos primeras (Navacerrada sur y Navafría) y con un circuito final muy bueno (que ya vimos en el Campeonato de España del 95) aunque de nuevo con el problema, recurrente durante toda la Vuelta en las etapas de media montaña, de esos 30km llanos entre la bajada de Navafría y la llegada a Segovia.
En la Vuelta consideramos fundamental concederle un mayor protagonismo del habitual a las etapas de media montaña, máxime teniendo en cuenta que nuestra alta montaña no puede competir con la del Tour y mucho menos con la del Giro. Creemos por lo tanto que se devalúan estas etapas alejando tanto los puertos de las líneas de meta y dificultando los ataques de los corredores, algo que la Vuelta no se puede permitir.
Hay otras dos etapas de la Vuelta con circuitos finales más o menos complicados, en Jaén y Toledo, y que a falta de concretar su recorrido pueden resultar movidas en sus últimos kilómetros. Y no ha defraudado nunca el final en Córdoba previo paso por el alto de San Jerónimo. Incluso es posible que el final en Valladolid incluya alguna tachuela no puntuable más una meta en repecho, aunque eso no está confirmado. En cualquier caso no parece fácil que se den más de 7 finales al sprint.
Da la impresión de que las tres carreras hacen una mayor apuesta por la media montaña, o al menos ponen más de lo que suele ser habitual. La del Giro además parece muy bien puesta y creemos que, sin llegar a ser decisiva, puede dar bastante que hablar. La de la Vuelta también es abundante aunque la creemos peor diseñada, mientras que la del Tour no pasará de mero complemento.
Las cronos.
Este año hay novedades a comentar en los tres frentes.
– Por un lado el Tour abandona el formato de prólogo, ya sea individual o por equipos, y programa una etapa en línea el primer día de carrera, algo que no ocurría desde 1966. Además sólo habrá dos etapas contrarreloj, cosa que no se repite desde 1961. Los kilómetros cronometrados serán 82, la cifra más baja desde 1974 porque si bien las ediciones del 2005, 2004 y 2000 tenían menos kilómetros de contrarreloj individual lo compensaban con unas largas cronos por equipos, cosa que este año no se da.
– En el Giro se han incrementado notablemente los kilómetros cronometrados, casi 102 en total, cifra que no se alcanzaba desde 1995, aunque hay que hacer notar que en las ediciones del 2005, 2003, 2002, 2000, 1999 y 1998 había más kilómetros contrarreloj individual pero no se incluía crono por equipos. También hay 4 etapas contrarreloj, cosa que no se daba desde 1989.
– En la Vuelta hay sólo 63 kilómetros contrarreloj, incluida la crono por equipos de 7km del primer día. Es la cifra más baja desde 1984, si bien en 1988 hubo menos kilómetros de crono individual compensados por la crono por equipos.
Se diría que mientras el Tour y la Vuelta tienden a reducir las cronos en los últimos años, en el Giro tienden a aumentarlas no tanto haciéndolas más largas como metiendo un mayor número de etapas contrarreloj. La diferencia es que mientras en el Tour no es que reduzcan demasiado la dureza de los recorridos respecto a épocas pasadas, en la Vuelta sí que está ocurriendo de manera que la carrera se hace menos exigente. El Giro por el contrario tiene a aumentar la dureza tanto en las cronos como en la montaña.
Llama la atención también el que haya dos cronoescaladas, una en el Giro y otra en la Vuelta. La cronoescalada italiana es para escaladores puros, tiene unas pendientes muy exigentes y se preven diferencias enormes, mientras que la española tiene una primera mitad de falsos llanos y la parte de escalada pura tampoco resulta excesivamente selectiva de manera que los rodadores pueden no sentirse demasiado incómodos en ella, no siendo previsibles unas diferencias excesivamente amplias:
La distribución de la dureza.
Probablemente la estructura de carrera es lo que deja a la Vuelta en mejor lugar respecto al Giro y al Tour. Nuestra opinión es que los organizadores de la Vuelta han acertado casi de pleno, y solo cabría achacarles un par de defectos. El principal es que la última semana ha quedado demasiado suave corriéndose el peligro de que la carrera quede senteciada mucho antes de la última etapa, y lo que es peor, con tres etapas seguidas en esa semana final más o menos llanas que harán decaer el interés de los aficionados si se encuentran con una carrera resuelta y sin nuevos alicientes.
El otro defecto es que la cronoescalada del último sábado vaya justo el día después de la etapa de media montaña con final en Segovia, con lo que lo más probable es que los corredores principales se reserven para la contrarreloj y se desaproveche la etapa en línea. Hubiera sido más conveniente que la cronoescalada fuera el viernes dejando como último recurso para cualquier aspirante la etapa en línea. Igual también es discutible que los dos descansos vayan en viernes y que desde el segundo descanso hasta el último día de carrera haya 9 etapas.
Pero la concepción de los bloques montañosos en general es muy buena, con una primera etapa en sábado que tendrá el final en alto más duro, una segunda etapa en domingo también con final en alto pero más suave y con bastantes puertos en le recorrido previo que generen desgaste y de paso aprovechar la fatiga acumulada del día anterior para atacar a los ciclistas más afectados, y por fin una tercera etapa de media montaña para cerrar el bloque, dar una oportunidad a otros corredores distintos de los líderes y propiciar una etapa con fugas por delante donde tal vez se filtre algún corredor no demasiado mal colocado en la general y con algún equipo intentando echarlas abajo por detrás.
También nos gusta esa primera semana sin grandes puertos pero con buenos circuitos finales y con alguna emboscada como la de San Jerónimo el día de la meta en Córdoba. Además la crono llana está colocada de manera que no perjudice a ninguna etapa anterior o posterior. En todo caso puede ocurrir que, al llegar dicha crono antes que toda la montaña, las diferencias ya estén asentadas y sea difícil que se den grandes cambios en la general cuando la montaña aparezca.
Por el contrario, en el Tour la estructura es claramente mejorable. Y eso que han modificado los hábitos de la primera semana para incluir dos etapas seguidas de media montaña , abandonando la aburrida estructura de 9 etapas iniciales seguidas completamente llanas tan habitual allí. También es destacar que hayan eliminado el prólogo del primer día o la crono por equipos, y que la primera crono llana sea más corta que otros años, lo cual provocará menos diferencias en la general.
Pero en la carrera francesa se ha programado la primera etapa pirenaica sin final en alto y con puertos bastante más suaves que la segunda, que además sí que tiene final en alto. Creemos que la segunda etapa perjudicaría a la primera, como ha venido ocurriendo en los últimos años cada vez que han repetido ese esquema.
También ocurre lo mismo en los Alpes, que empiezan adecuadamente, un final en alto para una etapa con pocos puertos y alejados del último, pero después ponen la segunda etapa de descanso rompiendo el bloque montañoso y pese a que no hay demasiada dureza en las etapas anteriores. Lo peor es que la etapa más innovadora, con dos grandes puertos inéditos por la vertiente que se suben, perfectamente enlazados y con la meta tras una bajada larguísma y muy complicada, puede quedar devaluada al programarse justo el día después la etapa reina de la carrera, con tres grandes puertos y final en alto. El bloque se termina con una etapa de media montaña que probablemente no tenga la menor inicdencia pero que permite acercar este bloque alpino a la etapa final. Seguramente se paliarían los efectos negativos del diseño si el día de descanso estuviera justo tras la etapa de alta montaña sin final en alto en vez de ponerlo el día antes.
La crono final cae en sábado entre dos etapas llanas, lo que nos parece correcto. Sin embargo los tres primeros sábados de la carrera tienen programadas etapas completamente llanas, aunque tal vez el Tour se lo pueda permitir al disputarse en verano.
El Giro ha repetido el esquema habitual de casi siempre, pero exagerándolo. La crono por equipos se disputa el primer día seguida de una buena etapa de media montaña, y justo tras el primer descanso se encuentra la primera crono llana, seguida también de una etapa de media montaña muy selectiva, lo cual constituye un gran acierto porque quienes pierdan tiempo en las cronos pueden resarcirse en la etapa en línea y no es previsible que nadie se reserve. Durante esas dos semanas se disputan casi todas las etapas de media montaña, las emboscadas, los circuitos finales y tal vez la única pega es que el segundo fin de semana hay dos etapas con previsible sprint final.
La alta montaña se ha dejado en exclusiva para la última semana, ni tan siquiera hay un resquicio en esas dos primeras semanas para alguna etapa más o menos llana y con el consabido final en alto de casi todos los años. En las últimas ocho etapas se concentran todos los puertos de categoria especial, la cronoescalada, la crono llana final y hasta una etapa de media montaña, no quedando una sola etapa llana. La estructura podríamos darla por buena si aceptamos este peculiar concentración de esfuerzos, pero presenta el problema de que la cronoescalada durísima a Pian de Corones va justo después de los dos «tappones» dolomíticos con final en alto. Entendemos que sería mejor colocarla antes, o bien programar el segundo día de descanso tras los tappones y la cronoescalada justo después del descanso.
También está la segunda crono llana justo después de una etapa de alta montaña, pero en este caso tal vez tenga menos incidencia negativa porque se trata de una crono relativamente corta mientras que la etapa montañosa es muy dura y representaría la última oportunidad de los escaladores para sacar diferencias de manera que no creemos que se reservaran.
Esta vez nos gusta la estructura de la Vuelta, pues la vemos con menos aspectos discutibles que en anteriores ocasiones, mientras que el Giro y sobretodo el Tour si que presentan algunas peculiaridades bastante dudosas.
Conclusiones.
La Vuelta del 2008 tendrá más etapas montañosas y más puertos en cada etapa, que además serán más duros, estarán más cerca de las líneas de meta y habrá menos llano entre ellos. Además la dureza está bastante bien distribuída a lo largo de toda la carrera. Todo esto constituye un gran avance que aplaudimos sin reservas porque presupone la voluntad de mejorar por parte de los organizadores.
Sin embargo no compartimos el entusiamo casi unánime que ha generado este diseño. Celebramos las mejoras, pero no olvidamos las carencias, que también son muchas. La distancia con el Tour y sobretodo con el Giro es abismal, y se debe principalmente a la elección de los puertos, desaprovechándose todavía muchos que se mantiene inéditos o infrautilizados. Tampoco se le da a la media montaña el protagonismo que nuestra geografía le otorga y que además sería una ventaja competitiva indudable puesto que ni Italia ni mucho menos Francia pueden combatir con nosotros en ese frente. Y no nos gusta en absoluto la reducción de kilómetros cronometrados en la Vuelta, sobretodo cuando al mismo tiempo se ha optado este año por aumentar la dureza de la montaña.
Vamos en el buen camino, pero todavía hay un gran trecho por recorrer. Sería una lástima volver a atrás si, por ejemplo, la participación en el año 2008 fuese decepcionante y se le echase la culpa al recorrido. Creemos que hay que incidir en él, pero corrigiendo los detalles menos favorables.
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