Este sábado 23 de marzo se celebra la 110ª edición de la Milano-Sanremo, también conocida como “la Classicissima” o “la clásica de la primavera”, y el primero de los 5 monumentos ciclistas, siendo una de las carreras de un día más importantes de la temporada, manteniendo su fecha clásica, a la que regresó en 2016 después de varios años disputándose en domingo, y un recorrido casi idéntico al de las últimas ediciones, superando los 290 km, con el Turchino, Capo Berta, Cipressa y Poggio como principales cotas antes del final en la Via Roma.
Historia
La edición inaugural, organizada por La Gazzetta dello Sport, tuvo lugar el 14 de abril de 1907, con un recorrido de 288 km y victoria del francés Lucien Petit-Breton tras más de 11 horas sobre la bicicleta. Desde entonces la carrera sólo ha dejado de celebrarse en 1916 y en 1944-45, debido a la 1ª y 2ª Guerra Mundial. La edición más mítica durante los primeros años fue la de 1910, cuando bajo un tiempo infernal, con frío y lluvia durante toda la prueba, sólo 4 corredores de los 63 que habían tomado la salida pudieron terminar la carrera, con triunfo para Eugène Christophe. También histórica fue la edición de 1946, en la que el gran Fausto Coppi se impuso con más de 14 minutos de ventaja tras recorrer los últimos 150 km en solitario.
Ya más recientemente, destaca la edición de 1992 -> vídeo completo – últimos km, con victoria para Sean Kelly tras un descenso “kamikaze” del Poggio, en el que consiguió neutralizar el ataque previo de Moreno Argentin, así como las ediciones de 2008 -> vídeo, cuando Fabian Cancellara se impuso en solitario tras un ataque a 2 km de la llegada, siendo el primero en lograrlo desde 1997; 2011, con la carrera rota desde muy lejos (en parte por varias caídas en el descenso de Le Manie) y 30 km finales espectaculares, con victoria de Mathew Goss por delante de Cancellara y Gilbert; y 2013, cuando la nieve obligó a neutralizar parte de la ruta, jugándose finalmente la victoria un grupo de 7 corredores, con triunfo de Gerald Ciolek tras superar en el sprint a Sagan y el propio Cancellara.
Los grandes dominadores del palmarés son los corredores italianos, con 51 victorias, destacando los 6 triunfos de Costante Girardengo, el cual además consiguió otros 5 podios, llegando a estar 10 años seguidos sin bajar del “cajón” (de 1917 a 1926); y las 4 victorias de Gino Bartali, con nada menos que 11 años de diferencia entre la 1ª y la última (de 1939 a 1950). Sin embargo, es el belga Eddy Merckx, “el caníbal”, quien tiene el récord de triunfos en la prueba, con 7 victorias repartidas entre 1966 y 1976. Ya en los últimas décadas sobresale el alemán Eric Zabel, con 4 victorias entre 1997 y 2001, además de otros 2 podios.
En el caso de los corredores españoles, durante todo el siglo XX el único que subió al podio fue Miguel Poblet, el primer gran clasicómano español, con victorias en 1957 y 1959, además de un 2º puesto en 1958. Pero en los últimos años destaca sobremanera Oscar Freire, retirado en 2012 y que con sus 3 triunfos, en 2004, 2007 y 2010 (más un podio anterior en el año 2000) es el corredor más laureado de la prueba en los que llevamos de siglo XXI.
El año pasado el triunfo fue para el italiano Vincenzo Nibali (Bahrain Merida), que logró su 3ª victoria en un Monumento, tras los 2 triunfos en el Giro de Lombardía, con un buen ataque en la subida al Poggio y siendo capaz de resistir la persecución del grupo en la bajada y llano final, completando el podio el australiano Caleb Ewan (Mitchelton Scott) y el ganador de 2016, el francés Arnaud Demare (Groupama FDJ), siendo una edición con un final emocionante pero con muy poca historia hasta el inicio del Poggio, con una subida a la Cipressa decepcionante.

Nibali celebrando su victoria en 2018, con Ewan encabezando el grupo perseguidor. Foto de Tim de Waele / TDWSport, galería en Cyclingnews
Recorridos
Las principales características de la prueba son el largo kilometraje, rozando los 300 km, siendo con mucha diferencia la carrera de mayor longitud que se disputa actualmente, y un trazado con escasas dificultades orográficas y en general poco exigentes (aunque varias de ellas situadas en la parte final), lo que la convierte en el Monumento más favorable para los sprinters. De todos modos, no siempre ha sido una carrera propicia para los velocistas. Y no porque antiguamente hubiera mayor cantidad de repechos o más duros (todo lo contrario), sino porque la forma de correr, más ofensiva que la actual, el peor estado de las carreteras, el tipo de bicicletas y la diferente preparación de los ciclistas hacía que los sprints masivos fueran muy poco habituales, triunfando escapadas lejanas y corredores que podían no tener una gran punta de velocidad.
De hecho, durante muchos años la única subida reseñable fue el Passo del Turchino, que afrontado por el norte no pasa de ser un 3ª, colocado además muy lejos de meta. Pero a medida que la carrera fue resultando cada menos selectiva la organización fue endureciendo la ruta para evitar que grandes pelotones se jugaran la victoria al sprint, añadiendo diversas cotas. De este modo, en 1960 incluyeron el Poggio, una subida sin mayor dificultad (3,7 km al 3,7 %) pero cuya cercanía a la llegada y el hecho de que se afronte con muchos km en las piernas la convierten en decisiva, teniendo además un descenso bastante técnico. En 1982 le llegó el turno a la Cipressa, una cota algo más exigente (5,6 km al 4,1%) aunque situada a mayor distancia de meta. Desde esa edición el recorrido se mantuvo prácticamente inalterable durante más de 25 años.
Hasta que hace unos años, en la edición de 2008, los organizadores, forzados por el exceso de llegadas masivas a finales de la década de los 90 y principios del 00, endurecieron de nuevo la ruta, añadiendo la cota de Le Manie, mucho más exigente que Cipressa y Poggio, con 4,7 km al 6,7%, aunque situada a 95 km de meta. Ese mismo año también variaron la calle donde finalizaba la prueba, pasando de la Via Roma a Lungomare Italo Calvino, lo que alejó la cima del Poggio de meta, pasando de 5,7 km a 6,2 km. Y el aumento de dureza funcionó, ya que en los años siguientes la mayor parte de ediciones se resolvieron mediante un ataque o al sprint en un pequeño grupo de corredores (2008, 2011, 2012 y 2013), aunque tampoco se eliminaron por completo las llegadas masivas (2009 y 2010), volviendo a ser una carrera imprevisible y con opciones para corredores de diferentes características.
No obstante, desde hace ya mucho tiempo se venía rumoreando con la inclusión de una nueva cota cerca de meta, la Pompeiana, algo más rompedora que Cipressa y Poggio, con 4,8 km al 5,2% de media (incluyendo un tramo de 400 m al 9,5%), y situada justo entre ambos. Y aunque el estreno de Le Manie pareció enfriar el interés de los organizadores, los rumores volvieron a aumentar en los años siguientes … hasta que en septiembre de 2013 se confirmó la noticia: la Milán San Remo cambiaba su recorrido para 2014, estrenandose la Pompeiana y eliminando precisamente Le Manie, acumulando una dureza similar (incluso algo inferior) pero mucho más concentrada en la parte final de la ruta, generando una gran polémica, con opiniones tanto negativas como positivas.
Sin embargo, al final no incluyeron ninguna de las 2 cotas, ni Pompeiana ni Le Manie. La explicación oficial sobre la Pompeiana fue el mal estado de la carretera debido a las lluvias, no pudiendo garantizar la seguridad de los corredores, pero en el caso de Le Manie no aclararon nada, dejando el mismo recorrido de la mayoría de ediciones de 1982 a 2007. Lo más surrealista es que los organizadores dijeron que lo de Pompeiana sólo era un retraso, estando pendiente su estreno para 2015 … y ambas cotas volvieron a quedar fuera del trazado, sin que de nuevo dieran explicaciones sobre Le Manie, con el único cambio respecto a 2014 del regreso a la Via Roma como final de la prueba, acercando el Poggio a meta, manteniendo una ruta casi idéntica desde entonces.
Recorrido Milán San Remo 2018
- Rutómetro parte 1 – parte 2 / Guía oficial (PDF 3 MB)
Dificultades montañosas:
- Passo del Turchino (km 142,2): 532 m – 3,2 km – 4,3 %
- Capo Berta (km 252,6): 130 m – 2,5 km – 5 %
- Cipressa (km 269,5): 239 m – 5,65 km – 4,1 %
- Poggio di Sanremo (km 285,6): 160 m – 3,7 km – 3,7 %
Los primeros 120 km, casi siempre en dirección sur, no tienen ninguna dificultad reseñable, pero a partir de la localidad de Ovada la carretera empieza a picar hacia arriba en busca de Campo Ligure y el Passo del Turchino, aunque por esta vertiente se trata de una subida muy tendida, siendo prácticamente un falso llano a excepción de los 2 últimos km, que ya si alcanzan cierta dureza, con un 5% de media. De todos modos, más complicado que la ascensión puede resultar el propio descenso, sin mucha pendiente pero revirado y de bastante longitud, pudiendo ser peligroso para un pelotón, sobre todo con el asfalto mojado.
Una vez terminado el descenso, en las afueras de la ciudad de Génova y ya junto a las costas del Mediterráneo, hay 2 pequeños repechos antes de llegar a la localidad de Varazze, donde se inicia un tramo de 65 km casi completamente llano, con Savona y Finale Ligure como localidades de paso más importantes, hasta llegar a los alrededores de Laigueglia, población en torno a la cual, durante el mes de febrero, se celebra la carrera homónima: el Trofeo Laigueglia, perteneciente a la categoría 1.HC del circuito europeo de la UCI, con triunfo este año para Simone Velasco.
Volviendo al recorrido de la Milán – San Remo, una vez que se deja atrás Laigueglia se inicia el encadenado de los “Tres Capos”, si bien los 2 primeros, Capo Mele y Capo Cervo, son subidas cortas y muy tendidas. Algo más exigente resulta la subida a Capo Berta, con 2,5 km al 5% según las cifras oficiales (aunque de acuerdo a otros fuentes es más empinado, con 2 km al 6,5%), pudiendo estirar mucho el pelotón si la velocidad es alta e incluso quedando ya cortados algunos corredores, ya sea por falta de fuerzas o por haber cumplido el trabajo asignado por su equipo.
Después de estas cotas hay un pequeño tramo llano hasta llegar a San Lorenzo al Mare, localidad donde se abandona la Via Aurelia para afrontar la Cipressa -> perfil cada 200 m, una subida que con 4 km al 5% de media (sin contar el falso llano de la cima) y varias zonas al 7% suele hacer daño cuando el ritmo es elevado, siendo un punto clave para eliminar gregarios. Asimismo, los corredores no pueden despistarse en la bajada -> vídeo del descenso, con bastante pendiente y alguna curva complicada, aunque la carretera está en perfectas condiciones
Terminado el descenso, ya de vuelta en la Via Aurelia, hay 9 km llanos hasta el inicio de la subida más famosa e icónica de la prueba: el Poggio di San Remo -> perfil cada 200 m / vídeo. Se trata de una ascensión corta y muy tendida, pero el desgaste acumulado, con mas de 280 km en las piernas, y la gran velocidad de subida, con habitualmente muchos ataques, provocan que se haga más dura de lo que indican sus cifras, aunque por supuesto también es clave el ritmo previo. La zona más exigente está poco antes de coronar, con 400 m al 6% y rampas máximas del 8%, siendo el lugar donde normalmente se produce la selección definitiva.
Y al igual que en la cota previa, atención al complicado descenso -> vídeo, de nuevo algo más inclinado que la subida (aunque en este caso sin llegar al 5% de media) y con varias curvas cerradas, siendo clave para la resolución de la carrera en varias ediciones. Desde el final de la bajada hasta meta restarán sólo 2,3 km, la mayoría en línea recta pero con un “zig-zag” ya dentro del último km, con una curva de 90º a izquierdas seguida por otra a derechas, que puede dificultar la colocación de los corredores en caso de sprint masivo, si bien la recta de meta, situada de nuevo en la Vía Roma, tiene más de 700 m, con sólo un ligerísimo curveo a medio km del final.
Analizando los resultados desde finales de la década de los 90, hay una gran mayoría de ediciones que se resolvieron al sprint. Y en muchas ocasiones en un grupo bastante numeroso para una prueba de este tipo, superando los 30 corredores. Sin embargo, a partir de 2008 cambió la tendencia, con 4 ediciones en 6 años en las que la prueba se decidió con un sprint muy reducido, con menos de 10 corredores en el grupo de cabeza, e incluso un triunfo en solitario (Cancellara en 2008). ¿Y que tuvieron de diferente esas ediciones? La presencia de Le Manie, que si bien estaba muy lejos de meta hacía la carrera más selectiva. Sólo hay que ver que a excepción de 2017-18, desde que han quitado esta cota la prueba ha vuelto a decidirse en grupos de unos 30 corredores … y por las caídas, que si no en 2016 habrían sido bastantes más.
En ese sentido, creemos que dejar fuera Le Manie, que tanto juego había dado para hacer más entretenida la carrera, con bonitas persecuciones y aumentando las opciones de los ciclistas atacantes, es un error, sobre todo teniendo en cuenta que no se ha añadido ninguna otra subida para compensar su ausencia. Y posibilidades hay muchas, ya que la zona está llena de pequeñas cotas. Por ejemplo la Civezza, con 5,4 km al 4,8% de media y que estaría justo antes de la Cipressa, favoreciendo los ataques y que la batalla entre los favoritos se desatara antes de lo habitual, pero a su vez manteniendo una zona para reagrupamientos en caso de parón, por lo que los sprinters aún tendrían posibilidades. Y reduciendo además el riesgo de caídas, al llegar un grupo más seleccionado a la parte final, sin un pelotón tan numeroso al pie de Cipressa como en los últimos años.
Una opción más dura sería incluir la ya polémica Pompeiana, que si bien es cierto cambiaría bastante el perfil de los últimos 40 km, haciendo que fuera más selectivo y eliminando las opciones de los sprinters puros, seguiría siendo una carrera propicia para rodadores y gente con mucha punta de velocidad, además de aumentar las opciones de otros clasicómanos más escaladores, e incluso de los vueltómanos, ampliando el abanico de posibles ganadores, lo que sería un reflejo fiel de la historia de la prueba. De todos modos, no cabe duda de que comparado con el trazado actual sería un cambio muy brusco, quizás demasiado, por lo que nuestra opción preferida es la Cipressa.
Una opción intermedia entre el recorrido actual y las opciones más duras sería mantener el número de cotas pero siendo éstas más rompedoras, por ejemplo sustituyendo los modestos Capo Mele y Capo Cervo por Castello / Colla Miceri (subido en Trofeo Laigueglia) y Bande di La (2,1 km al 7,5%) -> perfil resultante, dos subidas cortas pero exigentes y que apenas aumentarían la distancia total de la prueba, lo que permitía recuperar Le Manie sin pasarse de kilometraje ni tener que cambiar la salida. Siguiendo esa línea, otra de las posibilidades sería sustituir Capo Berta por Serrata, con 2,7 km al 6-7% (sin contar el falso llano de la cima). Ójala los organizadores se den cuenta de que hace falta algún cambio para que la carrera se lance desde lejos, sin que todo quede para los 10 km finales.
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Participación
Como es habitual en esta prueba, la lista de participantes es magnífica, contando con la gran mayoría de sprinters y clasicómanos de primer nivel, incluídos los top-10 al completo de las últimas ediciones, aunque también hay alguna baja importante, sobre todo del equipo Astana, no participando Alexey Lutsenko, con 5 victorias este año; Luis León Sánchez, vencedor en Murcia; y Jakob Fuglsang, ganador en Andalucía y podio Strade Bianche y Tirreno Adriatico. En total, serán de la partida 25 equipos, los 18 World Tour y 7 Continentales Profesionales, completando un pelotón de 175 corredores, idéntico número al de la pasada edición.
Aunque la carrera se presenta muy abierta, con un gran abanico de ciclistas con opciones, a priori el equipo a batir es Deceuninck, contando aquí con un equipazo, incluídos dos de los grandes favoritos: Julian Alaphilippe, podio en la edición de 2017 y que llega en plena forma, con 6 victorias en lo que va de temporada, 2 de ellas en la reciente Tirreno Adriatico, y Elia Viviani, el corredor más laureado el año pasado, con 18 victorias, y esta temporada ya con 4 triunfos. Intentarán ponérselo difícil Bora, con las bazas de Peter Sagan, eterno candidato, siendo 2º en 2013 y 2017, además de 4º en otras 2 ediciones, llegando esta vez algo más tapado, tras un flojo comienzo de año, y Sam Bennett, en un gran momento, con 4 victorias esta temporada, 2 en París-Niza, pero que en principio estará supeditado a Sagan; y UAE, con Fernando Gaviria, 5º en 2017, habiendo empezado muy bien esta temporada, con 3 triunfos de etapa, pero que llega tras una Tirreno Adriatico decepcionante, y Alexander Kristoff, un especialista en esta carrera, habiendo acabado entre los 6 primeros últimas 5 ediciones, con victoria en 2014; estando también entre los favoritos Caleb Ewan (Lotto), 2º en 2018, cuando encabezó el sprint del grupo, aunque este año le está costando ganar, con múltiples puestos de honor pero sólo un triunfo; Michal Kwiatkowski (Sky), vencedor en 2017 y que llega tras una gran París-Niza, con varios días líder y podio final, siendo clave en el triunfo de Bernal; Arnaud Demare (Groupama), ganador en 2016, aunque no sin polémica, y podio en 2018, si bien su inicio de temporada ha sido más flojo de lo habitual; y Matteo Trentin (Mitchelton), vigente campeón de Europa y con 3 victorias en lo que va de año, curiosamente todas en España.
Otros corredores importantes: Greg Van Avermaet y Alessandro de Marchi (CCC Team); John Degenkolb, ganador en 2015, Jasper Stuyven y Tom Skujins (Trek Segafredo); Alejandro Valverde, campeón del mundo, Jurgen Roelandts, podio en 2016, Carlos Barbero, Mikel Landa y Daniele Bennati (Movistar); Michael Matthews, que vuelve tras su caída en Niza, Tom Dumoulin y Kragh Andersen (Sunweb); Sonny Colbrelli, varias veces top-ten, Vincenzo Nibali, vigente ganador de la prueba, Matej Mohoric y Dylan Teuns (Bahrain Merida); Magnus Cort y Davide Ballerini (Astana); Philippe Gilbert, dos veces podio, Zdenek Stybar, Yves Lampaert y Max Richeze (Deceuninck); Oliver Naesen, Romain Bardet y Clement Venturini (Ag2r la Mondiale); Dylan Groenewegen, 4 victorias este año, Jos Van Emden y Danny Van Poppel (Jumbo); Nacer Bouhanni, rozando podio en 2016, y Cristophe Laporte (Cofidis); Giacomo Nizzolo, Tom Slagter y Enrico Gasparotto (Dimension Data); Alberto Bettiol, Simon Clarke y Sacha Modolo (EF Education); Francesco Gavazzi y Mattia Cattaneo (Androni Giocattoli); Giovanni Visconti y Simone Velasco (Neri Sottoli); Daryl Impey (Mitchelton Scott); Jens Keukeleire (Lotto Soudal); Niki Terpstra, Nicolo Bonifazzio y Lilian Calmejane (Direct Energie); Jempy Drucker, Oscar Gatto y Daniel Oss (Bora Hansgrohe); Enrico Battaglin y Jose Gonçalves (Katusha Alpecin); Diego Ulissi y Jasper Philipsen (UAE Emirates).
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En cuanto a la retransmisión televisiva, la carrera se podrá seguir en directo a través de Eurosport, conectando a las 14.30 h y con la llegada prevista en torno a las 17.05 h -> enlaces en steephill.tv / cyclingfans.
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Un vídeo-resumen de la prueba, donde al igual que en las últimas ediciones todo quedó para los 10 km finales, que eso sí, resultaron espectaculares, con Alaphilippe logrando su primer Monumento:
Enlazamos también un vídeo con la retransmisión de los 30 km finales, en la web de Tiz-Cycling:
https://tiz-cycling.racing/videos/milano-sanremo-2019-last-30-km/
Saludos.