Las demás entradas sobre el Giro de Italia 2022:
- Historia (análisis general, orígenes, evolución, ciclistas, puertos míticos, recorridos, últimas ediciones).
– – – – –
Como decíamos en el artículo previo, se trata de la 105ª edición de la prueba, con salida desde Budapest, la capital de Hungría, el viernes 6 de mayo y llegada en Verona, al norte de Italia, el día 29 del mismo mes. Señalar que la «grande partenza» en Hungría ya se anunció para 2020, pero al final se canceló debido a la pandemia del coronavirus, que provocó que la carrera se retrasara al mes de octubre, recuperándose ese inicio para este año si bien con etapas distintas, tras una extraña presentación por partes del recorrido el pasado noviembre.
Info en la web oficial / Libro de ruta -> descargar (118 MB) / Video presentación
Sin contar los tramos neutralizados, los ciclistas tendrán que recorrer 3446 km divididos en 21 etapas, para una media de 164 km, con 3 jornadas de descanso intercaladas, e incluyendo 2 contrarrelojes, aunque muy cortas, sumando apenas 27 km. Las otras 19 etapas se pueden dividir en 7 etapas llanas, aunque una de ellas con final en repecho y otras 2 con puerto a mitad de la ruta; 7 de media montaña, incluyendo tanto jornadas tipo clásica como aquellas que si bien tienen un gran puerto el resto son subidas más modestas; y 5 de alta montaña, la mayoría en la última semana de carrera, pudiendo considerarse Aprica como la etapa reina, aunque los 2 finales más duros son Blockhaus y Fedaia, cerrando la 1ª semana y el penúltimo día de carrera respectivamente.
PRIMERA SEMANA
- 1ª etapa (viernes 6 mayo): Budapest – Visegrad (195 km) -> perfil / mapa
- 2ª etapa (sábado 7 mayo): Budapest – Budapest (CRI) (9,2 km) -> perfil / mapa
- 3ª etapa (domingo 8 mayo): Kaposvár – Balatonfüred (201 km) -> perfil / mapa
- Jornada de descanso (lunes 9 mayo)
- 4ª etapa (martes 10 mayo): Avola – Etna / Rif.Sapienza (172 km) -> perfil / mapa
- 5ª etapa (miércoles 11 mayo): Cattania – Messina (174 km) -> perfil / mapa
- 6ª etapa (jueves 12 mayo): Palmi – Scalea (192 km) -> perfil / mapa
- 7ª etapa (viernes 13 mayo): Diamante – Potenza (196 km) -> perfil / mapa
- 8ª etapa (sábado 14 mayo): Napoli – Napoli (153 km) -> perfil / mapa
- 9ª etapa (domingo 15 mayo): Isernia – Blockhaus (191 km) -> perfil / mapa
Así pues, la carrera se inicia con una etapa de casi 200 km entre Budapest y Visegrado, sin cotas reseñables durante toda la ruta … excepto en la llegada, con una subida final al castillo homónimo de casi 4 km al 5%, con puntas del 8% y varias curvas -> plano, siendo propicia para los «up-hill finishers». En la jornada siguiente, turno para una CRI en Budapest que por su escasa longitud, 9 km, se podría considerar casi un prólogo, aunque técnicamente no lo sea. De hecho en la presentación del Giro 2020 iba a ser la 1ª etapa, al comenzar en sábado, pero para este año, al iniciarse la carrera en viernes, se retrasó a la 2ª jornada. En cualquier caso, se trata de una CRI muy técnica, teniendo curvas cerradas y de nuevo con final en repecho -> mapa, con 300 m iniciales bastante duros, al 9-10% y pavé, aunque luego suaviza mucho, para un total de 1,3 km al 5%. Una crono para corredores explosivos, aunque no habría estado mal una distancia superior. La 3ª etapa, última en Hungría, une las localidades de Kaposvár y Balatonfüred, al oeste del país, con 200 km muy llanos, circulando durante la 2ª mitad de la ruta junto al lago Balaton, siendo una jornada para los sprinters, aunque cayendo en domingo se echa de menos un recorrido con más alicientes.
Después del descanso y el traslado a la isla de Sicilia, al suroeste de Italia, la prueba se reanuda con la 1ª etapa de montaña, uniendo Avola y el refugio Sapienza, en las laderas del volcán activo más grande de Europa: el Monte Etna, con 3357 m de altitud, si bien la meta está en la cota 1890 m. La parte inicial de la ruta tiene tendencia ascendente, incluyendo la subida a Buccheri en el km 50, aunque no puntúa, con un largo descenso y 50 km llanos en busca de Ponte Barca, inicio del largo ascenso al Etna, aunque es en Biancavilla cuando se pone serio, con 22 km al 6,2% de media, sin contar el falso llano final hasta el refugio -> últimos km. Aunque el Monte Etna se ha convertido en un clásico del Giro, llegando hasta el abuso con 4 finales los últimos 6 años, ganando Polanc en 2017 -> vídeo, Chaves en 2018 -> vídeo, y Caicedo en 2020, la vertiente de Biancavilla es inédita, al menos el inicio, ya que la zona central, con las rampas más duras, repite lo visto en 2018, mientras que el final coincide con la subida de 2011 -> vídeo. La 5ª etapa, también en Sicilia, es más sencilla, con 174 km entre Cattania y Messina, al noreste de la isla, si bien incluyendo el ascenso a Portella Mandrazzi en la 1º mitad de la ruta, tendido pero bastante largo, seguido por 25 km de descenso y 70 km finales llanos, favoreciendo el reagrupamiento, en un día para velocistas completos.
La siguiente jornada, ya en la Italia continental, une las localidades de Palmi y Scalea, junto al mar Tirreno, con 192 km que salvo por la subida inicial a Vibo Valentia son básicamente llanos, circulando junto a la costa, por lo que salvo abanicos la etapa se resolverá con un sprint masivo. La 7ª etapa, con casi 200 km entre Diamante y Potenza, es una de las más duras de esta edición, atravesando los Apeninos con un recorrido de media montaña que incluye 4 puertos: Passo Colla, el más tendido, con 9,3 km al 4,5%; Monte Sirino, muy irregular pero largo y con tramos exigentes -> perfil oficial, siendo 3 veces final de etapa en los 90, ganando Cubino en el 95; Mont. Grande di Viggiano, con 2 km iniciales al 10% y tras un descenso 6,6 km finales al 9-10%, con dos al 12%; y tras una subida no puntuada de 5 km sobre el 5%, el Valico della Sellata, con cerca de 8 km al 6%, coronándose a 16 de meta, con su bajada y una 1ª cota en Potenza (2 km al 5,5%) antes del repecho final, con 350 m al 8% -> plano. Una jornada tan exigente, con cerca de 4500 m de desnivel acumulado, como propicia para las escapadas, con posibilidad de fuga-bidón, aunque por su situación en la prueba y diseño, con Viggiano a 65 km de meta, la actitud de los favoritos es clave para que sea espectacular … o decepcionante.
Al día siguiente, jornada tipo clásica, salvo por la corta distancia (154 km), alrededor de la ciudad de Nápoles, realizando varios circuitos durante la ruta, el principal en torno a Bacoli, con 19 km y al que darán 4 vueltas, incluyendo las cotas de Monte di Procida, que tiene 1,5 km centrales al 7%, y Lago Lucrino, con 800 m al 9%, abandonando ese circuito a 25 km de meta para regresar a Nápoles, con la suave cota de Pozzuoli y la subida a Posillipo por Coroglio, con 3,3 km al 4,6%, antes de la bajada y llano final, acabando junto a la costa tras una curva de 180º a un km de meta -> plano. Una etapa para clasicómanos, pudiendo resultar muy entretenida, y donde los favoritos a la general tampoco pueden despistarse.
Cerrando la 1ª semana, etapa de montaña en los Abruzos, en la parte central de los Apeninos, con 190 km entre Isernia y el Blockhaus, realizando un doble paso por el puerto. Y ojo al terreno previo, afrontando de salida Macerone, aunque por su vertiente blanda; Rionero Sannitico, con 4 km al 8-9%, descansillo y otros 3 km con similar pendiente; y Roccaraso, con 5 km iniciales al 7,5%. Tras el llano de la cima, larga bajada por el Valico della Forchetta en busca de Guardiagrele, donde ganó Contador en la Tirreno Adriático 2014, aunque por otra vertiente, y Filetto, para ya en los últimos 65 km hacer la doble subida: 1º por Pretoro hasta el Passo Lanciano -> perfil completo, con 10,3 km finales al 7,6%; y después, tras un fuerte descenso, por la brutal vertiente de Roccamorice, con 13,6 km finales al 8,4% hasta la cota 1665 m, aunque antes ya hay 9 km al 5% desde Scafa -> subida completa. Un auténtico coloso, rozando los 400 de coef. APM -> puertos más duros en carrera, y que unido al desgaste previo, tanto de la etapa, con 5000 m de desnivel, como de los días previos, puede provocar grandes diferencias si hay buen ritmo. Fue lo que ocurrió en 2017 -> clasificación / vídeo, subiendo también por Roccamorice y con la misma meta, junto al hotel Mamma Rosa, ganando Quintana y con solo 6 corredores en menos de 2 minutos, aún siendo una etapa más blanda.
SEGUNDA SEMANA
- Jornada de descanso (lunes 16 mayo)
- 10ª etapa (martes 17 mayo): Pescara – Jesi (196 km) -> perfil / mapa
- 11ª etapa (miércoles 18 mayo): Santarcangelo di Romagna – Reggio Emilia (203 km) -> perfil / mapa
- 12ª etapa (jueves 19 mayo): Parma – Genova (204 km) -> perfil / mapa
- 13ª etapa (viernes 20 mayo): Sanremo – Cuneo (150 km) -> perfil / mapa
- 14ª etapa (sábado 21 mayo): Santena – Torino (147 km) -> perfil / mapa
- 15ª etapa (domingo 22 mayo): Rivarolo Canavese – Cogne (177 km) -> perfil / mapa
Tras el día de descanso, la prueba continúa con una etapa de casi 200 km entre Pescara y Jesi que se puede dividir en 2 partes muy diferentes: los primeros 100 km, hasta Civitanova Marche, completamente llanos circulando junto a la costa adriática; y los últimos 95 km, con un perfil muy quebrado que incluye múltiples cotas, 4 de ellas marcadas como puerto, siendo la más dura Recanati, con 2 km finales al 9%, y la más cercana a meta Monsano, con un tramo de 1,7 km al 6-7%, coronándose a 8,5 km de la llegada, que pica ligeramente hacia arriba -> últimos km / plano. Una jornada para clasicómanos, mientras que los sprinters puros tendrán su mejor oportunidad durante la 2ª semana en la etapa siguiente, con más de 200 km totalmente llanos entre Santarcangelo di Romagna y Reggio Emilia, donde todo lo que no sea una llegada masiva será una gran sorpresa. El último antecedente fue en 2017 -> vídeo, con triunfo de Gaviria al sprint.
La 12ª etapa también supera los 200 km, en este caso con un trazado de media montaña entre Parma y Génova, junto al mar de Liguria. La parte inicial no tiene grandes dificultades, pero a mitad de ruta se afronta el Passo del Bocco, con 6 km al 4% y un descenso de mal recuerdo debido a la caída mortal de Weylandt en 2011. Ya en los últimos 60 km, enlazado de La Colletta, con 9,5 km al 4%, y Valico di Trensasco, que cuenta con 4 km al 8-9%, si bien tras su bajada aún restan 25 km hasta meta, pudiendo haber reagrupamiento. Una jornada que sin ser mala, comparada con lo anunciado es muy decepcionante. Y es que la etapa original incluía el duro Monte Becco en la parte final, con su descenso por Monte Fasce terminando a solo 5 km de meta. Pero entre el miedo a esa bajada, por vía estrecha, y querer pasar por el puente San Giorgio, sustituto del puente de Morandi que colapsó en 2018, los organizadores cambiaron la ruta. Señalar que la última llegada en Génova fue en 2015, en etapa llana con triunfo de Viviani. La 13ª jornada, con 150 km entre Sanremo, final de «La Classicissima», y la localidad de Cuneo, es difícil de clasificar: por sus primeros 60 km sería media montaña, con el Colle di Nava, pero sus últimos 90 km son llanos, con el Santuario de Vicoforte como única dificultad orográfica, en un día para velocistas completos, con los 2 km finales al 2-3%.
La etapa 14ª, entre Santena y Turín, la capital del Piamonte, es una de las más esperadas de esta edición. Y es que se trata de un «serrucho» de media montaña con 3000 m de desnivel en menos de 150 km, incluyendo las subidas a Il Pilinetto y Parco della Rimembranza antes de realizar 2 vueltas y media a un circuito final de 36,5 km con el Colle di Superga (Bric del Duda), con 4,5 km al 9% y famoso por la clásica Milán-Turín, que desde 2012 a 2021 acabó en la Basílica -> subida completa (salvo en 2019, con meta en Turín); Colle della Maddalena, un muro con 1,5 km iniciales al 14%, más otro km final al 6,5%; y Parco del Nobile, una cota con 1,6 km al 7,7%, situada a solo 4,5 km de la llegada. Una jornada que puede dar mucho juego, tanto en la lucha por la etapa como de cara a la general, si bien hay que decir que la etapa anunciada en la presentación era aún más dura, ya que además de los 2 pasos por Superga había 3 por Maddalena (aunque por otra vertiente) y por los muros de Roccia Sta. Brigida y Quadrivo Raby, pero parece que el descenso no estaba en buenas condiciones, por lo que se cambió la ruta, aunque en este caso sí se ha mantenido la esencia.
Y como cierre de la 2ª semana, etapa de montaña en Aosta, con casi 180 km entre Rivarolo Canavese y la Val di Cogne, acabando en Lillaz. Los primeros 90 km incluyen varios repechos, aunque no será tras el sprint de Pollein cuando la ruta se ponga seria de verdad, enlazando los puertos de Les Fleurs, con 8,5 km centrales al 8%, siendo parte de Pila, final en 1987 y 1992, ganando Millar y Bolts respectivamente; y Verrogne -> otro perfil, con casi 14 km a más del 7% y tramos muy exigentes, además de un complicado descenso, antes de la subida final a Cogne-Lillaz, muy larga pero irregular y con lo más duro al inicio, mientras que los últimos 13,5 km no llegan al 3,5%, para un total de 22,5 km al 4,3% de media, por lo que quién quiera hacer diferencias tendrá que moverse desde lejos -> últimos km. Una etapa exigente, con cerca de 4000 m de desnivel y un buen encadenado, pero que depende mucho de la actitud de los corredores para dar buen resultado. Ojalá su colocación, antes del descanso, ayude a que sean combativos, lo que no quita para que en la zona haya opciones mejores, como acabar en Aosta tras el descenso. Señalar que el anterior final en Cogne fue en 1985, con triunfo de Hampsten, si bien la etapa era de sólo 58 km y con la subida completa hasta Valnontey.
TERCERA SEMANA
- Jornada de descanso (lunes 23 mayo)
- 16ª etapa (martes 24 mayo): Saló – Aprica «Sforzato Wine Stage» (202 km) -> perfil / mapa
- 17ª etapa (miércoles 25 mayo): Ponte di Legno – Lavarone (168 km) -> perfil / mapa
- 18ª etapa (jueves 26 mayo): Borgo Valsugana – Treviso (151 km) -> perfil / mapa
- 19ª etapa (viernes 27 mayo): Marano Lagunare – Santuario di Castelmonte (177 km) -> perfil / mapa
- 20ª etapa (sábado 28 mayo): Belluno – Passo Fedaia / Marmolada (168 km) -> perfil / mapa
- 21ª etapa (domingo 29 mayo): Verona – Verona (CRI) (17,4 km) -> perfil / mapa
Ya en la última semana, turno para la etapa reina, con más de 200 km entre Saló y Aprica, un final clásico de la prueba. Y es que los corredores tendrán que afrontar 4 puertos, empezando con Goletto di Cadino (Passo Crocedomini), una subida de 30 km, aunque oficialmente solo han contado los últimos 20 km, al 6,2%, alternando tramos duros con zonas más tendidas, seguido por un fuerte descenso hasta Breno que da paso a un largo falso llano en busca del famoso Mortirolo -> otro perfil, si bien este año se sube por su vertiente «blanda», Edolo, usada normalmente como bajada, aunque es un buen 1ª con 12,6 km finales al 7,6%. Tras coronar, descenso muy técnico hacia Grossio y Tirano, en cuyas cercanías está la subida a Teglio, una trampa con 4,6 km finales al 9,5% y zonas muy duras, formando además un buen encadenado con el Valico Santa Cristina, que tiene 12,5 km al 8,5%, los últimos 5,5 km al >10% por una vía estrecha. Se corona a 6 de meta, los primeros 4,5 km de bajada y el km y medio final picando hacia arriba -> plano 20 km finales. Globalmente, una etapa durísima, con más de 5200 m de desnivel y un buen kilometraje, digna de entrar en la lista de etapas más duras de la historia. Y ojo también a los descensos, sobre todo Crocedomini y Mortirolo, que con lluvia podrían ser decisivos.
Sin embargo, pese a que hay terreno para una gran etapa, no sería extraño que la batalla entre los favoritos quede reducida a los últimos 15 km. En ese sentido, una pena que no se afronte el Mortirolo por su vertiente de Mazzo, mucho más rompedora que por Edolo, algo que sí se hizo en la mítica etapa de 1994 (crónica) -> vídeo, con triunfo de Pantani; en 1999 -> vídeo, con victoria de Heras; y en 2010 -> clasificación, ganando Scarponi y con Basso nuevo líder, anteriores llegadas en Aprica tras Santa Cristina por su vertiente dura (en 2010 con el orden contrario). Sin este puerto pero sí con el Mortirolo, el último final en Aprica fue en 2015, con triunfo de Landa y Contador consolidando el liderato -> clasificación / vídeo. Otra alternativa, manteniendo la subida al Mortirolo por el este, sería afrontarlo por la Dritta di Monno, también conocida como «recta Contador», una variante de Edolo con 3 km centrales al 14%. También se podría haber hecho como en 2010, con Trivigno por S.Cristina y Mortirolo por Mazzo entremedias de un doble paso por Aprica.
Volviendo al recorrido de este año, ojo a la etapa siguiente, con 170 km entre Ponte di Legno, en la base del mítico Passo di Gavia, aunque este año no se sube, y Lavarone, ya que si bien no resulta tan llamativa puede dar mucho juego. Ya de inicio, subida al Passo del Tonale (desde km 4), con casi 9 km al 6-7%, seguido por un rápido descenso y un largo falso llano favorable en busca de San Michelle all’Adige, inicio de la irregular subida a Giovo -> perfil completo, que alterna tramos duros y descansillos. Y no tiene descenso como tal, dando paso a una zona con múltiples repechos antes de Pergine Valsugana, ya en los últimos 50 km, donde los corredores tendrán que afrontar el Passo del Vetriolo, con casi 12 km al 7,6%, sin grandes rampas pero muy constante, y tras su descenso y 6 km de llano el inédito Monterovere, también conocido como Menador, teniendo 8,2 km finales al 9,5% y un trazado muy escénico -> plano, con ctra. estrecha y varios túneles excavados en la roca. Tras coronar habrá 8 km de cresteo, con repecho incluído, pudiendo verse bonitas persecuciones hasta meta.
La 18ª etapa, con 155 km entre Borgo Valsugana y Treviso, es más sencilla, aunque con varias cotas entre las que destaca el muro de Ca’del Poggio, con un km al 12%, a 50 km de la llegada, si bien el terreno desde ahí hasta meta es muy llano, incluyendo un circuito en Treviso de 22 km (ojo a varias curvas cerradas), siendo la última oportunidad para los velocistas. Y es que al día siguiente regresa la montaña, con 180 km entre Marano Lagunare y el Santuario di Castelmonte, al noreste de Italia. Los primeros 65 km son llanos, pero tras el paso por Tarcento la ruta se complica con Villanova Grotte, que tiene 3 km al 8,6%, y el Passo di Tanamea, con 9 km al 5,5% y en cuya bajada, con repecho incluído, se entrará en Eslovenia para afrontar el inédito Kolovrat -> otro perfil / plano, que cuenta con 10,5 km al 9% pese a un descansillo que baja la media, teniendo de hecho varios km al 12%. Ya coronado, a 34 km de meta, largo e irregular descenso (solo la parte alta) de vuelta a Italia, con un tramo llano hasta Cividale del Friuli, inicio del ascenso final, cuyas cifras totales, 7,2 km al 6,6%, no reflejan su dureza real: si se descuenta la bajada intermedia tiene 6,7 km al 7,7%, con un km al 11% cerca de la cima -> final / plano. Una etapa que puede dar mucho juego si hay batalla en Kolovrat … o resultar decepcionante si los favoritos tienen la mente en la Marmolada.
La penúltima jornada es el «tappone» dolomítico de esta edición, con 170 km entre Belluno y el Passo Fedaia, más conocido como la Marmolada por el nombre de la montaña que domina la zona, la más alta de los Dolomitas. De inicio hay un rodeo para subir la cota de San Gregorio nelle Alpi, no puntuada, seguida por un largo falso llano ascendente en busca de Cencenighe Agordino, comienzo de la vertiente este del Passo San Pellegrino -> otro perfil, final de etapa en 2006, con triunfo de Gárate. Es una subida irregular pero larga y con tramos muy duros, incluyendo 2,5 km al >11% cerca de la cima, para un total de 18,5 km al 6,2% de media. Tras coronar, rápido descenso hasta Moena y casi 20 km de falso llano en busca de Canazei y el Passo Pordoi: el puerto más visitado por el Giro, con 40 ascensiones, y este año la Cima Coppi, con 2239 m de altitud, aunque no es especialmente duro: 11,8 km al 6,8% de media. Una vez coronado, a 45 km de meta, larga bajada hasta Caprile, aunque con una zona llana intermedia y el repecho de Cernadoi, de 1,5 km al 6-7%, en busca de la subida al Passo Fedaia -> otro perfil, con la 1ª mitad muy irregular pero que tiene 5,7 km finales al 11%, incluída la temida recta de 3 km de Malga Ciapela, para un total de 14 km al 7,6%, con la cima también superando los 2000 m de altitud.
Una etapa exigente, con 3 grandes puertos y unos 4500 m de desnivel, pero con diseño decepcionante, siendo no solo probable que la batalla entre los favoritos quede reducida a los 5 km finales de Fedaia, al haberlo colocado como meta, sino perjudicando además a las etapas previas. Una pena, ya que como puerto de paso habría favorecido la batalla desde lejos, con múltiples posibles finales: Selva di Val Gardena (como en 1998), Corvara in Badía, el propio Pordoi, etc. De hecho, de las 15 subidas a este puerto solo 2 veces ha sido final de etapa … contando este año, con el único antecedente de la etapa de 2008 -> clasificación / vídeo, con triunfo de Sella y Contador manteniendo el liderato. Desde entonces solo se ha visto otra vez en la prueba, en la brutal etapa de 2011 -> perfil, vídeos y clasificación, ganando Mikel Nieve tras 7 h y media sobre la bicicleta. Aclarar que en ambas ocasiones Fedaia se subió por la variante del desfiladero de Sottoguda, aún más dura que la clásica pero destrozada por un temporal en 2018. Por otro lado, tanto Fedaia como Pordoi estaban programados para el año pasado, pero fueron eliminados del recorrido de un modo muy discutible (por decirlo suavemente) y sin incluir otros puertos a cambio.
Y como despedida de la prueba, una crono individual de 17 km en la ciudad de Verona, teniendo un trazado muy técnico -> plano, e incluyendo a mitad de la ruta el ascenso a Torricelle, con 4,5 km al 4-5% de media, para tras su descenso y 4 km llanos acabar en el Arena de Verona, sirviendo como homenaje para todos los que logren completar las 3 semanas de carrera. No obstante, siendo la crono «larga» de esta edición se echa en falta mayor distancia, rondando al menos los 30 km, como si ocurría en la CRI de Milán 2021, con victoria de Ganna y la general para Bernal. Eso sí, se trata de un recorrido casi idéntico al de CRI de Verona 2019 -> vídeo, imponiéndose Haga y Carapaz en la general, aunque ese año tenía sentido, al haber 3 cronos individuales. También es similar, aunque 2 km más largo, al de Verona 2010 -> vídeo, con victoria de Larson, mientras que en la general no hubo cambios en el podio: Basso, Arroyo y Nibali. Por otro lado, señalar que esta crono recorre las mismas zonas del circuito de los Mundiales de 1999 y 2004, aunque yendo en sentido contrario, con sendas victorias de Freire -> vídeo.
Haciendo una valoración global del trazado de este Giro, se trata un recorrido exigente, con más de 50.000 metros de desnivel acumulado y múltiples etapas de montaña, especialmente en los últimos 8 días de carrera, siendo varias de ellas muy atractivas, pero muy desequilibrado por 2 cuestiones ya habituales en las GV de los últimos años pero que aquí se llevan al exceso: abuso de finales duros, con 3 llegadas en HC (aunque en el Giro no existe esa calificación) + otras 2 con la cima muy cerca de meta; y sobre todo la escasez de contrarreloj, con apenas 26,8 km de esta disciplina, la cifra más baja desde 1962. Esto hace que sea un recorrido injusto, no favoreciendo a los corredores completos de cara a la general, que se supone que es lo que debería hacer una GV, sino exclusivamente a los escaladores. Y tampoco ayuda a que haya batalla desde lejos, con los favoritos pudiendo reservarse para la parte final de etapas concretas, quedando lo anterior solo como desgaste y el resto de jornadas para el sprint o escapadas consentidas.
Y no era necesario cambiar mucho para corregirlo: quitando el final en la Marmolada y haciendo otra crono (o como mínimo alargando las ya existentes) ya sería un recorrido de notable, más justo y equilibrado, favoreciendo además ataques lejanos. Respecto a la salida desde Budapest, se podría haber hecho de un modo más lógico, sin una etapa tan insulsa el 1er domingo de carrera, ni un traslado tan enorme a la isla de Sicilia, justo la zona más alejada y que además se está repitiendo en exceso las últimas ediciones, sobre todo el Etna. De hecho, las 2 jornadas que se gastan en Sicilia se podrían haber aprovechado para unir Hungría con el noreste de Italia, sin necesidad de traslado ni día de descanso. Por otro lado, el cambio a peor de la etapa de Génova ha dejado coja la 2ª semana, con 4 etapas seguidas con poca «chicha», mientras que la 3ª está demasiado cargada.
De todos modos, como siempre la última palabra será de los corredores. Y aún con las pegas mencionadas, terreno hay para ver un buen espectáculo si los ciclistas se muestran combativos, aprovechando todas las etapas y no solo la parte final de algunas jornadas. Por otro lado, esperemos que haya suerte con las condiciones meterológicas, que en estas fechas pueden condicionar mucho las etapas con puertos de gran altitud, como ya ha ocurrido en varias ediciones de la última década.