- Relacionada: Etapas en Haro con el Puerto de Herrera.
En esta ocasión no vamos a hablar ni de un puerto desconocido ni de ningún gran coloso. Esta entrada la dedicamos al Puerto de Herrera, uno de los clásicos puertos vascos y que, aún siendo duro, no pasa de ser un Primera Categoría, pero que fue durante años uno de los grandes escollos de la Vuelta a España. En este reportaje hablaremos sobre su historia en la Vuelta a España, preparando así el terreno para una futura entrada con propuestas de etapa con Herrera como protagonista.
El Puerto de Herrera, un clásico de las Vueltas de El Correo
Durante los 24 años (1955-1978) en que la Vuelta estuvo organizada por El Correo Español – El Pueblo Vasco, uno de los puertos relevantes más transitados fue el de Herrera, programado hasta en 10 etapas de las que 8 fueron en línea y dos en forma de contrarreloj, subiéndose siempre por su vertiente más exigente excepto en una de las cronos. De todas ellas destacan especialmente dos etapas, que comentaremos en profundidad antes de dar una breve pincelada sobre el resto:
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1971, la exhibición de Ocaña.
La más destacada fue la que se programó en 1971, puesto que deparó la mayor exhibición de Luis Ocaña en la Vuelta a España. La etapa se disputó entre Bilbao y Vitoria y se pasaba por los duros puertos de Orduña y Herrera, aunque había mucho llano entre ambos. Desde la cima de Herrera había 32 kilómetros hasta la meta, que no eran llanos del todo porque tras la bajada del puerto aún quedaba la tachuela no puntuable del Alto de Vitoria. Ocaña, que trataba de revalidar la victoria lograda en 1970, había perdido 5 minutos largos en unos abanicos camino de Pamplona, pero su carácter indómito no le permitía rendirse, y en esta etapa decidió atacar subiendo Orduña, a unos 140 kilómetros de la llegada. Logró atrapar a un numeroso grupo de fugados entre los que se encontraban 3 gregarios suyos en el BIC, y a partir de ahí se estableció una persecución en el larguísimo llano intermedio de la que se vió beneficiado.
Tiraba del pelotón el Orbea del líder, Lasa, que consiguió mantener las diferencias en torno a un minuto y luego fue rebajándolas, pero el desgaste fue tremendo. Cuando parecía que se hacía la calma, Ocaña comprendió que por detrás venían muy castigados y apretó la marcha otra vez, de manera que cuando se inicia la ascensión a Herrera hay un grupo de 14 corredores encabezados por el conquense que ya saca al pelotón unos dos minutos. Tras un primer arreón de Ocaña sólo pueden seguirle a duras penas Bracke, Scheppers y Martos. A unos kilómetros de la cima da el hachazo definitivo y ya no podrán atraparle.
El trío empezó el descenso con casi un minuto de desventaja sobre Ocaña, y llegaron a estar a apenas 30 segundos, pero era imposible atraparle, estaba desatado y empezó a distanciarse progresivamente. El pelotón simplemente sobrevivía, pero desangrándose. En la meta Ocaña sacó algo más de dos minutos a ese trío, y alrededor de 7 minutos y medio al grupo del anterior líder. Bracke se ponía 1º en la general con sólo 17 segundos sobre Scheppers y 2’27» sobre Ocaña. El cuarto ya era Lasa a más de 5 minutos. Y más atrás aún corredores de la talla de Poulidor, Zoetemelk o incluso el español Tamames, segundo en la Vuelta del año anterior justo tras Ocaña.
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1956, se estrenan Herrera y la rivalidad entre Bahamontes y Loroño.
La otra etapa memorable fue la del estreno de Herrera, en 1956. El trazado era muy parecido al del 71, pero con más llano entre puertos. Era la penúltima de aquella edición, y estaba de líder el italiano Conterno, con Bahamontes a 8 segundos, Loroño a 43 segundos y el belga Impanis a casi minuto y medio. El resto ya estaba bastante lejos. Al inicio de Orduña ataca Aizpuru, que iba de los últimos en la general, y le dejan ir. Coge una ventaja insalvable y acaba ganando con mucha holgura.
A poco de comenzar la subida a Herrera pincha Bahamontes, y es el momento que aprovechan los italianos para atacar a bloque. Por cierto, la carretera de Herrera es poco menos que un camino de grava y piedrecillas. Aún así Bahamontes por la cima sólo pierde medio minuto. Conterno y sus gregarios, Padován y Astrúa, más Loroño se destacan, luego están De Filippis y Chacón, que no corre para la selección nacional sino para un equipo regional. Y más atrás Bahamontes, a punto de cazarles al inicio de la bajada, pero que vuelve a pinchar. Aún más atrás van los belgas, con Steenbergen tratando de tirar de Impanis.

El Puerto de Herrera en 1958, con Loroño al fondo. Nótese el estado de la carretera/camino. Foto de Paco González Untoria.
Bahamontes se rehace y caza al grupo intermedio, del que se descuelga Chacon por un pinchazo pero al que se incorpora Ven Steenbergen viniendo desde atrás. Pero a Bahamontes no le vale de nada porque pincha una tercera vez a 7 kilómetros de meta. Van Steenbergen y De Fillipis en un supremo esfuerzo consigue atrapar al grupo del líder, pero Bahamontes se hunde. Al final gana Aizpuru con casi 9 minutos de ventaja. Padován se adelanta un pelín, y llegan juntos Steenbergen, Loroño y el líder Conterno con sus gregarios Astrúa y De Filippis. Por su parte Impanis pierde alrededor de un minuto, entrando con Chacon y Buratti, mientras que Bahamontes, que se ha quedado sin compañeros, pierde 4 minutos, entrando en un grupito con otros 8 corredores de los que sólo Bernardo Ruiz era de la selección española.
En la general ya sólo cuentan Conterno y Loroño, que se encuentra a 43 segundos del italiano. Impanis ya pierde 2’24» y Bahamontes 3’57». Bahamontes estaba muy cabreado, no sólo por los 3 pinchazos sino porque pensaba que debía haber sido el líder del equipo al estar mejor clasificado en la general, y se quedó solito mientras que Loroño no le esperaba y los otros compañeros estaban muy lejos. Quedaba la etapa final, con Sollube a 50 kilómetros de meta.
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El resto de etapas en línea.
El resto de las etapas en línea no brillaron tanto aunque también tuvieron sus detalles dignos de ser contados.
En 1958 la etapa se disputaba entre Soria y Vitoria y se pasaba por Piqueras antes de Herrera. Van Looy era un líder sólido, con Stablinsky en segundo lugar y Manzaneque tercero, y el resto ya bastante alejados. Bahamontes lo intentó en Piqueras pero le pillaron en el descenso y hubo reagrupamiento hasta Herrera, momento que aprovecharon 8 corredores para escaparse y de este grupo salió el vencedor de etapa, Marigil, que se impuso a Iturat, y por detrás el resto de los fugados. En Herrera volvería a intentarlo Bahamontes junto con Loroño, pero Van Looy estuvo muy atento y desbarató el ataque, no produciéndose nuevas intentonas, llegando a meta juntos todos los corredores importantes. La general quedó igual, pero al día siguiente Van Looy abandonaba por una lesión de rodilla.
En 1960 sí que hubo batalla, pero no tuvo resultados prácticos aunque sí mucha controversia. El desarrollo de la carrera había sido estrambótico, con una sucesión de fugas bidón con llegaban con ventajas escandalosas. Como resultado estaba líder Desmet, con 3 minutos de ventaja sobre Pacheco, y el resto ya estaba alejadísimo.
La etapa la ganó Suárez atacando de salida en una etapa que desde San Sebastián a Vitoria pasaba Karabieta, Urkiola y Herrera. Detrás de Suarez hubo más fugados que iban en llegando de uno en uno o de dos en dos, entre ellos Bahamontes, que antes de empezar la etapa ya llevaba perdidos tres cuartos de hora. Pero en el pelotón se produjo un pinchazo de Pacheco a poco de comenzar la ascensión a Herrera, y eso dio pie a los belgas Desmet y De Mulder para atacar, secundados por los españoles del Faema, Botella y Manzaneque y detrás algunos otros españoles del Kas, que no relevaban porque llevaban por delante a varios compañeros, entre ellos Karmany, cuarto en la general. También se metió Loroño en el grupo del líder. Pacheco terminóó atrapando al líder a 3 de meta, de manera que el único cambio significativo en la general fue que Karmany ganaba casi dos minutos y que De Mulder se descolgaba al final perdiendo dos minutos y medio.
El problema estaba en que Pacheco empezó la temporada en el Faema pero fue postergado por el equipo, tal vez por declararse amigo de Bahamontes, que sorprendentemente acaba de fichar por el Faema pese a tener roces con casi todos su compañeros y con su director, Bernardo Ruiz. Pacheco tuvo que buscarse trabajo en el Licor 43, y resulta que ahora era el español con más opciones. Pacheco, su director y algunos medios de comunicación acusaron al Faema de confabularse con los belgas en contra de los intereses españoles por pura venganza contra su antiguo corredor.
En 1965 la etapa también salía de San Sebastián y volvía a concluir en Vitoria, pero con puertos más suaves antes.Portaba el amarillo Wolfshol, el gregario de Poulidor que había alcanzado el liderato en una escapada bidón y luego lo había consolidado en la etapa de Montjuic, y esos momentos le sacaba al segundo más de 6 minutos, y además era el propio Poulidor, que había consentido en que su gregario se alzase con el triunfo, así que la carera iba siempre bloqueada y nadie daba batalla. Fue una etapa anodina, casi siempre en pelotón, nadie atacó en Herrera salvo los típicos acelerones de Bahamontes y Julio Jiménez por los puntos en la cima, y al final ganó al sprint Van Looy, que conseguía su octavo triunfo parcial ese año.
En 1975 se volvió a subir Herrera en una etapa muy parecida a la del 71, pero acabando en Miranda de Ebro, lo cual alejaba Herrera de la meta 9 kilómetros. Era la penúltima etapa y última oportunidad para los escaladores, pues al día siguiente había un doble sector con una crono de 31 km ondulados por la tarde en San Sebastián. La general estaba liderada por Perurena, del Kas, con 57 segundos de ventaja sobre Lasa, también del Kas, y 1’20» sobre Tamames del Super Ser. A 2’09» estaba Ocaña, compañero de Tamames en el Super Ser, y a 2’50» un joven Kuiper. El resto ya estaba a 4 minutos o más.
Antes de Herrera no hubo nada digno de destacar y se llegó en pelotón al inicio de la subida. Ataca Ocaña, pero enseguida se le pegaron Lasa, Tamames y Kuiper. No conseguían sacar demasiada ventaja, y por la cima sólo tenían 40 segundos que fueron enjugados por el grupo del líder, Perurena, bajo una intensa lluvia y mucha niebla aparte de frío y viento. Pero antes de que llegase el pelotón (poco numeroso), ya se había marchado Kuiper aprovechando que el mal tiempo le venía mejor que a los españoles. Y de ahí a meta consiguió consolidar una ventaja de 45 segundos (más 10 de bonificación). Tras él entró un grupo de 18 corredores con todos los de la general, logrando Tamames el segundo puesto y los 4 segunditos correspondientes.
El trazado del 76 era similar al del 71, pero añadiendo tras Vitoria un tramo que concluía con la meta en el murito del Santuario de Oro, 59 kilómetros después de coronar Herrera. Aquella edición había concentrando la montaña en la última semana, de manera que la general venía muy apretada. En esos momentos el líder era Kuiper, y fue quien más tiempo perdió en la etapa debido a una avería al inicio del muro final. Pero en realidad la etapa vino muy tranquila, ni hubo batalla en Herrera, y todo se quedó para los últimos kilómetros, donde las diferencias entre los capos fueron de segundos. Kuiper mantuvo el amarillo por sólo dos segundos frente a Pesarrodona y Ocaña. Nazábal quedaba a 14 segundos, López Carril a 45 segundos, y Thurau a 1’50», a falta de la crono del último día en San Sebastián de 31 kilómetros.
La última etapa en línea de La Vuelta pasando Herrera fue en la edición de 1978, precisamente la última organizada por El Correo. En realidad era una etapa cortita entre Logroño y Miranda de Ebro, y el único puerto era Herrera. Un Hinault debutante en grandes vueltas se estaba dando un atracón, y no tanto por el tiempo que en esos momentos sacaba como por la sensación que estaba dando. Ya había ganado 4 etapas, y era tal su superioridad que incluso Pesarrodona, segundo en la general a tan sólo 34 segundos, ya había dicho que era imposible desbancarle.
Se empieza Herrera con un minuto de ventaja para un trío escapado donde Nazábal se marcha de sus acompañantes, pero nunca sacó demasiada ventaja y con un arreón Belda le da alcance ya cerca de coronar, con Hinault a la expectativa. Belda pasa primero, unos segundos después Nazábal y ya todo el pelotón muy estirado. Hubo reagrupamiento en el descenso, y al final un acelerón de cinco corredores a 8 kilómetros de meta permitió que llegaran destacados con 49 segundos de ventaja sobre el pelotón. Se impuso Vandenbrande por delante de Alfonsel, Chalmel, Perurena y Didier.
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Las dos cronos con Herrera.
En 1966 se disputó la primera crono que pasaba por el puerto de Herrera, aunque lo hizo por su vertiente norte, más larga pero más tendida. Era un trazado durísimo entre Vitoria y Haro, tanto por su longitud, 61 kilómetros, como por su perfil, también incluía el no puntuable Alto de Vitoria al inicio de la etapa. Esa crono estuvo marcada por la superioridad aplastante del Kas en toda aquella edición, que ya habían montado un abanico de salida en una etapa llana con ocho de sus diez corredores en él. Pero también se metieron un belga y dos holandeses, y uno de ellos, Ceest Haast, estaba líder justo antes de la crono con Etxebarria a 10 segundos, Momeñe a 23 y otros 3 Kas a menos de 1’30» de él. Pero al poco de comenzar la crono las referencias dejaban claro que el holandés no mantendría el liderato, de hecho perdió ese día cinco minutos, dejando la carrera en manos de los corredores del Kas. ¿Hubo órdenes de equipo?. Tal vez, el caso es que acabó imponiéndose Gabica en la etapa y se puso líder. Ya no hubo cambios en la general, y la carrera se la llevó Gabica por delante de su compañeros Velez y Echeverría, ambos a menos de un minuto, y con 6 Kas entre los 7 primeros.
La segunda crono que incluía Herrera, ya por su vertiente habitual, se disputó en 1967 entre Laguardia y Vitoria. Era algo más corta, de sólo 44 kilómetros, y en su tramo final también incluía el alto de Vitoria. Tras esa crono sólo quedaba tres etapas, y una de ellas era otra crono quebrada. El problema era el recorrido global de aquella edición, con muy poca montaña y de bastante poco nivel. Se produjeron así sucesivas escapadas bidón en etapas más o menos llanas, y los corredores más destacados que se filtraron en ellas fueron los que acabaron imponiéndose. Era líder Ducasse, un gregario de Janssen, con una ventaja holgadísima, rondando los seis minutos con San Miguel y Aurelio González, y siete sobre López Rodríguez. El propio Janssen estaba a casi siete minutos y medio de Ducasse, y sus rivales no tenían nada que hacer contra él en las cronos que faltaban. La única duda era saber si ganaría Janssen o lo haría su compañero, como ya ocurrió con Wolfshol y Poulidor en el 65, o con Altig y Anquetil en el 62. Y esta vez ganó el jefe de filas. Ducasse perdió una minutada en la lluviosa crono de Herrera, 9 minutos y medio con un Poulidor ya descartado que se benefició de que los favoritos no arriesgaran, y 6 minutos y medio con Janssen. Mantuvo el liderato por 53 segundos, pero quedaba otra crono por disputar que le daría la puntilla.