Al igual que en las demás carreras de 3 semanas, el análisis de la prueba estará dividido en varias partes, para facilitar la búsqueda de la información y que no quede una entrada excesivamente larga.
En esta 1ª parte: introducción e historia y análisis del recorrido, incluyendo las etapas, enlaces a los puertos y valoración crítica.
Las demás entradas sobre el Tour de Francia 2014:
- Previo (en octubre 2013, con análisis global, etapas de montaña y enlaces a puertos)
- Participación (análisis y ránking de favoritos, otros corredores importantes, velocistas, etc)
- 1ª Semana (análisis de las etapas 1ª a 10ª)
- 2ª Semana (análisis de las etapas 11ª a 15ª)
- 3ª Semana (análisis de las etapas 16ª a 21ª)
Por otro lado, ya está disponible el especial sobre el Tour de la revista “Desde la Cuneta”, así como la guía de Javi Fuertes:
- Guía Tour de France (de Javi Fuertes)
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Introducción e historia
El próximo sábado 5 de julio dará comienzo la 101ª edición del Tour de Francia, la carrera por etapas más prestigiosa y que este año se presenta muy emocionante, con el duelo entre Froome y Contador y otros corredores de mucho nivel, como Nibali y Valverde, al acecho. A nivel de recorrido, destaca la salida desde Reino Unido, algo que no sucedía desde 2007; el regreso del pavé, con 15 km en la 5ª jornada; una montaña más repartida de lo habitual, con etapa estilo clásica el 2º día y jornadas en los Vosgos, Alpes y Pirineos; y sola una contrarreloj, aunque de 54 km. Asimismo, la carrera rendirá homenaje a los afectados por la 1ª Guerra Mundial, cuyo centenario se cumple este año.
El origen de la prueba data de inicios del siglo pasado, cuando Geo Lefevre, redactor del periódico L´Auto (actualmente L´Equipe), le propuso a su director, Henry Desgranges, la celebración de una carrera ciclista que uniera las principales ciudades francesas, para conseguir aumentar las ventas del periódico y superar al diario competidor Le Velo. Así pues, en julio de 1903 y no sin dificultades, incluyendo un cambio de fechas respecto a lo que estaba previsto, se disputó la edición inaugural del Tour de Francia -> mapa, con 2.428 km divididos en 6 etapas y victoria final para Maurice Guerin, con casi 3 horas de ventaja sobre el 2º y a una velocidad media de 25,7 km/h.
Durante los primeros años los organizadores tuvieron muchos problemas para sacar la carrera adelante, lo que les llevó a buscar nuevos alicientes. De este modo, en 1905 la general se estableció en base a una clasificación por puntos (sumando la posición en cada etapa, era 1º el que acumulara menos puntos) en lugar de por tiempos, aunque volvería a calcularse de ese modo en 1913. Además, aumentó el nº de etapas de 6 a 11, sustituyendo el Col de la Republique, única dificultad montañosa de las primeras ediciones, por Ballon d´Alsace en los Vosgos y Bayard + Laffrey en los Alpes.
Esto reactivó la prueba, pero cuando en 1909 Francois Faber, un corredor de casi 90 kilos, ganó 6 etapas y la general final, los organizadores decidieron jugarse el todo por el todo y estrenar los Pirineos en 1910, programando 2 etapas brutales, sobre todo por el kilometraje y las condiciones de la época, con puertos sin asfaltar: Perpiñán-Luchon (289 km), con Port, Aspet y Ares; y Luchon-Bayona (326 km) con Peyresourde, Aspin, Tourmalet, Aubisque y Osquich. Durante esta 2ª etapa, al coronar el Aubisque, se produjo el famoso grito de Octave Lapize contra de los organizadores: “¡Asesinos!”. En el artículo “Memoria de un asesinato“ se puede rememorar la gestación y desarrollo de esta mítica etapa.
A pesar de las quejas de los corredores, el éxito deportivo y mediático hizo que en 1911 los organizadores no sólo repitieran las jornadas pirenaicas sino que se atrevieran con el más difícil todavía: una etapa en el corazón de los Alpes, Chamonix-Grenoble (366 km), en la que se estrenó el impresionante Galibier (hasta la cota 2.556 m, atravesando la parte final por el túnel). El ciclista que pasó 1ª la cima fue Émile Georget, que tras 2h y 38′ de ascensión sin poner pie a tierra exclamó ante los aficionados: “¡Os he dejado pasmados”!. El impacto del Galibier fue tal que el propio Desgranges abrió el periódico L´Auto al día siguiente con un “acta de adoración” a la grandiosidad del puerto y el esfuerzo de los corredores para superarlo.
Ya con Pirineos y Alpes consolidados en el recorrido, el Tour fue creciendo en importancia, aumentando el kilometraje y el nº de etapas, con los records de 5.745 km en 1926 y 31 etapas en 1937: 12 normales, 5 con doble sector y 3 con triple. La carrera sólo dejó de disputarse durante las Guerras Mundiales, de 1915 a 1918 y de 1940 a 1946. Y fue en 1919, tras el 1º de estos conflictos (en el que murieron 3 ganadores de la prueba: Lucien Petit-Breton, Francois Faber y el propio Lapize), cuando el Tour estrenó una de sus señas de identidad: el maillot amarillo para distinguir al líder de la general. El resto de maillots fueron introducidos mucho más tarde, con el verde de la regularidad y el blanco con puntos rojos de la montaña estrenándose en 1953 y 1975 respectivamente.
A lo largo de la historia hay 4 corredores que destacan claramente en el palmarés del Tour, habiendo obtenido 5 victorias en la general: Jacques Anquetil (1957, 61, 62, 63 y 64), Eddy Merckx (1969, 70, 71, 72 y 74), Bernard Hinault (1978, 79, 81, 82 y 85) y de 1991 a 1995 Miguel Indurain, teniendo Merckx el record de victorias de etapa y días de amarillo con 34 y 96 respectivamente. Señalar que hasta 2012 figuraba en cabeza del palmarés Lance Armstrong, con 7 triunfos consecutivos de 1999 a 2005, pero su sanción por dopaje hizo que todos sus resultados en esa época fueron eliminados, quedando la victoria vacante debido a “la nube de sospechas que permanece desde ese periodo oscuro”, según palabras del comunicado que publicó la UCI.
Mención especial merecen Philippe Thijs y Gino Bartali, con 3 y 2 victorias respectivamente pero que sin los parones provocados por las guerras mundiales podrían haber alcanzado un palmarés aún mejor. De hecho, fueron capaces de ganar antes y después de los conflictos bélicos, con 10 años de diferencia en el caso de Bartali (de 1938 a 1948). Otros ciclistas con resultados de mucho mérito son Raymond Poulidor, con 8 podios, y Joop Zoetemelk, con 7 (incluída una victoria), ambos con carreras muy largas pero perjudicados al haber coincidido con grandes dominadores: Anquetil y Merckx en el caso de “Pou Pou”, y el propio Merckx e Hinault en el de Zoetemelk.
Respecto a los corredores españoles, hasta finales de los 50 sólo Bernardo Ruiz acabó entre los 3 primeros de la general (podio en 1952), pero desde entonces se han convertido en grandes protagonistas, destacando las victorias de Fede M. Bahamontes en 1959 (+ 2 podios y 6 clasificaciones de la montaña), Luis Ocaña en 1973, Pedro Delgado en 1988 (más 2 podios), el “repóker” de Indurain en los 90, Oscar Pereiro en 2006 (tras el positivo de Landis), Carlos Sastre en 2008 y Alberto Contador en 2007 y 09 (también acabó 1º en 2010 pero fue sancionado posteriormente), colocándose como el tercer país con más triunfos en la general después de Francia y Bélgica, que dominan el palmarés con 36 y 18 victorias respectivamente.
En el resto de categorías, Richard Virenque tiene el mayor nº de victorias en la clasificación de la montaña, con 7 triunfos (1994, 95, 96, 97 , 99, 03 y 04), superando las 6 victorias que consiguieron 2 de los mejores escaladores de la historia, el mencionado Bahamontes y Lucien Van Impe. Asimismo, Eric Zabel domina la clasificación de la regularidad, con 6 triunfos consecutivos entre 1996 y 2001, seguido por los 4 maillots verdes de Sean Kelly; mientras que Jan Ullrich y Andy Shleck empatan a 3 victorias en la clasificación de los jóvenes.
El año pasado la victoria en la general fue para inglés, aunque nacido en Kenia, Chris Froome, que tras arrasar en la 1ª etapa pirenaica se hizo con el liderato y ya no lo soltó hasta el final de la prueba, mostrándose como el más fuerte tanto en las cronos como en la montaña, aunque con algunos apuros en la última semana. Le acompañaron en el podio el colombiano Nairo Quintana, que además venció la montaña y la clasificación de jóvenes, y Joaquim Rodríguez, que fue de menos hasta acabar superando a Contador, que terminó 4º. La regularidad fue para Peter Sagan por 2º año consecutivo, mientras que el dominador de los sprints fue Marcel Kittel, con 4 triunfos.
- Christopher Froome (Sky) 83h 56′ 40» (40.545 km/h)
- Nairo Alexander Quintana (Movistar) a 4′ 20»
- Joaquin Rodriquez (Katusha) a 5′ 04»
- Alberto Contador (Saxo-Tinkoff) a 6′ 27»
- Roman Kreuziger (Saxo-Tinkoff) a 7′ 27»
- Bauke Mollema (Belkin) a 11′ 42»
- Jakob Fuglsang (Astana) a 12′ 17»
- Alejandro Valverde (Movistar) a 16′ 26»
- Daniel Navarro (Cofidis) a 15′ 52»
- Andrew Talansky (Garmin-Sharp) a 17′ 39»
Recorridos
Una de las señas de identidad históricas de la prueba han sido una serie de grandes puertos de paso que por su dureza, sin rampas exageradas pero largos y con mucho desnivel, y habitual presencia en carrera han sido claves en muchas ediciones, convirtiéndose en míticos. En ese sentido y además de los ya mencionados Tourmalet, Aubisque, Peyresourde y Galibier, destacan los puertos alpinos del Izoard y Vars (estrenados en 1922); Glandon / Croix de Fer (1947); Mont Ventoux (1951), aunque después ha sido final de etapa; Madeleine (1969), si bien hasta 1975 no se subió por esta vertiente; y Joux Plane (1978), más corto que los anteriores pero con mayor pendiente media.
En 1952 fue el turno para los primeros finales en alto, con el estreno de Alpe d´Huez, “la montaña de los holandeses”, Sestriere, en territorio italiano, y Puy de Dôme, en el Macizo Central. Lo curioso es que este tipo de llegadas, hoy muy abundantes, no gustaron en su momento, ya que la lucha podía quedar reducida a la subida final. Como ejemplo, las declaraciones de Jacques Goddet, jefe de la sección de ciclismo en L´Equipe: “Nada incita a militar por llegadas en alto”. Esto provocó que salvo cronoescaladas (Ventoux 1958 y Puy de Dôme 1959) no hubiera más finales en alto hasta 1961, y sólo 1 ó 2 en ediciones posteriores. Sería en la década de los 70 cuando empezaron a ganar protagonismo, incluyendo el retorno de Alpe d´Huez en 1976, desde entonces la subida más icónica de la prueba con 29 ascensiones (28 como meta).
El lado negativo de repetir tanto ciertas subidas es que han dejado de lado otras igual o incluso más interesantes, con grandes puertos inéditos u olvidados desde hace años por los organizadores. Destaca el potencial de varias regiones poco transitadas por el Tour, como los Pirineos Atlánticos (Issarbe, Arthaburu, Ahusquy, Burdinkurucheta …), los Alpes de Sur (Cayolle,Champs, Couillole, Turini …) y la zona entre Bellegarde y Grenoble (Biche, Chat, Coq, Luitel); así como las “caras b” de algunos puertos clásicos que siguen inéditas (salvo en los tramos compartidos con la vertiente tradicional), como Madeleine SO, con 18 km al 8,3%, Viscos (Luz Ardiden N), Signal du Bisanne (Saisies SO) o Col du Pre -falta el final- (Cormet de Roselend O). Un caso peculiar es el Iseran S, utilizado varias veces como bajada pero ignorado como subida desde 1963. O el ostracismo de Spandelles, que pese a su perfecto encadenado con Aubisque/Soulor y Hautacam sigue inédito en el Tour.
Es cierto que en los últimos años han dado pasos positivos en este aspecto, como el estreno de Romme en 2009; Hourquette d´Ancizan en 2011; Grand Colombier (aunque no por su vertiente más dura) y Peguere en 2012; Chatillón-Semnoz y la otra cara de Alpe d´Huez, Sarenne (afrontada como descenso), en 2013; y este año Petit Ballon y Chevreres, pero aún quedan muchas grandes ascensiones por descubrir o recuperar tanto en los Alpes y Pirineos como en el Jura, Macizo Central y Vosgos, si bien a estos últimos se les da un buen repaso en esta edición.
Otra característica habitual desde 1934, cuando se estrenaron este tipo de etapas en el Tour, ha sido la gran cantidad de km contrarreloj, con multitud de ediciones que entre CRI y cronos por equipos sumaban más de 100 km, no bajando de los 170 entre finales de los años 70 y mediados de los 90. Esto unido a la dureza de la montaña hacía que para alcanzar el podio los corredores tuvieran que ser muy completos, subiendo bien y a la vez siendo grandes rodadores y bajadores (o muy superiores en alguno de los terrenos), con el nivel del equipo como otro factor clave cuando había CRE. Sin embargo, a partir de 2008 y con la excepción de 2012, cuando volvió a haber un prólogo y dos cronos individuales largas, se ha producido un claro descenso en el nº y longitud de las cronos, llegando a los extremos de 2011, cuando apenas se incluyeron 42,5 km de CRI, y este año, en el que hay programada una sola contrarreloj, algo que no sucedía desde 1953.
En cuanto a la estructura, durante mucho tiempo el esquema del recorrido fue similar (salvo excepciones), algo provocado por las características orográficas del país pero también por el inmovilismo de los organizadores una vez que dieron con su trazado ideal. De este modo, desde mediados de los 60 hasta hace pocos años lo habitual era empezar con un prólogo, seguido por una 1ª semana de etapas llanas (y hasta los 80 con alguna jornada de pavé), incluyendo una larga crono individual y otra por equipos, para a continuación afrontar la alta montaña, ya fueran Alpes o Pirineos y normalmente rotando de una edición a otra, seguida por varias etapas de enlace antes de encarar el 2ª bloque montañoso y las jornadas de aproximación a París, con una CRI en los últimos días.
Pero en los últimos años, ya con Prudhomme al mando tras sustituir a Leblanc, ha habido muchos cambios respecto a la tradición de la prueba, tanto para bien, con menos etapas llanas en la 1ª semana y más media montaña, como para mal, con la mencionada reduccción de km contra el crono y la menor dureza de la alta montaña (en general), haciendo además que la última gran etapa acabe en un HC. Así, después del gran recorrido de 2007, con exigente y variada alta montaña y buenas cronos, faltando sólo más media montaña para el sobresaliente, llegó una edición 2008 novedosa y con una 1ª semana atractiva, pero que después resultaba decepcionante al haber sólo una jornada con 3 grandes puertos, además de una estructura donde las etapas se estorbaban entre sí, con las llegadas en alto como final de bloque perjudicando las jornadas previas.
El trazado de 2009 fue aún más original … pero también más decepcionante, ya que tenía ideas interesantes pero muy mal ejecutadas (en nuestra opinión al menos): etapas de montaña sin finales duros pero con demasiado llano entre puertos o hasta meta, y una última jornada decisiva de montaña en vez de crono pero con final en alto y encima unipuerto. De hecho, en la mayoría de etapas había opciones mejores que las programadas. Además la carrera estaba descompensada, con una 2ª semana muy floja y un total de CRI muy escaso. En el lado positivo, el etapón de Le Grand Bornand -> resultado / vídeo, que provocó enormes diferencias (el 10º a más de 6 minutos) y fue la mejor jornada de todas las GV en la temporada 2009.
Comparado con 2009, el recorrido de 2010 supuso un gran avance: no más de 2 etapas llanas seguidas, mucha media montaña y una alta montaña muy variada, además de incluir una etapa con pavé, siendo globalmente un trazado muy duro. Pero no todo era positivo: de nuevo pocos km de crono, un diseño mejorable en algunas etapas y ni un sólo gran puerto novedoso, algo que si habían aportado ediciones previas. A la hora de la verdad la pobre actitud de los favoritos en etapas clave hizo que la prueba resultara decepcionante, aunque también hubo jornadas espectaculares, como St. Jean de Maurienne -> resultado, con el grupo totalmente a 40 km de meta en las rampas de la Madeleine, y la mencionada jornada del pavé.
El recorrido de 2011 se podía dividir en 2 partes: una 1ª mitad donde abundaban las jornadas más o menos llanas pero con final en repecho, y una 2ª mitad donde se acumulaban todas las etapas decisivas, con un exceso de finales en alto duros (4 llegadas HC/1ª muy duro) y apenas 42,5 km de CRI, una cifra ridícula para un GV y que encima no llegaba hasta el penúltimo día. Esta descompensación, unida a una actitud “amarrategui” de la mayoría de favoritos, hizo que las 2 primeras semanas fueran muy aburridas, además de producirse multitud de caídas … si bien la emocionante semana final, con espectaculares ataques lejanos de Contador camino de Gap y Alpe d´Huez, y de Andy Schleck en la etapa con meta en el Galibier, salvó en parte la prueba.
El trazado de 2012 fue un cambio radical, reduciéndose la cantidad y dureza de finales en alto, recayendo el protagonismo en los puertos de paso, y aumentando los km de crono gracias a 2 CRI largas (algo que no sucedía desde 2007), ademas de tener las etapas decisivas más repartidas. Sin embargo, pese a que la idea general era buena fallaba la ejecución, con un orden de las etapas y diseño de las mismas mejorable -> alternativas. Finalmente, la carrera tuvo 2 partes muy diferentes: una 1ª mitad entretenida y con ataques lejanos de los favoritos en varias etapas … pero una 2ª con unos Pirineos decepcionantes y notándose mucho la ausencia de Contador y los hermanos Schleck, con un exagerado dominio de Sky, donde estaban los 2 corredores más fuertes, Wiggins y Froome, y la general decidida muy pronto.
El año pasado los organizadores dieron marcha atrás a parte de los cambios de 2012, al aumentar la dureza de los finales en alto y reducir la longitud de las cronos (además de hacer que la 2ª fuera mixta, incluyendo 2 puertos), además de haber una cantidad sorprendente de novedades para tratarse de la 100ª edición, como las etapas en Córcega. Globalmente, la carrera resultó bastante entretenida, aunque con el regusto amargo de que salvo la etapa de S.A.Montrond, donde los «abanicos» hicieron saltar el pelotón por los aires, no hubo ninguna jornada de sobresaliente, con la lucha entre los favoritos reducida a las subidas finales o el «coitus interruptus» de Bagneres de Bigorre, donde si hubo batalla desde el inicio pero después todo se acabó calmando pese a que Froome se había quedado sin compañeros.
Recorrido del Tour 2014
Vídeo-presentación / Libro de ruta (160 MB)
El trazado de este año no sólo mantiene la senda de cambios iniciada en 2008, sino que incluso va un paso más allá, alejándose de gran parte de las características habituales de la prueba para programar en su lugar un recorrido con muchas etapas nerviosas, teniendo especial protagonismo la media montaña, sobre todo en los primeros 12 días; una alta montaña más blanda de lo habitual, aunque con bastantes llegadas en alto; y sólo una etapa contrarreloj, que no llega hasta el penúltimo día.
De hecho, se baten los récords de mayor nº de finales en alto (aunque todavía lejos de los abusos de las últimas ediciones de Giro y Vuelta), con 6 llegadas, 5 de ellas en puertos HC o 1ª; y de menor cantidad de crono desde que se estrenaron este tipo de etapas, con apenas 54 km, si bien ha habido algunas ediciones, como 2011, con menos crono individual. Incluso los cambios que si van en la línea de la historia de la prueba, como el regreso del pavé, con 15,4 km sobre esta superficie en la 5ª jornada (además de algunos tramos cortos en las etapas inglesas), se pueden considerar novedosos, ya que desde 1986 tan sólo en 2004 y 2010 estuvo presente en la carrera, siendo la de este año la cifra más elevada desde 1983, cuando se rozaron los 50 km.
En lo relativo a los puertos, las mayores novedades están en los Vosgos, que en sus 3 etapas tendrán múltiples estrenos, como las ascensiones de la etapa de Gerardmer (Grosse Pierre se había subido pero no por esa vertiente), los mencionados Petit Ballon y Chevreres camino de Belles Filles y el impronunciable Gueberschwihr en la jornada de Mulhouse, mientras que en los Alpes se recupera Palaquit, una variante del Col de la Porte que no se incluía desde 1989, y se sube por 1ª vez Risoul, ya conocido por sus ascensiones en el Critérium Dauphiné.
Así pues, la carrera se inicia en el condado de Yorkshire, al norte de Inglaterra, con una etapa inaugural más o menos llana aunque con varios pequeños puertos lejos de meta, entre los que sobresale Buttertubs (4,5 km al 6,8%), y con la llegada picando hacia arriba, siendo favorable para los velocistas potentes. Y ojo al riesgo de caídas, que ya se produjeron en otros inicios en línea. La 2ª etapa tiene recorrido estilo clásica, incluyendo multitud de cotas, entre ellas un puerto de 2ª, Holme Moss, con 4,7 km al 7% al media, y un «serrucho» final con 6 ascensiones (aunque sólo 4 puntuables) en los últimos 35 km, destacando Oughtibridge, también conocida como Jaw Bone y que cuenta con 1,5 km al 9,1% (oficialmente, de acuerdo a otras fuentes es más duro), y Jenkin Road, con 800 m al 11% y puntas del 20%, coronándose a sólo 5 km de la llegada en Sheffield. Salvo por el menor kilometraje y el llano final, una etapa con características similares a la Lieja-Bastoña-Lieja, pudiendo dar mucho juego a poco que los ciclistas se muestren combativos.
La 3ª jornada, con meta en Londres, es a priori mucho más sencilla, siendo favorable para los sprinters. No obstante, al igual que en las etapas previas existe un fuerte peligro de caídas, sobre todo si llueve. Al final de la jornada se abandonará el Reino Unido, con un traslado en avión hasta el norte de Francia para afrontar una etapa llana entre la localidad costera de Touquet Paris Plage y la ciudad de Lille, siendo de nuevo una jornada propicia para los velocistas. En la 5ª jornada llega una de las etapas más esperadas de esta edición, con salida desde Bélgica y 15,4 km de pavé antes de la meta en Arenberg / Porte du Hainaut, recorriendo 9 tramos de la París-Roubaix (aunque en sentido contrario, con varios de ellos «capados») y pudiendo provocar una auténtica escabechina, con más de un favorito perdiendo sus opciones en la general, sobre todo si se ven involucrados en caídas, como ya sucedió en 2010 -> clasificación / vídeo, con Frank Schleck teniendo que abandonar. En cualquier caso, un día clave para el desarrollo posterior de la prueba.
La etapa siguiente, con final en Reims, no tiene apenas dificultades orográficas, siendo un día para el lucimiento de los sprinters, aunque los favoritos a la general tampoco pueden despistarse debido al riesgo de abanicos. La 7ª jornada, una de las más largas de esta edición al rozar los 240 km, si incluye varias cotas en el tramo final, la última de ellas, Boufflers, con 1,3 km a casi el 8% y la cima a sólo 5,5 km de llegada en Nancy -> perfil km finales, dando opciones tanto a una escapada lejana como a un ataque en los últimos km o un sprint reducido. Más allá del aspecto deportivo, estas 3 etapas rendirán un merecido homenaje a las víctimas de la 1ª Guerra Mundial, recorriendo zonas que fueron muy afectadas por el conflicto bélico, como Verdún.
Al llegar el fin de semana, en la 8ª jornada, comenzará el tríptico de los Vosgos, con una primera etapa llana durante gran parte de la ruta pero donde en el tramo final se encadenan la Croix des Moinats -> perfil oficial, con 7,6 km al 6% de media, una vertiente inédita de la Grosse Pierre, con un km y medio central a más del 11%, y la subida al muro de Mauselaine -> perfil detallado, en Gérardmer, con 1,8 km al 10,3% de media. Una llegada explosiva que puede marcar diferencias, sobre todo si hay buen ritmo en Moinats y ataques serios ya en Grosse Pierre.
La etapa siguiente también es de media montaña pero con características opuestas, con el Col de la Schlucht de inicio seguido por Collet du Linge, Wilsbach por Cinq Chateaux y Gueberschwihr, con 4 km al 8%, antes de la suave cota de Bannstein y la subida al Grand Ballon por Le Markstein, irregular pero con zonas duras y tras cuyo complicado descenso, con repecho incluído y zonas muy técnicas, habrá algo más de km llanos hasta Mulhouse. Este último tramo dificulta que haya ataques de los favoritos … pero atención a las escapadas lejanas, con posibilidad de fuga-bidón si ningún equipo puede o quiere controlar. Mulhouse ya fue final de una etapa en 2005 -> clasificación, aunque con Ballon d´Alsace como último puerto y más llano antes de meta, consiguiendo el triunfo M. Rasmussen.
La 10ª etapa, en vísperas del día de descanso, es globalmente la más dura de esta edición, con un trazado a mitad camino de la media y la alta montaña al incluir el Col du Firstplan, el inédito Petit Ballon, con 9,3 km a más del 8%, el Col du Platzerwasel (desde el km 7,2 del perfil), con varios km al 9-10%, los más modestos Col d´Oderen y Col des Croix antes del encadenado final de Chevrères (según otras fuentes el km más duro tiene «solo» un 11,5%: perfil cyclingcols / salite) y la subida a Planche des Belles Filles -> perfil detallado y fotos, con 6 km al 8,5% de media y una última rampa al 20%. Esta ascensión se estrenó en una etapa de 2012 con triunfo para Froome -> clasificación / vídeo, haciendo mucho daño debido al fuerte ritmo marcado por Sky, por lo que en esta ocasión, siendo una jornada más dura, es de esperar que haya grandes diferencias a poco que la combatividad sea similar, sobre todo si el grupo de favoritos llega ya roto al inicio de la subida.

La 10ª etapa, con meta en Belles Filles, coincide con el día de la fiesta nacional francesa, el 14 de julio
Superada la jornada de descanso la prueba se reanuda con una etapa quebrada (11ª) entre Besancon y Oyonnax, incluyendo 4 ascensiones en los 50 km finales, la última de ellas a unos 13 km de meta (aunque no puntúa), siendo una jornada favorable para los escapadas de corredores que ya lleven bastante tiempo perdido en la general pero que también podría resolverse mediante un sprint reducido, como ya sucedió en la etapa de Dauphiné 2013, con puertos distintos pero una estructura similar y triunfo para Viviani. La jornada siguiente (2ª), con meta en Saint Etienne, incluye de nuevo varios puertos en el tercio final, aunque en este caso son más tendidos, aumentando las opciones de los velocistas.
En la etapa 13ª vuelve la alta montaña, con la tendida Croix de Montvieux de salida y tras una parte central bastante llana el irregular Col de Palaquit, con varios km al 10% y subido sólo en 1989 (aquel año hasta el Col de Porte), seguido por la ascensión a la estación de Chamrousse, con unas cifras oficiales de 18,2 km al 7,3%. Todo un “Hors Categorie” que se subió por última vez en el Tour en 2001, en forma de cronoescalada -> clasificación, aunque más recientemente fue incluído en la Dauphiné como puerto de paso (en 2010). Lo más duro está en su 1ª mitad, con largos tramos al 8-9%, pudiendo hacer mucho daño si se sube a tope desde el inicio, sobre todo si ya ha habido buen ritmo en Palaquit … o resultar decepcionante si los favoritos esperan a los km finales, donde la pendiente baja hasta el 6-7%
La jornada siguiente es a priori la reina de los Alpes, con salida desde Grenoble y los puertos del Col du Lautaret, muy largo aunque en general tendido; el Col d´Izoard -> perfil oficial, que si bien no se subirá por su vertiente más famosa cuenta con 19 km al 6% de media (los últimos 7 al 8%); y tras su descenso y el paso por Guillestre la ascensión final a Risoul, sin tramos rompedores pero tampoco descansillos, con unas cifras de 12,6 km al 6,9%. No obstante, pese a que la etapa acumula unos 4000 m de desnivel, la ausencia de rampas duras y los falsos llanos entre los puertos, donde puede haber reagrupamientos, hacen que el resultado dependa muchísimo de la actitud de los corredores. Indicar que si bien Risoul se estrena en el Tour, ya ha sido meta en Dauphine: en una jornada unipuerto en 2010, con triunfo para Vogondy; y en una etapa con Vars en 2013, más blanda que la del Tour pero con mejor encadenado, consiguiendo la victoria De Marchi y con Froome sentenciando la general -> clasificación / video.
La etapa 15ª, en vísperas de la jornada de descanso y uniendo las localidades de Tallard y Nimes, es muy larga (222 km) pero sin dificultades orográficas más allá de algunos repechos, si bien la amenaza de viento de costado en el tercio final, cuando la ruta irá paralela a la costa, hace que los corredores no puedan despistarse. En cualquier caso, una etapa muy favorable para los sprinters, con la meta situada junto al «Arena de Nimes«, un anfiteatro romano que desde el siglo XIX se usa principalmente para festejos taurinos.
Después del día de descanso, con traslado a Carcasonne incluído, llegan los Pirineos, con 3 etapas seguidas aunque muy diferentes entre sí. La primera de ellas cuenta con casi 240 km, siendo la etapa la más larga de esta edición, y las ascensiones al Portet d´Aspet, el tendido Col des Ares y el irregular pero bastante duro Port de Balés, todo un clásico en los últimos años y que cuenta con 10,5 km finales a casi el 8% de media. Desde la cima hasta la meta en Bagneres de Luchon hay 21 km, casi todos ellos de descenso, siendo un final idéntico al de la famosa etapa de 2010, con triunfo para Voeckler y la avería de Andy Schleck -> clasificación / vídeo. Esta localidad también fue final de una etapa en 2012, con el Peyresourde como último puerto al llegar desde el oeste, aunque curiosamente el ganador volvió a ser Voeckler -> clasificación / vídeo … al igual que en la jornada de 2013 de la Ruta del Sur, que tenía Balés como última ascensión.
La jornada siguiente en cambio es mucho más corta, con apenas 125 km, pero incluye más puertos y mejor encadenados, con 75 km finales muy duros en los que los corredores tendrán que superar el Portillón, que se sube por la vertiente española; el clásico Peyresourde, sin grandes rampas pero con 11 km finales al 7,4% de media; Val Louron-Azet, reciente llegada en la Ruta del Sur (acabando en la estación); con 4 km iniciales a más del 9%; y tras su descenso y el paso por St.Lary Soulan la subida a Pla d´Adet -> perfil oficial, con unos primeros km que rondan el 10% para unas cifras totales de 10,2 km al 8,3% de media. Una jornada a priori frenética, con un encadenado que siempre ha funcionado muy bien, con los antecedentes de 2001 -> perfil / clasificación, y 2005 -> perfil / clasificación / vídeos, aunque también hay que decir que eran etapas globalmente más duras, ya que rondaban los 200 km e incluían Aspet y Mente antes del Portillón. En cualquier caso, si los ciclistas se muestran combativos se verá un gran espectáculo.
La última etapa pirenaica cuenta con una primera mitad parte o menos llana, aunque incluyendo varias cotas de 3ª, como Benejacq y Loucrup, pero teniendo que superar en su 2ª mitad el mítico Col du Tourmalet -> historia, con 13 km finales al 8,5% de media y destacando por su regularidad, sin rampas extremas pero ningún descansillo; y tras su larga bajada y 18 km de falso llano descendente la subida a Hautacam (desde el km 0,8 al 14,6) -> perfil oficial, más irregular pero con tramos muy duros, para un total de casi 14 km al 7,7%. Se trata de la 5ª ocasión en que Hautacam alberga un final de etapa, con el último antecedente en 2008, con un recorrido casi idéntico y victoria para Juanjo Cobo (tras la descalificación de Piepoli) -> clasificación / vídeo. Fue una etapa entretenida, con buen ritmo en el Tourmalet, donde se descolgaron varios corredores importantes, y una emocionante persecución hasta Argeles Gazost, pero con una actitud demasiado especuladora de los favoritos en Hautacam. Esperemos que en esta ocasión, siendo la última oportunidad para los escaladores, no haya tantos parones y se suba «a cuchillo».
Superados los Pirineos será el turno para una etapa larga y básicamente llana, aunque con un trazado rompepiernas en la parte final, con la cota de Monbazillac (1,3 km al 7,6%) a sólo 13 km de la meta en Bergerac. Situada en la 1ª semana sería una jornada propicia para los velocistas, pero llegando después de toda la montaña, con los equipos ya muy castigados, lo más probable es que se resuelva mediante una escapada lejana. Para los que estén disputando la general será en principio una jornada de transición, ya que al día siguiente les espera una larga crono invidividual entre Bergerac y Périgueux, con 54 km y un recorrido ondulado, aunque no tanto como aparenta el exagerado perfil (excepto la última cota, el resto de subidas son falsos llanos ascendentes). En cualquier caso, puede haber grandes diferencias, siendo clave para la clasificación final del Tour.
Indicar que esta crono servirá de homenaje a Miguel Indurain, ya que en 1994 y entre esas mismas localidades (aunque en sentido contrario) dio tal exhibición que recibió el apelativo de “El tirano de Bergerac”, con sólo Rominger perdiendo menos de 4 minutos y el 5º en la etapa dejándose casi 5’30» … Después de la contrarreloj ya sólo restará la clásica etapa final de París, con la llegada en los Campos Elíseos tras 9 pasos por meta, siendo una jornada muy favorable para los sprinters y que este año regresa al horario vespertino en lugar del final nocturno de la pasada edición.
Un recorrido atractivo y novedoso, con una gran cantidad de etapas que pueden resultar movidas y las jornadas a priori claves para la general muy repartidas a lo largo de toda la prueba, con una 1ª mitad donde predomina la media montaña, con etapas estilo clásica y un llamativo tríptico en los Vosgos, y una 2ª mitad donde manda la alta montaña, con 2 etapas en los Alpes y 3 en los Pirineos, y con el colofón final de la contrarreloj, siendo una carrera bastante impredecible. Sin embargo, no todo es tan positivo. Y es que para compensar la exigencia de los primeros días y el duro tránsito por los Vosgos los organizadores han reducido la dureza de la alta montaña, con unos Alpes y Pirineos en conjunto más flojos de lo habitual, tanto en kilometrajes, con sólo 2 etapas superando los 180 km, como en grandes puertos, con únicamente el Tourmalet en la lista de puertos más duros en carrera (aunque Chamrousse se queda cerca, rozando los 300 APM). De hecho, el coeficiente acumulado de los 15 puertos principales ronda los 3270 APM, una cifra considerable pero entre las más bajas de los últimos 10 años, junto a las ediciones de 2008 y 2009.

Los 15 puertos más duros de esta edición. Click para ver la comparativa con las otras GV y años anteriores
Asimismo, la presencia de una sola contrarreloj, aunque bastante larga, se antoja muy escasa, siendo el Tour con menos km contra el crono desde que se incluyen este tipo de etapas (aunque la edición de 2011, descontando la CRE, también estuvo por debajo). Además su colocación perjudica a los especialistas, teniendo menos efecto sobre el desarrollo de prueba que si estuviera en las 2 primeras semanas. Es cierto que la carrera puede acabar siendo igualmente muy entretenida, ya que además de haber otras circunstancias que pueden romper la general al final depende mucho del nivel y la actitud de los corredores, pero que se incluya sólo una contrarreloj en 21 etapas resulta injusto para los rodadores y especialistas en esta disciplina, que últimamente parecen molestar a los organizadores de grandes vueltas. En cualquier caso, esperemos que la etapa con pavé pueda cumplir una función similar.
De todos modos, aún siendo a la baja es un recorrido equilibrado (si se compara con la mayoría de GV de los últimos años), que da oportunidades a corredores de diferentes características y donde para acabar en los primeros puestos tendrán que ser capaces de brillar en todos los terrenos, algo que por ejemplo no sucedía en el Giro de Italia 2014, que con 10 finales en alto, 5 de ellos durísimos, estaba muy desequilibrado en favor de los escaladores, ni tampoco en la próxima Vuelta a España, con otros 8 finales en alto (más varias llegadas en repecho) y apenas 46 km de CRI. No obstante, para ser un Tour completo le falta una crono de distancia media, que se podría haber realizado en la 1ª jornada (la salida y llegada están a sólo 20 km), lo que además reduciría el riesgo de caídas; y una verdadera etapa reina, ya que las jornadas de alta montaña son muy cortas o tienen pocos puertos, no habiendo ninguna etapa realmente propicia para los fondistas.
Y había solución, sobre todo en la última jornada de los Pirineos, que podría haber incluído Soulor y el mencionado Spandelles sin problemas. O para no utilizar el Tourmalet sólo como desgaste llegar desde el otro lado, con Marie Blanque y Aubisque como primeros puertos -> alternativa Pau-Hautacam, aunque para no condicionar tanto las etapas previas sería conveniente eliminar la llegada en alto, terminando en Argeles Gazost, lo que además aportaría mayor variedad al recorrido y favorecería los ataques lejanos. En el caso de las etapas alpinas, hubiera sido muy interesante añadir el Galibier antes del Izoard, aunque haría falta cambiar la salida para no pasarse de kilometraje.
Por otro lado, los perfiles oficiales vuelven a dejar mucho que desear, tanto en el caso de las etapas, con escalas tan diferentes de unas jornadas a otras que en un primer vistazo pueden llevar a engaño, incluyendo además muchos picos irreales (al hacer los perfiles con programas web y sin filtro, en vez de tomar mediciones sobre el terreno); como en algunos puertos concretos, con el ejemplo de Chamrousse, donde han marcado varios km al 11% que en realidad tienen un 8,5%.
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