TOUR DE FRANCIA 2015

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Al igual que en las demás carreras de 3 semanas, el análisis de la prueba estará dividido en varias partes, para facilitar la búsqueda de la información y que no quede una entrada excesivamente larga.

En esta 1ª parte: introducción e historia y análisis del recorrido, incluyendo los enlaces a todas las etapas, puertos y valoración crítica.

Las demás entradas sobre el Tour de Francia 2015:

  • Previo  (análisis del recorrido tras la presentación, con las etapas de montaña, enlaces a puertos y valoración)
  • Participación  (ránking de favoritos a la general, clasicómanos y velocistas, etc)
  • 1ª Semana  (análisis de las etapas 1ª a 9ª)

Introducción e historia


El sábado 4 de julio dará comienzo la 102ª edición del «Tour de France», la prueba por etapas más prestigiosa de la temporada, así como la más esperada por la gran mayoría de los aficionados al ciclismo profesional, siendo el tercer acontecimiento deportivo más seguido después de los Mundiales de fútbol y las Olimpiadas, con la ventaja de disputarse cada año.

Este año la carrera se presenta muy interesante, sobre todo a nivel de participación, con un duelo a 4 bandas entre Contador, Froome, Nibali y Quintana, ganadores de 7 de las últimas 8 GV, además de varios jóvenes muy prometedores y veteranos que intentarán ponérselo difícil, contando también con una gran representación de clasicómanos y sprinters, siendo una de las mejores participaciones de las últimas décadas. Desgraciadamente, no puede decirse lo mismo del recorrido, muy montañoso pero completamente desequilibrado, abusando de los finales en alto y sin apenas CRI, echándose además en falta una auténtica etapa reina, si bien a cambio cuenta con alicientes en casi todas las jornadas.

El origen del Tour data de inicios del siglo pasado, cuando Geo Lefevre, redactor del periódico L´Auto (actualmente L´Equipe), le propuso a su director, Henry Desgranges, la celebración de una carrera ciclista que uniera las principales ciudades francesas, para conseguir aumentar las ventas del periódico y superar al diario competidor Le Velo. Así pues, en julio de 1903 y no sin dificultades, incluyendo un cambio de fechas respecto a lo que estaba previsto, se disputó la edición inaugural -> mapa, con 2.428 km divididos en 6 etapas y victoria final para Maurice Guerin, con casi 3 horas de ventaja sobre el 2º clasificado y una velocidad media de 25,7 km/h.

Durante los primeros años los organizadores tuvieron muchos problemas para sacar la carrera adelante, lo que les llevó a buscar nuevos alicientes. De este modo, en 1905 la general se estableció en base a una clasificación por puntos (sumando la posición en cada etapa, siendo 1º el que acumulara menos puntos) en lugar de por tiempos, aunque volvería a calcularse de ese modo en 1913. Además, aumentó el nº de etapas de 6 a 11, sustituyendo el Col de la Republique, que había sido la única dificultad montañosa de las primeras ediciones, por Ballon d´Alsace en los Vosgos y Bayard + Laffrey en los Alpes.

Esto reactivó la prueba, pero cuando en 1909 Francois Faber, un corredor de casi 90 kilos, ganó 6 etapas y la general final, los organizadores decidieron jugarse el todo por el todo y estrenar los Pirineos en 1910, programando 2 etapas brutales, sobre todo por el kilometraje y las condiciones de la época, con los puertos sin asfaltar: Perpiñán-Luchon (289 km), con Port, Aspet y Ares; y Luchon-Bayona (326 km) -> galería fotográfica, teniendo que superar Peyresourde, Aspin, Tourmalet, Aubisque y Osquich. Durante esta 2ª etapa, al coronar el Aubisque, se produjo el famoso grito de Octave Lapize contra de los organizadores: «Assassins, vous êtes des assassins!». En el artículo Memoria de un asesinato se puede rememorar la gestación y desarrollo de esta mítica etapa.

Lapize en el Tourmalet en 1910. Foto de arueda.com, click para crónica

A pesar de las quejas de los corredores, el éxito deportivo y mediático hizo que en 1911 los organizadores no sólo repitieran las jornadas pirenaicas sino que se atrevieran con el más difícil todavía: una etapa en el corazón de los Alpes, Chamonix-Grenoble (366 km), en la que se estrenó el impresionante Galibier (hasta la cota 2.556 m, atravesando la parte final por el túnel). El ciclista que cornó en primer lugar fue Émile Georget, que tras 2h y 38′ de ascensión sin poner pie a tierra exclamó ante los aficionados: “¡Os he dejado pasmados”!. El impacto del Galibier fue tal que el propio Desgranges abrió el periódico L´Auto al día siguiente con un “acta de adoración” a la grandiosidad del puerto y el esfuerzo de los corredores para superarlo.

Ya con Pirineos y Alpes consolidados en el recorrido, el Tour fue creciendo en importancia, aumentando el kilometraje y el nº de etapas, con los records de 5.745 km en 1926 y 31 etapas en 1937 (12 normales, 5 con doble sector y 3 con triple). La carrera sólo dejó de disputarse durante las Guerras Mundiales, de 1915 a 1918 y de 1940 a 1946. Y fue en 1919, justo tras el 1º de estos conflictos, en el que murieron 3 ganadores de la prueba (Lucien Petit-Breton, Francois Faber y el propio Lapize), cuando el Tour estrenó una de sus señas de identidad: el maillot amarillo para distinguir al líder de la general. El resto de maillots fueron introducidos mucho más tarde, con el verde de la regularidad y el blanco con puntos rojos de la montaña estrenándose en 1953 y 1975 respectivamente.

A lo largo de la historia hay 4 corredores que destacan claramente en el palmarés del Tour, habiendo obtenido 5 victorias en la general: Jacques Anquetil (1957, 61, 62, 63 y 64), Eddy Merckx (1969, 70, 71, 72 y 74), Bernard Hinault (1978, 79, 81, 82 y 85) y de 1991 a 1995 Miguel Indurain, teniendo «el caníbal» el record de victorias de etapa y días de amarillo, con 34 y 96 respectivamente. Aclarar que hasta 2012 figuraba en cabeza del palmarés Lance Armstrong, con 7 triunfos consecutivos de 1999 a 2005, pero su sanción por dopaje hizo que todos sus resultados en esa época fueron eliminados, quedando la victoria vacante debido a “la nube de sospechas que permanece desde ese periodo oscuro”, según palabras del comunicado que publicó la UCI.

Mención especial merecen Philippe Thijs y «el fraile volador», Gino Bartali, con 3 y 2 victorias respectivamente pero que sin los parones provocados por las guerras mundiales podrían haber alcanzado un palmarés mejor. De hecho, fueron capaces de ganar antes y después de los conflictos bélicos, con 10 años de diferencia en el caso de Bartali (de 1938 a 1948). Otros ciclistas con resultados de mucho mérito son Raymond Poulidor, con 8 podios, y Joop Zoetemelk, con 7 (incluída una victoria), ambos con carreras muy largas pero perjudicados al haber coincidido con grandes dominadores: Anquetil y Merckx en el caso de “Pou Pou”, y el propio Merckx e Hinault en el de Zoetemelk.

Respecto a los corredores españoles, hasta finales de los 50 sólo Bernardo Ruiz acabó entre los 3 primeros (1952), pero desde entonces se han convertido en grandes protagonistas, destacando las victorias de Fede M. Bahamontes en 1959 (+ 2 podios y 6 clasificaciones de la montaña); Luis Ocaña en 1973, un triunfo que podría haber conseguido ya en 1971 de nor ser por su grave caída en el descenso de Mente, cuando era líder; Pedro Delgado en 1988 (más 2 podios); el “repóker” de Indurain en los 90; Oscar Pereiro, en 2006, tras la descalificación de Landis por positivo; Carlos Sastre en la edición de 2008, con un gran ataque en Alpe d´Huez; y Alberto Contador en 2007 y 2009 (también acabó 1º en 2010 pero fue sancionado posteriormente), colocándose como el tercer país con más triunfos en la general después de Francia y Bélgica, con 36 y 18 victorias respectivamente.

En el resto de categorías, Richard Virenque tiene el mayor nº de victorias en la clasificación de la montaña, con 7 triunfos (1994, 95, 96, 97 , 99, 03 y 04), superando las 6 victorias que consiguieron 2 de los mejores escaladores de la historia, el mencionado Bahamontes y Lucien Van Impe. Asimismo, Eric Zabel domina la clasificación de la regularidad, con 6 triunfos consecutivos entre 1996 y 2001, seguido por los 4 maillots verdes de Sean Kelly; mientras que Jan Ullrich y Andy Shleck empatan a 3 victorias en la clasificación de los jóvenes.

En la pasada edición, marcada por las caídas de Froome y Contador, la victoria fue para el italiano Vincenzo Nibali, que tras hacerse con el liderato en la 2ª etapa, con triunfo incluído, y consolidarlo la jornada del pavé ya no lo abandonó hasta el final de la prueba, arrasando con otras 3 victorias de etapa y aventajando al 2º, Jean C. Peraud, en más de 7 minutos, con el también galo Thibaut Pinot completando el podio. En las demás clasificaciones, el propio Pinot se impuso entre los jóvenes, mientras que la montaña fue para Rafal Majka, con Peter Sagan consiguiendo la regularidad por tercer año consecutivo, si bien el corredor con más triunfos, empatado con Nibali, fue de nuevo Marcel Kittel, con 4 victorias.

El podio con ganadores de todas las clasificaciones en 2014. Foto sidces.com

  1. Vincenzo Nibali (Astana) 89 h 59′ 6» (40.679 km/h)
  2. Jean Cristophe Peraud (Ag2r La Mondiale) a 7′ 37»
  3. Thibaut Pinot (FDJ.fr) a 8′ 15»
  4. Alejandro Valverde (Movistar) a 8′ 40»
  5. Tejay Van Garderen (BMC Racing) a 11′ 24»
  6. Romain Bardet (Ag2r La Mondiale) a 11′ 26»
  7. Leopold König (NetApp Endura) a 14′ 32»
  8. Haimar Zubeldia (Trek Factory) a 17′ 57”
  9. Laurens Ten Dam (Belkin) a 18′ 11»
  10. Bauke Mollema (Belkin) a 21′ 15»

Recorridos

Una de las señas de identidad históricas de la prueba han sido una serie de grandes puertos de paso que por su dureza, sin rampas exageradas pero largos y con mucho desnivel, y habitual presencia en carrera han sido claves en muchas ediciones, convirtiéndose en míticos. En ese sentido y junto a los ya mencionados Tourmalet, Aubisque, Peyresourde y Galibier, destacan los puertos alpinos de Izoard (últimos 14 km) y Vars, estrenados en 1922; Glandon – Croix de Fer, en 1947; el Mont Ventoux en 1951, aunque después también ha sido meta; Madeleine (1969), estrenándose en 1975 la vertiente sur, aún más dura; y el temido Joux Plane (1978), más corto que los anteriores pero con mayor pendiente media, con casi 12 km al 8,5%, y un peligroso descenso hasta Morzine.

En 1952 fue el turno para los primeros finales en alto, con el estreno de Alpe d´Huez“la montaña de los holandeses”Sestriere, en territorio italiano, y Puy de Dôme, en el Macizo Central, con victorias de Coppi. Lo curioso es que este tipo de llegadas, hoy muy abundantes, no gustaron en su momento, ya que la lucha podía quedar reducida a la subida final. Como ejemplo las declaraciones de Jacques Goddet, jefe de de ciclismo en L´Equipe: “Nada incita a militar por llegadas en alto”. Esto provocó que salvo cronoescaladas (Ventoux 1958 y Puy de Dôme 1959) no hubiera más finales en alto hasta 1961, y sólo 1 ó 2 en ediciones posteriores. Sería en la década de los 70 cuando empezaron a ganar protagonismo, incluyendo el retorno de Alpe d´Huez en 1976, desde entonces la subida más icónica de la prueba con 29 ascensiones (28 como meta).

Alpe d´Huez volverá a ser protagonista en esta edición. Foto de stacey.peak-media.co.uk

El lado negativo de repetir tanto ciertas subidas es que han dejado de lado otras igual o incluso más interesantes, con grandes puertos inéditos u olvidados desde hace años por los organizadores. Destaca el potencial de varias regiones poco transitadas por el Tour, como los Pirineos Atlánticos (IssarbeArthaburuAhusquy, Burdinkurutcheta …), los Alpes del Sur (CayolleChampsCouilloleTurini …) y la zona entre Bellegarde Valserine y Grenoble (Biche, ChatCoqLuitel …); así como las “caras b” de algunos puertos clásicos que siguen inéditas (salvo en los tramos compartidos con la vertiente tradicional), como Madeleine SO, con 19 km al 8%, Viscos (Luz Ardiden N), Signal du Bisanne (Saisies SO) y Col du Pre -falta el final- (Cormet de Roselend O). Un caso peculiar es el Iseran S, utilizado como bajada pero ignorado como subida desde 1963. O Spandelles, que pese a su perfecto encadenado con Aubisque/Soulor y Hautacam sigue inédito en el Tour, pese a haberse incluído en otras carreras.

Es cierto que en los últimos años han dado algunos avances en este aspecto, como el estreno de Romme en 2009; Hourquette d´Ancizan en 2011; Grand Colombier (aunque no por su vertiente más dura) y Peguere en la edición de 2012; Chatillón-Semnoz y la continuación de Alpe d´Huez, Sarenne, con su espectacular descenso, en 2013; y en la pasada edición los puertos de Petit Ballon y Chevreres, pero aún quedan muchas grandes ascensiones por descubrir o recuperar tanto en los Alpes y Pirineos como en el Jura, Macizo Central y Vosgos, si bien a estos últimos se les dio un buen repaso en 2014.

Otra característica habitual desde 1934, cuando se estrenaron este tipo de etapas en el Tour, ha sido la gran cantidad de km contrarreloj, con multitud de ediciones que entre CRI y cronos por equipos sumaban más de 100 km, no bajando de 170 entre finales de los años 70 y mediados de los 90, lo que unido a la dureza de la montaña hacía que para alcanzar el podio los corredores tenían que ser muy completos, subiendo bien y a la vez siendo grandes rodadores (o muy superiores en algún terreno), con el equipo como otro factor clave si había CRE. Sin embargo, a partir de 2008 y con la única excepción del año 2012, cuando volvió a haber un prólogo y 2 cronos individuales largas, se ha producido un claro descenso en el nº y longitud de las cronos, llegando a los extremos de 2011, cuando apenas se incluyeron 42,5 km de CRI; 2014, con una sola crono (aunque bastante larga), algo que no sucedía desde 1953; y este año, en el que se baten todos los records negativos de CRI, con únicamente 14 km.

En cuanto a la estructura, durante mucho tiempo el esquema del recorrido fue similar (salvo excepciones), algo provocado por las características orográficas del país pero también por el inmovilismo de los organizadores una vez que dieron con su trazado ideal. De este modo, desde mediados de los 60 hasta hace pocos años lo habitual era empezar con un prólogo, seguido por una 1ª semana de etapas llanas (y hasta los 80 con alguna jornada de pavé), incluyendo una larga crono por equipos y otra individual, para a continuación afrontar la alta montaña, ya fueran Alpes o Pirineos y normalmente rotando de una edición a otra, seguida por varias etapas de enlace antes de encarar el 2ª bloque montañoso y las jornadas de aproximación a París, con una CRI en los últimos días.

Pero en los últimos años, ya con Prudhomme al mando tras sustituir a Leblanc, ha habido muchos cambios respecto a la tradición de la prueba, tanto para bien, con menos etapas llanas en la 1ª semana y más media montaña, como para mal, con la mencionada reducción de km contra el crono y la menor dureza de la alta montaña, haciendo además que la última gran etapa acabe en un HC. Así, después del gran recorrido de 2007, con una estupenda alta montaña y buenas cronos, faltando sólo más media montaña para el sobresaliente, llegó una edición 2008 novedosa y con una 1ª semana atractiva, pero que después resultaba decepcionante al haber sólo una jornada con 3 grandes puertos, además de una estructura donde las etapas se estorbaban entre sí, con las llegadas en alto como final de bloque perjudicando las jornadas previas.

El trazado de 2009 fue aún más original … pero también más decepcionante, ya que tenía ideas interesantes pero muy mal ejecutadas (en nuestra opinión al menos): etapas de montaña sin finales duros pero con demasiado llano entre puertos o hasta meta, y una última jornada decisiva de montaña en vez de crono pero con final en alto y encima unipuerto. De hecho, en la mayoría de etapas había opciones mejores que las programadas. Además la carrera estaba descompensada, con una 2ª semana muy floja y un total de CRI escaso. En el lado positivo, el etapón de Le Grand Bornand -> vídeo, que provocó grandes diferencias en meta (el 10º a más de 6 minutos) y fue la mejor jornada de todas las GV en la temporada 2009.

Comparado con 2009, el recorrido de 2010 supuso un gran avance: no más de 2 etapas llanas seguidas, mucha media montaña y una alta montaña muy variada, además de incluir una etapa con pavé, siendo globalmente un trazado muy duro. Pero no todo era positivo: de nuevo pocos km de crono, un diseño mejorable en algunas etapas y ni un sólo gran puerto novedoso, algo que si habían aportado ediciones previas. A la hora de la verdad la pobre actitud de los favoritos en etapas clave hizo que la prueba resultara decepcionante, aunque también hubo jornadas espectaculares, como St. Jean de Maurienne -> resultado, con el grupo totalmente roto a 40 km de meta en las rampas de la Madeleine, y la mencionada jornada del pavé.

El recorrido de 2011 se podía dividir en 2 partes: una 1ª mitad donde abundaban las jornadas más o menos llanas pero con final en repecho, y una 2ª mitad donde se acumulaban todas las etapas decisivas, con un exceso de finales en alto duros (4 llegadas HC/1ª muy duro) y apenas 42,5 km de CRI, una cifra ridícula para un GV y que encima no llegaba hasta el penúltimo día. Esta descompensación, unida a una actitud “amarrategui” de la mayoría de favoritos, hizo que las 2 primeras semanas fueran muy aburridas, además de producirse múltiples caídas, si bien la emocionante semana final, con espectaculares ataques lejanos de Contador camino de Gap y Alpe d´Huez, y de Andy Schleck en la etapa con meta en el Galibier, salvó la prueba.

En 2012 hubo un cambio radical, reduciéndose la cantidad y dureza de finales en alto, recayendo el protagonismo en los puertos de paso, y aumentando los km de crono gracias a 2 CRI largas (algo que no sucedía desde 2007), ademas de tener las etapas decisivas más repartidas. Sin embargo, pese a que la idea general era buena fallaba la ejecución, con un orden y diseño de las etapas mejorable. Finalmente, la carrera tuvo 2 partes muy diferentes: una 1ª mitad entretenida y con ataques lejanos de los favoritos en varias etapas … pero una 2ª con unos Pirineos decepcionantes y notándose mucho la ausencia de Contador y los hermanos Schleck, con un exagerado dominio de Sky, donde estaban los 2 corredores más fuertes, Wiggins y Froome, y la general decidida muy pronto.

Al año siguiente los organizadores dieron marcha atrás a varios de los cambios de 2012, al aumentar la dureza de los finales en alto y reducir la longitud de las cronos (además de hacer que la 2ª fuera mixta, incluyendo 2 puertos), con una cantidad sorprendente de novedades para tratarse de la 100ª edición, como las etapas en Córcega. Globalmente, la carrera resultó bastante entretenida, aunque con el regusto amargo de que salvo la etapa de S.A.Montrond, donde los “abanicos” destrozaron el pelotón, no hubo ninguna jornada de sobresaliente, con la lucha entre los favoritos reducida a las subidas finales o el “coitus interruptus” de Bagneres de Bigorre, donde si hubo batalla inicial pero después todo se acabó calmando pese a que Froome estaba sin compañeros.

En 2014 fueron un paso más allá, alejándose de gran parte de las características habituales de la prueba, con un trazado que incluía muchas etapas nerviosas, teniendo especial protagonismo la media montaña, sobre todo en los primeros 12 días, y una alta montaña más blanda de lo habitual, aunque con bastantes llegadas en alto, habiendo además sólo una contrarreloj, que no llegaba hasta el penúltimo día. Curiosamente y aunque por diferentes motivos, el desarrollo acabó siendo parecido al de 2012, con una primera mitad entretenida, destacando el etapón camino de Arenberg, pero con unos Pirineos decepcionantes (salvo la etapa de Luchon) y la general decidida muy pronto a favor de Nibali, que tras los abandonos de Froome y Contador arrasó a sus rivales.

Recorrido del Tour 2015

Tour 2015_map_route

Vídeo-presentación del recorrido

Tour 2015_perfil general montaña

El perfil general de las etapas de montaña, aunque en la jornada 20ª se subirá Croix de Fer en vez del Galibier

El trazado de este año, con salida en la localidad holandesa de Utrecht y llegada en los Campos Elíseos de París tras 21 etapas y un total de 3.360 km, lleva al extremo la senda de cambios iniciada en 2008, rompiendo con gran parte de las características históricas de la prueba, con una primera semana más movida de lo habitual, con varias jornadas tipo clásica y finales “muro”; un aumento en el nº de etapas de quebradas pero reduciendo a cambio los kilometrajes, sin jornadas de alta montaña que superen los 200 km; una enorme cantidad de finales en alto, con 9 llegadas en subidas puntuables (3 de ellas en HC), record absoluto de la prueba, más otros 3 finales en repecho; y sobre todo una exagerada reducción de las cronos, con sólo 42 km de esta disciplina y únicamente un tercio de ellos en forma de crono individual, aunque eso sí, otorgando el primer maillot al disputarse en la jornada inaugural.

Esta escasez de contrarreloj, con sólo una CRI y que parece más un prólogo alargado que una crono normal, unida a la gran cantidad de jornadas montañosas, con los Alpes copando la 3ª semana (salvo la última etapa), hace que sea un recorrido muy favorable para los escaladores, si bien teniendo que superar la jornada de Cambrai, con más de 13 km de pavé. Un tipo de etapa polémico pero que ya el año pasado dio como resultado una jornada espectacular, la mejor de toda la carrera. En cuanto a los puertos novedosos, destaca el estreno de Chaussy, que se subirá hasta Montvernier en la 18ª jornada y entero en la 19ª, siendo también inédita la llegada en la Pierre St. Martin, en la 10ª etapa. Por otro lado, habrá bonificaciones en todas las etapas en línea, con 10, 6 y 4 segundos en meta.

listado de etapas tour 2015

Asi pues, la carrera se inicia con la mencionada contrarreloj individual de Utrecht, con 14 km llanos pero con un trazado muy técnico que incluye bastantes curvas, siendo a priori muy favorable para los rodadores explosivos, aunque debido a su corta distancia no debería haber grandes diferencias (salvo caídas). Al día siguiente, etapa muy llana con final en la provincia holandesa de Zeland, al suroeste del país, con el peligro de abanicos como mayor dificultad, ya que se atravesarán zonas muy expuestas al viento en la parte final de la ruta, circulando por las carreteras paralelas a los diques que unen las diferentes islas, lo que ya provocó una escabechina en el Giro 2010. En la 3ª jornada, en territorio belga, llegará el primer final en alto de esta edición: el Muro de Huy (Chemin les Chapelles), famoso por ser la meta de la Flecha Valona, con 1,3 km al 9,5% de media y puntas rondando el 20%, estando en la lista de rampas máximas afrontadas en competición. Antes de Huy tendrán que superar varias cotas, entre ellas la gran novedad de la última edición, Cherave, con 1,3 km al 8% -> perfil 10 km finales.

En la 4ª jornada, con meta en Cambrai, ya en Francia, continúan las etapas tipo clásica, en este caso recordando a la París-Roubaix,  el “infierno del norte”, al incluir hasta 7 tramos de pavé, 6 de ellos en los últimos 50 km (incluído un 4 estrellas, Viésly a Quievy, aunque en sentido contrario al habitual), para un total de 13,3 km adoquinados, una cifra casi idéntica a la que se terminó haciendo en la etapa de Arenberg del pasado Tour, con triunfo bajo la lluvia para Lars Boom y Nibali siendo el gran beneficiado entre los favoritos -> clasificación / vídeo, mientras que por el contrario Froome tuvo un día aciago, teniendo que retirarse tras varias caídas (sobre asfalto, no en el pavé). En ese sentido y aunque depende bastante de las condiciones meteorológicas, esta jornada también puede acabar marcando buenas diferencias entre los favoritos. Y atención a la posibilidad de «montoneras», que podrían afectar al desarrollo de la CRE.

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Los tramos de pavé de la jornada de Cambrai (4ª). *El kilometraje definitivo será de 223,5 km

Tras la batalla de Cambrai, llega la calma (al menos a priori), con una etapa básicamente llana con final en Amiens, en el departamento de Somme, siendo propicia para los sprinters. En cambio la jornada siguiente, con meta en Le Havre, puede suponer una auténtica encerrona si sopla el viento, ya que durante gran parte de la ruta se recorrerá la costa normanda, circulando en paralelo al Canal de la Mancha y pudiendo producirse los temidos abanicos. Y ojo también a los últimos km, con un repecho de 850 m al 7% que termina a sólo 500 m de la línea de meta, siendo un final favorable para los velocistas completos. La 7ª etapa, con llegada en Fougeres, no incluye grandes dificultades, siendo en principio muy favorable para los sprinters y de transición para los favoritos a la general … aunque siempre con el peligro latente de las caídas.

El fin de semana será el turno para los finales en repecho: el sábado con una etapa en línea en el extremo oeste país, con la meta situada en el Mûr de Bretagne -> perfil oficial, una subida corta pero con un km inicial al 10%, aunque después suaviza mucho, para un total de 2 km a casi el 7% de media, habiendo acogido ya un final de etapa en 2011, con triunfo para Evans por delante de Contador -> clasificacion / vídeo; y el domingo, en vísperas del día de descanso, con la contrarreloj por equipos de Plumelec, de 28 km y con un perfil quebrado, destacando la cota de Cadoudal, con 1,7 km al 6,2% y de buen recuerdo para el ciclismo español gracias al triunfo y liderato de Valverde en 2008, cuando fue llegada de la 1ª etapa -> vídeo. Más allá de la subida, la trampa de la CRE es que se disputa al final de la 1ª semana, con más de un equipo pudiendo llegar justo de corredores si hay caídas. De hecho los organizadores han tenido que pedir un permiso especial a la UCI, ya que está prohibido celebrar una crono por equipos pasado el primer tercio de carrera.

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La crono por equipos de Plumelec (9ª), con casi 30 km y final en repecho

Después de la jornada de descanso, con un largo traslado de Plumelec a Pau incluído, la carrera llegará a los Pirineos, con un tríptico de alta montaña que se inicia con un duro final en la estación de esquí de Arette, a unos 3 km de la cima de la Pierre Saint Martin (hasta la cota 1620 m) -> otro perfil. Aunque la carretera está en perfectas condiciones, se trata una subida muy exigente, con 15 km al 7,4% (sin contar el falso llano previo), incluyendo un tramo de 9 km al 9% de media hasta el Col de Labays, si bien desde ahí a meta la pendiente suaviza mucho, por lo que el resultado dependerá de si los corredores se mueven desde lejos, pudiendo marcar diferencias, o si por el contrario esperan a los últimos km. Señalar que aunque la meta es inédita, casi toda la ascensión se corresponde con el Col de Soudet, subido por esta vertiente en 1996 y 2003 (también en 1995, pero de un modo neutralizado).

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El inédito final en la Pierre St. Martin (10ª), primer gran puerto de esta edición

Al día siguiente será el turno para una etapa de casi 190 km entre Pau y el pueblo de Cauterets, en el valle de Saint Savin, con el Col d´Aspin y el mítico Col du Tourmalet (desde km 5,7) -> perfil detallado, con los últimos 13 km al 8,5% de media, antes del largo descenso hacia Luz Saint Sauveur y el falso llano de 10 km previo a la subida final (hasta cota 910 m), muy tendida, con 10 km al 4,3%, pero que puede hacer daño si la carrera llega rota, al estilo de las etapas Mortirolo + Aprica. Una jornada con 80 km finales muy interesantes, pero donde se echa en falta más desgaste previo y una mejor colocación de la etapa, ya que situada antes de Plateau de Beille corre el riesgo de que los favoritos se «fumen» el Tourmalet. La única llegada en Cauterets pueblo en el Tour data de 1953, con victoria para Loroño (las etapas de 1989 y 1995 acabaron en la estación de esquí, en la cota 1350 m), si bien ha habido un final reciente en la Ruta del Sur, en 2011, y con el mismo encadenado previo, con triunfo para Charteau por delante de Kiryienka.

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La 11ª etapa, con Aspin, Tourmalet y Cauterets en los 80 km finales

Y como final del tríptico, una etapa de casi 200 km incluyendo el Portet d´Aspet, con 4,4 km finales al 10% y donde se rendirá homenaje a Fabio Casartelli, que en 1995 perdió aquí la vida tras sufrir una caída en el descenso; el Col de la Core, con 14 km de subida, los últimos 7 a más del 7%; el Port de Lers, con una parte central constante al 7-8%; y tras su descenso y 25 km más o menos llanos Plateau de Beille -> otro perfil, con unas cifras de 16 km al 7,8%. Una ascensión muy exigente, sin rampas extremas pero tampoco descansillos, y que desde su estreno en 1998, con triunfo de Pantani -> vídeo, casi siempre ha provocado grandes diferencias, contando con otros vencedores ilustres como Armstrong (en las etapas de 2002 y 2004, aunque tras su sanción no tienen ganador oficial) y Contador en 2007 -> clasificación / vídeo. Sin embargo, el último antecedente, en 2011, fue muy decepcionante, con victoria para Vanendert y llegando casi todos los favoritos juntos debido a los constantes parones -> clasificación / vídeo.

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La última jornada pirenaica (12ª), con llegada en Plateau de Beille

Superados ya los Pirineos, la carrera se dirigirá hacia el norte, en busca del Macizo Central, con etapa entre Muret y Rodez de casi 200 km, sin grandes puertos pero con una 2ª mitad de la ruta muy quebrada, con multitud de pequeñas cotas, aunque en general tendidas, y un repecho de meta de casi 600 m al 9,5%, siendo una jornada propicia para los «up-hill finishers» La jornada siguiente, con final en el aeródromo de Mende, cuenta con un inicio «pestoso» y una parte central llana, circulando por el valle del río Tarn, antes de afrontar Sauveterre, con 9 km al 6%, y el encadenado Chabrits + Croix Neuve -> otro perfil, este último formando parte de la lista de km más duros en carrera al contar con un tramo central al 13-14%, restando un pequeño llano entre el final de la subida y la meta. Desde su estreno en 1995, con victoria de Jalabert y la Once poniendo en jaque al Banesto, Mende se ha convertido en un clásico de las pruebas francesas, con otras 2 llegadas en el Tour: 2005 -> resultado, con triunfo de M.Serrano; y en la edición de 2010, con victoria para “Purito” -> vídeo.

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La etapa 14ª, con el encadenado final Cabrits + Mende

Las jornadas siguientes también son de media montaña, pero con características muy diferentes entre sí: la etapa 15ª, con llegada en Valence, tiene un inicio propicio para las fugas, con Badaroux de salida y el Col de Escrinet a mitad de la ruta, pero sin embargo los últimos 40 km son casi totalmente llanos, pudiendo haber reagrupamiento; mientras que la jornada 16ª tiene una 1ª mitad sencilla, pero luego se complica con Col de Cabre y el ya habitual Col de Manse (habrá un tramo distinto), en este caso atravesando un atajo casi al inicio, con un km al 10%, para unas cifras totales de 9 km a casi el 6%, con la cima a sólo 12 km de meta. Salvo por el mencionado atajo, esta parte final de etapa, con Manse SO y su descenso por La Rochette, donde Beloki sufrió una grave caída en 2003, ya se ha visto varias veces en los últimos años: 2011 -> clasificaciónvídeo, con varios ataques de Contador que rompieron el grupo; 2013, con triunfo para Costa -> vídeo; y en el Critérium Dauphiné 2014, llegando de nuevo una escapada lejana, con victoria para Trofimov.

Después del día de descanso la prueba se reanuda en los Alpes del Sur, con una etapa sin grandes colosos pero tampoco apenas llano, incluyendo el Col des Léques, el Col de Toutes Aures, la Colle Saint Michel, el ya más conocido Col d´Allos, con 13 km finales al 6% y un clásico en el Tour hasta la década de los 70, y tras su peligroso descenso, muy revirado y por carretera estrecha, la subida a la estación de esquí de Pra Loup (desde el km 1,5 hasta cota 1620 m, faltando 0,8 km al 6,5%). Una etapa idéntica a la vista en Dauphiné, en la que se impuso  Bardet, y que también repite el encadenado final de la etapa a la que se rinde homenaje: la mítica jornada de 1975 con triunfo y liderato para Thevenet tras el hundimiento de Merckx -> clasificación / vídeo, si bien el recorrido previo a Allos era mucho más exigente, tanto por los puertos, con Saint Martin, Couillole + Valberg y Champs, como por el mayor kilometraje, siendo una de las etapas más duras de la historia, con 5500 m de desnivel acumulado.

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La jornada de Pra Loup (17ª), con un perfil idéntico al de la etapa de Dauphiné

Al día siguiente, etapa con una 1ª mitad muy rompepiernas, con las cotas de Bayard, Motty, Mure, Malissol y el Col de la Morte, para tras su fuerte descenso y la tendida subida de Rochetaille afrontar el Col du Glandon, muy irregular, con tramos duros salpicados por descansillos y bajadas intermedias, pero rozando los 300 de coeficiente APM. Su espectacular descenso, con un primer tramo muy técnico, llevará a los corredores hasta La Chambre, con un pequeño llano entre esta localidad y Pontamafrey, inicio de la subida a los Lacets de Montvernier, con 3,6 km al 8% y trazado muy escénico, con carretera estrecha y plagada de curvas que forma parte de una de las vertientes del Col de Chaussy, sólo que al llegar a Montvernier, en lugar de continuar hacia a la cima, se irá hacia el sur en busca de S. Jean de Maurienne, con un irregular descenso (desde el km 10,3) antes del llano final. Una etapa exigente, que puede dar mucho juego si la carrera se rompe en el Glandon, pero que dada su situación, en vísperas de 2 finales en alto, es probable es que los favoritos esperen a la ultima cota para atacar.

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La etapa 18ª, con Glandon + Montvernier en el tercio final

Pese al corto kilometraje, la 19ª jornada, entre Saint Jean de Maurienne y la estación de La Toussuire, es a priori la más dura de esta edición, incluyendo de salida el inédito Col de Chaussy, con 10 km finales al 7,4%, y tras un rodeo llano la impresionante Croix de Fer por Glandon N (bajado en la etapa previa), con 1600 m de desnivel y un tramo de 9 km a casi el 9% de media en su 2ª mitad, seguido por el Col du Mollard desde Ponte du Belleville, más modesto pero también con tramos duros -> perfil detallado, y tras su complicado descenso, con una parte central llena de curvas, la subida a La Toussuire, sin grandes rampas pero bastante larga, con 18 km a más del 6% de media, pudiendo hacer daño si el ritmo es elevado. Señalar que los últimos 80 km son idénticos a los de la etapa de 2006 -> vídeo, con triunfo de Rasmussen y liderato para Pereiro tras el “pajarón” sufrido por Landis, marcándose grandes diferencias en meta; y más recientemente la etapa de 2012 -> vídeo, con victoria para Rolland gracias también a una escapada, en una jornada muy movida y con ataques pero donde los Sky acabaron imponiendo su ley, con Wiggins conservando el amarillo y Froome subiendo al 2º puesto.

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La jornada reina (19ª), sin apenas llano en los últimos 80 km

Y como última oportunidad para que haya cambios en la general (salvo gran sorpresa en París), una jornada de apenas 110 km pero con 2 grandes puertos: la Croix de Fer -> otro perfil, en este caso por la irregular vertiente de St. Jean de Maurienne, también con más de 1600 m de desnivel acumulado, destacando por su dureza el tramo central, con 5 km al 9%, así como los últimos 7 km, a casi el 8% de media; y tras su largo descenso, afrontado como subida en la etapa 18ª, el famoso Alpe d´Huez -> historia en el Tour, que como decíamos anteriormente fue el primer final en alto de la carrera, en 1952, convirtiéndose tras su “re-estreno” de 1976 en una subida prácticamente fija, con 29 ascensiones, todas como llegada salvo el primer paso en la etapa de 2013 -> clasificación / vídeo, cuando se subió 2 veces, bajando por el Col de Sarenne y con triunfo para Riblon. Lo más duro está justo al inicio, con 2 km al 10%, rondando después el 8-9% hasta casi la cima, aunque los últimos km, ya en la estación, son más suaves, para un total de 14 km al 8% de media.

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La 20ª etapa, muy corta pero con dos grandes puertos

Aclarar que la etapa definitiva es distinta a la anunciada en la presentación, ya que como puerto de paso estaba previsto el Col du Galibier N, que con un coef. APM superior a 450 está muy arriba en la lista de puertos más duros en carrera. Pero debido a los desprendimientos de tierra en el túnel de Chambon, casi al final de su descenso, los organizadores anunciaron hace sólo una semana que se sustituía por la Croix de Fer, que de este modo estará incluído en 3 etapas (aunque por vertientes distintas y una de ellas «sólo» hasta el Glandon). La ruta original era casi idéntica a la de 2011 -> clasificación / vídeo, también con Galiber y Alpe d´Huez pero atravesando el 1º por el túnel, en una jornada muy entretenida gracias al ataque lejano de Contador, pero donde la falta de desgaste previo y el terreno entre puertos provocó el reagrupamiento antes de la subida final, con victoria de Rolland y liderato para Schleck, aunque lo perdería en la CRI de Grenoble.

Volviendo al Tour de este año, superados los Alpes ya solo restará la clásica etapa con meta en los Campos Elíseos de París, una llegada que en 2015 cumplirá su 40ª aniversario, tras haber acogido por 1ª vez el final de la carrera en la mítica edición de 1975. En esta ocasión los corredores tendrán que dar 10 vueltas completas al circuito, con 11 pasos por la línea de meta, siendo en cualquier caso una jornada muy favorable para los sprinters y que servirá de homenaje para todos los ciclistas que hayan logrado completar las 3 semanas de carrera.

En definitiva, un recorrido exigente, con mucha montaña y a priori muy pocas etapas de transición, habiendo alicientes en casi todas las jornadas, ya sean grandes puertos, con un total de 9 ascensiones por encima de 200 APM, o pequeñas cotas cerca de meta, e incluso con etapas llanas que pueden resultar muy movidas si sopla el viento y se producen abanicos, destacando además la jornada con pavé; pero totalmente desequilibrado, con cronos exageradamente cortas, sobre toda la CRI, y colocadas al revés de lo que sería lógico, con la CRE llegando tan tarde que puede haber equipos que la afronten con bastantes bajas, mientras que por otro lado se abusa de las llegadas en alto y finales en repecho, con más de la mitad de las etapas acabando de este modo. Y de nuevo sin una verdadera etapa reina, ya que a las jornadas con puertos más duros les falta kilometraje, no superándose ningún día los 4500 m de desnivel acumulado.

Puertos Tour 2015

Los 15 puertos más duros. *Finalmente no se sube Galibier, siendo sustituído por Croix de Fer noreste (354 APM)

Lo más llamativo es el tema de la contrarreloj, una especialidad que si ya había perdido protagonismo en anteriores ediciones (salvo en 2012), en este Tour queda relegada a un papel casi anecdótico, con apenas 14 km de crono individual, como si molestara a los organizadores. Y si a esta reducción de las cronos, batiendo todos los records negativos desde 1934, se une el aumento de las llegadas en alto y el regreso de las bonificaciones, el resultado es un Tour demasiado inclinado hacia los escaladores. Y dentro de éstos hacia los más “explosivos”, al no haber etapas de montaña de gran fondo. Más allá de que esta descompensación puede provocar un mayor conservadurismo, sobre todo teniendo en cuenta la dureza de la última semana, lo peor es la traición a la esencia del Tour, donde históricamente había que ser un corredor completo y brillar en todos los terrenos (o arrasar en alguno) para optar a la victoria.

Sean cuales sean los motivos de este trazado -¿llegar a los últimos días con pocas diferencias?, ¿hacer que la carrera sea más imprevisible?, ¿favorecer a los jóvenes escaladores franceses?-, de lo que no hay duda es de que los organizadores han escogido un modelo donde priman los esfuerzos explosivos y sin opciones para los rodadores de cara a la general, tendencia compartida con las demás GV, sobre todo La Vuelta, pero que en este caso resulta sorprendente viendo las declaraciones de Thierry Goveunou, responsable de los recorridos del Tour y que en julio de 2014 hablaba de “volver a los valores de la resistencia, no ir al esquema del todo corto, todo explosivo” … para luego llevarse la contraria a sí mismo, justificándose en que al final del pasado Tour algunos corredores le habían dicho “atención a no ir más lejos en términos de dificultades”.

No obstante, esto no significa que todo sea malo, habiendo también aspectos positivos como la mencionada presencia de alicientes en casi todas las etapas, que pueden hacer que el día a día resulte muy entretenido, con los favoritos teniendo que dar la cara, y algunas jornadas concretas que pueden dar mucho juego si los corredores se muestran combativos desde lejos, como la jornada del pavé, donde los organizadores sí han mostrado una gran valentía, y las etapas de Cauterets, dándole protagonismo al Tourmalet (aunque se echa en falta una mayor dureza previa), Saint Jean de Maurienne, con un terreno muy rompepiernas y el Glandon en un buen lugar para romper, y La Toussuire, con el estreno de Chaussy y 80 km finales a priori espectacules, aunque las tres tienen el inconveniente de su colocación, en vísperas de finales en alto duros.

En cualquier caso, como siempre los corredores tienen la última palabra. Ójala muestren una actitud valiente y ambiciosa durante toda la prueba, tanto de cara a la general como en la lucha por las victorias de etapa, brindando un buen espectáculo a los aficionados. Aunque el recorrido sea mejorable, terreno hay para ello.

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3 comentarios en “TOUR DE FRANCIA 2015

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