La media montaña, esa gran desconocida.

Presentamos ahora el apartado del Estudio para la Mejora de los Recorridos de la Vuelta a España dedicado a la media montaña.

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Como ya hemos dicho anteriormente, España es un país muy montañoso. Ciertamente nuestra alta montaña, aunque hayamos demostrado que existe, tampoco es que pueda compararse con la francesa o la italiana. Por lo tanto consideramos un error grave intentar competir con el Giro o con el Tour a base de etapones y muchos grandes puertos encadenados pues en igualdad de condiciones los suyos serán considerablemente más espectaculares.

No debemos renunciar a una o dos etapas de alta montaña por edición, ya hemos demostrado también que disponemos de ella en suficiente medida. Pero en lo que ni Italia ni mucho menos Francia pueden competir con España es en la media montaña, en los puertos pequeños.

Francia básicamente tiene dos focos de altísima montaña, Alpes y Pirineos, y dos focos más en donde se encuentra sobretodo la media montaña, Macizo Central y Vosgos. El resto del territorio, más o menos las tres cuartas partes, es muy llano. Por lo tanto, como quiera que la aspiración de los organizadores es recorrer la mayor parte de la geografía francesa,les quedan muy pocas jornadas para dedicárselas a la montaña ya sea alta o media, así que es de obligado cumplimiento rentabilizarlas al máximo. Lo normal es que despachen la carrera con dos o tres etapas pirenaicas y otras tantas alpinas. En algunas ocasiones hacen incursiones en la media montaña pero siendo conscientes de que pueden estar restando jornadas a los colosos. En cualquier caso, dada la tremenda dureza de la alta montaña francesa, rara vez queda la media montaña de ese país mas que como un mero complemento para lucimiento de los gregarios.

El caso de Italia es algo distinto. Allí sí que hay abundantísima media y alta montaña. Su problema es la distribución. Casi toda la alta montaña se encuentra en los Alpes, al norte del país, mientras que casi toda la media montaña está en los Apeninos, la cordillera que recorre el país de norte a sur. Por lo tanto es habitual que en la primera semana recorran la bota e incluyan sobretodo etapas de media montaña o como mucho etapas con un solo puerto duro. Los encadenados de grandes puertos quedan para la segunda mitad de la prueba y casi todos se hacen en los Alpes. Pero la riqueza alpina llega a tanto que la tendencia es minimizar el espacio dedicado a la media montaña para dedicarle más tiempo a la montaña grande, lo contrario sería mal recibido tanto por los aficionados como por los propios corredores. El resultado es que la alta montaña está muy concentrada en el tiempo y que la media montaña tiene poco peso.

En España la ventaja es que tenemos menos alta montaña pero muy dispersa de manera que podemos colocarla en cualquier momento de la carrera. Pero es que además la media montaña es tanta que prácticamente se puede hacer una Vuelta entera de tres semanas contando solo con etapas de estas características sin necesidad de centrarse en una sola zona del territorio. Esto sería difícil en Italia e impensable en Francia.

Por eso entendemos que la media montaña debería ser la nota distintiva de nuestra carrera, la que nos haga originales y más atractivos. El Giro y el Tour no pueden competir con nosotros en este terreno.

Por si fuera poco, la media montaña tiene otras ventajas muy dignas de tener en cuenta:

  • En primer lugar no intimida tanto, por lo que resulta ideal para atraer a buenos corredores durante las fechas en que se disputa la Vuelta.
  • En segundo lugar, los puertos pequeños por si solos no suelen servir para romper la carrera, pero una sucesión de ellos bien enlazados dificulta mucho el control por parte del pelotón convirtiéndose la carrera en un espectáculo más vibrante porque habrá muchos corredores con posibilidad de escaparse e intentar sacar ventaja.
  • En tercer lugar porque las etapas de media montaña no suelen terminar en alto y por ello es muy poco probable que los equipos de los líderes, especialmente si son escaladores, estén interesados en bloquear la carrera e impedir las fugas.

Y la prueba de que, en efecto, la media montaña propicia un ciclismo más ofensivo y espectacular está en la propia Vuelta a España. Unipúblic ha organizado 28 ediciones, 29 contando la de este año, y en todo ese tiempo jamás ha habido un ganador final de la carrera que culminase con éxito una escapada lejana en alguna etapa que terminase en un puerto de primera categoría. Las veces que ocurrió fue siempre en etapas de media montaña, y tan solo en una ocasión acabó en alto, pero se trataba de una subida que solo puede catalogarse como de segunda categoría (el Naranco).

Veamos los ejemplos:

La edición de 1980, que no tenía ningún final en alto, vería como Rupérez consigue escaparse y llegar en solitario en una etapa con pocos puertos y lejos de meta que además se programó en la primera semana. La ventaja le sirvió para hacerse con la victoria final.

san-quirze-seo-de-urgell

En 1985 se disputó una etapa mítica que coronó inesperadamente a Perico Delgado, escapado junto a Pepe Recio y consiguiendo remontar una desventaja de seis minutos largos con respecto a un Robert Millar completamente desasistido de compañeros.

perico

En 1990 fue Giovanetti el que escapado con otros corredores, entre los que se encontraba por ejemplo Gorospe, logró una ventaja que se haría insalvable pese a que faltaba todavía por disputar toda la alta montaña de la prueba así como las cronos largas.

loja - ubrique

En 1993 el que se escapó descendiendo la Cobertoria bajo la lluvia fue Rominger y logró sacar una ventaja a Zulle (que se cayó en ese mismo descenso), suficiente como para terminar ganando la carrera. Es cierto que terminaba en el Naranco, pero no se trata de un «primera», ni lo eran el resto de puertos de la jornada excepto la propia Cobertoria.

gijon - naranco

Mención aparte merece la famosa etapa desde Salamanca hasta Ávila recorriendo la sierra de Gredos porque hasta en tres ocasiones sirvió para que el ganador final consiguiera aventajar decisivamente al resto de competidores.

– La primera y memorable vez fue cuando un Hinault contra las cuerdas, en compañía de Belda y Lejarreta que a duras penas le podían seguir, destrozó a todos los rivales en Serranillos y probablemente hundió a Gorospe hasta el punto de que jamás llegó a recuperarse del todo.

– La segunda fue en el 87, cuando Lucho Herrera consolidó la ventaja que ya tenía (en este caso se salía de Barco de Ávila y se ascendía Pedro Bernardo enlazando con la ascensión a Serranillos.

– La tercera, en el 95, fue tal vez la más sorprendente, pues Jalabert se escapó en solitario desde lejísimos y le metió una minutada al pelotón arruinando las posibilidades de Olano.

salamanca - avila

Pero es que hay múltiples ejemplos a lo largo de la historia que certifican la bondad de la media montaña cuando se trata de hablar de espectáculo ciclista. Se trata de etapas muy nerviosas, muy difíciles de controlar, que favorecen a los corredores valientes y suelen penalizar a los conservadores, que pueden servir para que se luzcan tanto los líderes como los gregarios, tanto los escaladores como los rodadores, que pueden rendir un beneficio en forma de segundos ganados o en forma de desgaste para los rivales.

Por supuesto, para los espectadores resulta mucho más divertido porque suele haber movimiento durante buena parte de la etapa. Recordemos que el ciclismo vive de sus patrocinadores, los cuales no rentabilizan sus respectivas inversiones publicitarias si no hay audiencia. Hay que proporcionar a los aficionados un espectáculo que les atraiga y que les convenza de que merece la pena pegarse al televisor desde el principio hasta el final, algo que no suele conseguir una etapa más o menos llana pero con un final en alto pues los espectadores tienden a desentenderse de la retransmisión hasta los últimos kilómetros.

Nuestra intención es demostrar que se pueden hacer grandes etapas de media montaña sin el menor problema de infraestructuras por toda España, que este tipo de etapas pueden ser más decisivas que las de alta montaña y que, en nuestra opinión, deben ser la base sobre la que se construya la Vuelta.

4 comentarios en “La media montaña, esa gran desconocida.

  1. Hola Manolo, perdón por el retraso en contestar.

    Esa es una de las ventajas de la media montaña, que al ganar importancia la valentía y la táctica puede resultar mucho más imprevisible que otro tipo de etapas, premiándose la combatividad y la inteligencia en carrera y no sólo la fuerza física.

    En el caso concreto de la jornada de Fuente Dé, Contador tuvo el coraje para intentarlo muy lejos de meta, dándole la vuelta a la general y ganando finalmente la prueba pese a que el corredor más en forma era probablemente Joaquim Rodríguez.

    Y esta claro que la hazaña de Contador es mérito suyo y de su equipo, pero no nos parece una casualidad que lo consiguiera en una de las pocas etapas de montaña donde la subida final no era dura (aunque si larga, lo que provocó que casi le atrapara Valverde), mientras que en las jornadas con muro final el desarrollo fue casi siempre más predecible y repetitivo, con los favoritos esperando a los últimos km.

    Un saludo.

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