GIRO DE ITALIA 2024

Al igual que en las demás grandes vueltas, el análisis estará dividido en varias partes, para facilitar la búsqueda de la información y que no quede una entrada excesivamente larga.

En esta 1ª parte: análisis general, con la participación y recorrido, e historia de la prueba.


Durante este mes de mayo, del sábado 4 al domingo 26, se disputa la 107ª edición del Giro de Italia, también conocido como la “corsa rosa” y desde 1995, cuando la Vuelta a España cambió de fechas, la primera de las 3 grandes rondas por etapas del calendario, excepto en 2020, cuando se retrasó a octubre debido a la pandemia del coronavirus.

El gran favorito es Tadej Pogacar (UAE), tanto por su calidad, habiendo arrasado en Volta y Lieja, como por la ausencia de sus grandes rivales. No obstante, en 3 semanas de carrera pueden pasar muchas cosas. Intentará ponérselo difícil Ineos, con Geraint Thomas, 2º la última edición, Thymen Arensman y Tobias Foss; Decathlon, que cuenta con Ben O’Connor y los hermanos Paret Peintre; DSM, teniendo a Romain Bardet (DSM), 2º en Lieja, como líder; Bora, con Daniel F. Martínez y el sorprendente Florian Lipowitz, 3º en Romandía; Visma, que tiene a Cian Uijtdebroeks y Attila Valter; y Bahrain, con Antonio Tiberi, y el veterano Damiano Caruso, 2º en 2021 y 4º el año pasado.

Otros corredores aspirantes al top-10 o que pueden brillar en la montaña: Juanpe López (Lidl-Trek), 1º en Tour de los Alpes; Alexey Lutsenko y Lorenzo Fortunato (Astana); Nairo Quintana, ganador en 2014 y 2º en 2017, y Einer Rubio (Movistar); Jan Hirt (Soudal); Rafal Majka (UAE), gregario de lujo para Pogacar; Esteban Chaves, Alexander Cepeda y Simon Carr (EF); Luke Plapp y Eddie Dumbar (Jayco); Michael Storer (Tudor); y los veteranos Michael Woods (Israel) y Domenico Pozzovivo (VF Group).

En cuanto a los clasicómanos y «todoterreno», mencionar a Julian Alaphilippe y Mauri Vansevenant (Soudal); Filippo Ganna, favorito para las cronos, Jonathan Narváez y Magnus Sheffield (Ineos); Christophe Laporte y Jan Tratnik (Visma); Max Schachmann (Bora); Lilian Calmejane (Intermarché); Matteo Trentin (Tudor); Filippo Zanna y Alessandro de Marchi (Jayco); Jasper Stuyven, Andrea Bagioli y Edward Theuns (Lidl-Trek); Quinten Hermans (Alpecin); Andrea Vendrame (Decathlon); Simon Clarke (Israel); Laurence Pithie (Groupama); Pelayo Sánchez (Movistar); Mikkel Honoré y Michael Valgren (EF).

Curiosamente, el apartado que más destaca es el de los velocistas, con una nómina espectacular: Tim Merlier (Soudal), 7 triunfos este año; Olav Kooij (Visma), 4 victorias; Fabio Jakobsen y el joven Tobias Lund Andresen (DSM); Jonathan Milan y Simoni Consonni (Lidl-Trek); Caleb Ewan (Jayco Alula); Kaden Groves (Alpecin); Alberto Dainese (Tudor); Phil Bauhaus (Bahrain); Danny Van Poppel (Bora); Biniam Girmay (Intermarché); Fernando Gaviria y Davide Cimolai (Movistar); Giovanni Lonardi (Polti); Juan Molano (UAE) y Max Kanter (Astana).

Sobre el recorrido, que este año ha tenido varios cambios desde la presentación -> ruta original, se inicia con una 1ª etapa de media montaña entre Venaria Reale y Torino, rindiendo homenaje a los fallecidos en la tragedia de Superga, en su 75º aniversario. Y lo hace con un recorrido en el que destacan los 40 km finales, con Colle Maddalena (6 km al 7,5%) y doble paso por el muro de San Vito, con 1,5 km a casi el 10%, a solo 3 km de meta. El domingo, llegada en el Santuario de Oropa (2ª), incluyendo varias cotas antes de la subida final, irregular pero con tramos duros, con 7 km finales a casi el 8%, siendo la 7ª llegada en esta cima. Las 3 etapas siguientes son para los velocistas, pero con trampa final: repecho a 3 km de meta camino de Fossano (3ª); un conocido de la Milán-San Remo, el Capo Mele, antes de la llegada en Andara (4ª), subiendo a mitad de ruta Melogno; y tras un inicio quebrado, con el Passo Bracco, el ascenso a Montemagno en dirección a Lucca (5ª), aunque con llano final.

En la 6ª jornada, media montaña camino de Rapolano Terme (6ª), con 110 km finales de sube y constante, incluyendo 12 km de «sterrato» en 3 sectores, así como un muro del 20%, ya sobre asfalto, a 4 km de la llegada, que pica hacia arriba. Al día siguiente, etapa clave, con una crono de 40 km entre Folingo y Perugia (7ª), la mayor parte muy llana pero con los 6,5 km finales de irregular subida hasta meta. Y sin respiro, otra jornada importante, con 152 km entre Spoleto y Prati di Tivo (8ª), en los Apeninos, destacando en la parte inicial Forca de Capistrello, con tramos exigentes, y tras la bajada de Crocce Abbio el ascenso final, sin grandes rampas pero muy constante, con 14,6 km al 7% de media. La 1ª semana se cierra con una larga etapa camino de Nápoles (9ª), teniendo una parte final tipo clásica, con 4 cotas en los últimos 40 km -> perfil detallado, aunque no son duras, pudiendo verse un sprint.

Tras el día de descanso, más montaña en los Apeninos, de nuevo en una etapa corta y con final en alto, en este caso Bocca della Selva (10ª), incluyendo varias subidas, aunque solo puntúa Camposauro, una buena «trampa», antes del largo ascenso final, con unas cifras totales engañosas, 18 km al 5,6%, ya que hay dos descansillos que bajan la media, teniendo de hecho 6 km finales al 7,5%. Las 3 jornadas siguientes son a priori de transición, con etapas muy favorables para los sprinters camino de Francaville al Mare (11ª), aunque el inicio es quebrado, y especialmente Cento (13ª), totalmente llana, aunque entre ambas ojo a la etapa de Fano (12ª), con una ruta tipo clásica que puede dar mucho juego -> perfil detallado, siendo más dura de lo que aparenta el gráfico oficial, con el irregular Monte Giove a 10 km de meta

Cerrando la 2ª semana, contrarreloj de 31 km entre Castiglione delle Stiviere y Desenzano del Garda (14ª), teniendo un perfil en general llano pero con pequeñas subidas y bajadas tendidas, siendo en cualquier caso muy propicia para los especialistas; y la etapa reina, con nada menos que 222 km y alrededor de 5200 m de desnivel entre Mannerba del Garda y Livigno / Mottolino (15ª), incluyendo de inicio Lodrino y Colle San Zeno, con tramos muy duros y peligrosa bajada, para ya en los últimos 90 km tener que superar el Mortirolo, aunque por su vertiente blanda (ojo al descenso), La Motte y Passo Foscagno, con casi 15 km al 6,5%. antes del Passo Eira + Mottolino, con 1,7 km finales al 9-10%. Señalar que estos últimos 85 km son diferentes a los de la presentación -> etapa original, al haber sustituído Aprica y Forcola di Livigno, que formaban un gran enlazado, por Mortirolo y Foscagno debido a la negativa de las autoridades suizas.

Ya en la última semana, etapa de 200 km entre Bormio y Sta.Cristina Val Gardena (16ª), incluyendo de inicio Eira + Foscagno y el Passo Stelvio, la Cima Coppi (si la nieve lo permite …), con 19,6 km al 7,5% y 2757 m de altitud, pero que tras su espectacular bajada tiene casi 80 km de valle hasta afrontar el Passo Pinei, irregular pero con tramos duros, y el Monte Pana, con 2 km finales a casi el 12%. El miércoles continúa la montaña, con una etapa de 160 km entre Selva di Val Gardena, en los Dolomitas, y el Passo Brocon (17ª), incluyendo 5 puertos: Passo Sella, que tiene 9 km al 7,5%; Passo Rolle, con casi 20 km al 5%: Gobbera, más modesto; y doble paso por Brocon por vertientes distintas. subiendo 1º por San Bovo, con 13,5 km al 6-7%, y luego por Pieve Tesino, destacando una zona de 4,7 km al 9,5%, para un total de 12 km al 6,5%, en una jornada que puede dar mucho juego si haya batalla desde el inicio … o decepcionar si esperan a la subida final.

Al día siguiente, camino de Padova (18ª), etapa llana para los velocistas, seguida por una jornada de media montaña entre Mortegliano y Sappada (19ª), incluyendo en el tercio final el Passo Duron, con 4,4 km a casi el 10%; Sella Valcalda, que tiene 5,4 km al 6,5%; y Cima Sappada, con un tramo de 2,5 km al 9% y coronándose a 6 km de meta, al hacer un rodeo. El sábado, etapa de 184 km entre Alpago y Bassano del Grappa (20ª), con varios repechos de inicio, destacando el muro de Ca’del Poggio, y un doble paso por el colosal Monte Grappa por Semonzo, que tiene 18 km al 8% de media. Y ojo a la trampa en mitad del descenso, con un rodeo para subir el muro de Il Pianaro, de 1,5 km al 9%, terminando la bajada a solo 4 km de meta. Y como despedida, largo traslado hacia la capital del país para la etapa de Roma (21ª), que incluye 8 vueltas a un circuito final de 9,5 km, en un día para los sprinters y de homenaje a todos los corredores que logren acabar la prueba.

Globalmente, un recorrido menos duro que las últimas ediciones, tanto a nivel orográfico como de kilometrajes, si bien está más equilibrado entre montaña y crono gracias a las dos CRI, que suman 72 km, y a que no abusa tanto de finales en alto: 6, ninguno en HC. No obstante, a pesar de esto último nos parece un recorrido frustrante, con buenas ideas pero que se quedan a medio camino. Es lo que ocurre con parte de la media montaña, sin aprovechar el potencial de los Apeninos. Y en la alta montaña, lo de la jornada del Stelvio no tiene nombre. En el lado positivo, el inicio en Turín, que ha mejorado desde la presentación; las dos cronos, que además de equilibrar la prueba están bien colocadas; la inclusión de cotas cerca de meta en las etapas llanas; y una última jornada de montaña que no bloquea la carrera (al contrario que los últimos años), evitando el final duro y favoreciendo la batalla desde lejos con el Monte Grappa.

En cualquier caso, como siempre la última palabra será de los corredores. Ojalá muestren una actitud valiente y combativa, sin reservarse para los finales en alto, y se vea un buen espectáculo, tras dos Giros decepcionantes. Y esperemos que la meteorológía colabore, pudiendo disputarse sin cancelaciones ni cambios a la baja, ya que hay 3 etapas con riesgo de nevadas por la altitud..

Historia

El origen de la carrera data de inicios del siglo pasado, 1908, cuando La Gazzetta dello Sport, en base a una idea del periodista Tullo Morgagni y en un intento por distanciarse de su principal competidor, Il Corriere della Seraanunció en portada el 24 de agosto la celebración del primer Giro de Italia para el mes de mayo de 1909, adelántandose al diario rival que estaba a punto de lanzar una carrera por etapas de similares características.

Esta 1ª edición, homenajeada en el Giro 2009 con motivo de su centenario, partió de la Plaza Loreto de Milán y finalizó en la misma ciudad tras 8 etapas con kilometrajes casi siempre superiores a los 200 km, si bien entre cada etapa había como mínimo un día de descanso. La general se estableció en base a una clasificación por puntos, con victoria para Luigi Ganna y Carlo Galetti 2º. De los 127 corredores que iniciaron la carrera 122 eran italianos, presentándose sólo 5 corredores extranjeros, incluyendo a los franceses Louis Trousselier y Lucien P. Breton, ganadores del Tour, si bien ninguno de ellos estuvo entre los 49 ciclistas que consiguieron acabar la prueba -> vídeo.

Una imagen de la 1ª edición (1909), en la que venció Luigi Ganna. Foto Gazzetta.it

Durante los años siguientes se mantuvo un nº de etapas similar, entre 8 y 12, y la general por puntos, incluyendo una edición en 1912 en que la carrera se disputó por equipos, hasta que en 1914, antes del parón por la 1ª Guerra Mundial, se adoptó la clasificación por tiempos individuales. En la década de los 30 hubo dos novedades importantes en la historia de la prueba: el maillot rosa, color emblema del periódico organizador y distintivo del líder, y que como decíamos al inicio cumple 90 años; y un aumento de etapas hasta llegar a las 20 de 1935, una cifra que ya se ha mantenido más o menos estable hasta la actualidad, con el único parón de los 4 años debido a la 2ª Guerra Mundial.

En su época inicial el Giro fue una carrera bastante localista, tanto en participación como en resultados, pero a partir de 1950 empezó a ganar protagonismo internacional, situándose al nivel del Tour de Francia durante los 60 y primera mitad de los 70. Sin embargo, a mediados de esa década empezó su declive, dejando al Tour en cabeza de las GV. Parte de esa pérdida de importancia fue motivada por una considerable rebaja en la dureza de los recorridos. Afortunadamente, esto cambió a finales de los 80. Y si bien ya no ha vuelto a estar al nivel mediático del Tour (al menos internacionalmente, en Italia si) la carrera ha recuperado su dureza y prestigio.

Los grandes dominadores de la prueba durante los primeros años fueron Carlo Galetti y Constante Girardengo, ambos con 2 triunfos y un 2º puesto; Giovanni Brunero, con 3 victorias y otros 3 podios entre 1920 y 1927; y sobre todo Alfredo Binda, apodado “la Gioconda” y que obtuvo 5 victorias en la general (1925, 27, 28, 29, 33) además de 41 triunfos de etapa, una cifra sólo superada por las 42 victorias de Mario Cipollini. El dominio de Binda a finales de la década de los 20 fue tal que los organizadores llegaron a ofrecerle dinero en 1930 para que no participara, corriendo en su lugar el Tour, donde ganó 2 etapas aunque no acabó la carrera.

A continuación llegó el turno de Gino Bartali (1936, 37, 46) -> documental, e “Il Campionissimo” Fausto Coppi (1940, 47, 49, 52, 53), los mejores corredores italianos de la historia, junto con Binda, y que si no hubiera sido por la 2ª Guerra Mundial habrían conseguido un palmarés aún más espectacular. La rivalidad deportiva fue enorme, con el país dividido entre “Coppistas” y “Bartalistas”, si bien a nivel personal acabaron siendo grandes amigos. Destacar la edición de 1949, en la que Coppi se convirtió en leyenda gracias a la mítica etapa de Pinerolo. En esta época también sobresale Fiorenzo Magni, triple ganador de la prueba (1948, 51, 55).

Coppi en la etapa de Pinerolo 1949, votada como la mejor de la historia del Giro. Foto de la Gazzetta.it

Con 5 triunfos en la general, igualando a Binda y Coppi, está “el caníbal” Eddy Merckx  (1968, 70, 72, 73, 74), que a finales de los 60 e inicios de los 70 impuso su tiranía en el Giro, aunque la calidad de sus rivales, en la época de mayor esplendor de la prueba, hizo que éstos no se fueran de vacío, destacando la perseverancia de Felice Gimondi, con 3 victorias (1967, 69, 76) y otros 6 podios, acabando en el “top-10″ durante 12 años seguidos. También con 3 victorias está “el tejón” Bernard Hinault (1980, 82, 85), siendo después de Merckx el corredor no italiano con mayor éxito en el Giro, destacando también su compatriota Jacques Anquetil, con 2 victorias (1960, 64) y otros 4 podios.

En los últimos tiempos el mayor protagonista ha sido Gilberto Simoni, retirado en 2010 con 2 victorias (2001, 03) y otros 5 podios en su haber, sin bajarse del “cajón” desde 1999 hasta 2006 salvo por su polémica expulsión en 2002 (positivo por cocaína del que más tarde fue exculpado). Los demás corredores con 2 triunfos en la general en lo que llevamos de siglo son Paolo Savoldelli, con victorias 2002 y 2005; Ivan Basso, ganador en 2006 y 2010; Alberto Contador, vencedor en 2008 y 2015 (también acabó 1º en 2011, pero fue descalificado más tarde debido a la sanción por positivo en el Tour); y Vincenzo Nibali, ganador en 2013 y 2016.

En cuanto a los españoles, más allá de Contador sólo Miguel Indurain, con doblete en 1992 y 1993, ha vencido en la general, siendo además 3º en 1994, una edición memorable gracias a la irrupción de Pantani y la fabulosa etapa del Mortirolo. No obstante, también destaca Miguel Poblet, pionero español en el Giro con 20 triunfos etapa entre 1956 y 1961; Jose Manuel Fuente“el Tarangu”, que mantuvo grandes duelos con Merckx y Gimondi, siendo 2º en 1972 y 5º en el impresionante Giro de 1974, “the greatest show on earth”, tras ganar 5 etapas y la montaña; Paco Galdós, 2º en 1975 y 3º en 1973; Abraham Olano, podio en 1996, llegando líder a la 20ª etapa, y 2001; Joaquim Rodríguez, rozando el triunfo en 2012; Mikel Landa y Alejandro Valverde, podios en 2015 y 2016 respectivamente.

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El podio de 2023, con Roglic, Thomas y Almeida. Foto Giroditalia.it

  1. Primoz Roglic (Jumbo Visma)  85h 29′ 02”
  2. Geraint Thomas (Ineos Grenadiers) a 14”
  3. Joao Almeida (UAE Team Emirates) a 1′ 15”
  4. Damiano Caruso (Bahrain Victorious) a 4′ 40”
  5. Thibaut Pinot (Groupama FDJ) a 5′ 43”
  6. Thymen Arensman (Ineos Grenadiers) a 6 05”
  7. Eddie Dumbar (Jayco Alula) a 7′ 30”
  8. Andreas Leknessund (Team DSM) 7′ 31”
  9. Lennard Kamna (Bora Hansgrohe) a 7′ 46”
  10. Laurens De Plus (Ineos Grenadiers) a 9′ 08”

Recorridos

A nivel de recorridos y como es lógico en una prueba con tantos años, el Giro ha pasado por épocas muy diversas -> dossier recorridos históricos de las GV, pero a partir de los años 40 casi siempre ha tenido un gran protagonismo la alta montaña, con colosos de paso que unidos al modo en que se corría entonces rompían el pelotón a muchos km de meta, destacando jornadas como Pinerolo 1949 y Moena 1963, ambas entre las etapas más duras de la historia. A finales de los 60 y principios de los 70 empezaron a ganar importancia los finales en alto, tanto subidas sin salida, como Blockhaus (aunque tiene cruces hasta cota 1650 m) y Tre Cime di Lavaredo, o puertos de paso utilizados como llegada, como el Passo Stelvio (estrenado varios años antes, en 1953), aunque sin pasar de los 2-3 por cada edición.

Sin embargo, a finales de los 70 / principios de los 80 se entró en una “época oscura”, con escasa dureza y trazados que no beneficiaban los ataques. De vez en cuando incluían grandes puertos, pero en etapas con pocas subidas y mal encadenadas, siendo rutas pensadas para el lucimiento de los corredores italianos, Saronni, Moser y Visentini, cuyo fuerte no era la montaña. Esta situación dio un vuelco a partir de 1987, cuando los organizadores no sólo volvieron a incluir grandes etapas de montaña, con especial protagonismo para la temida Marmolada (Passo Fedaia) y recuperando el Gavia en 1988, sino que comenzaron la búsqueda de puertos aún más duros, estrenando el Mortirolo por Mazzo en 1991, el puerto más decisivo desde entonces, y Zoncolan por Sutrio en 2003 y Ovaro en 2007, más brutal que el Mortirolo pero del que aún no se ha aprovechado todo su potencial, al utilizarse sólo como llegada.

En los últimas décadas y salvo ediciones aisladas, se ha consolidado como la GV con recorridos más llamativos. Y es que en el Giro, gracias a la riqueza orográfica italiana y a unos organizadores sin complejos (salvo excepciones …), se pueden ver algunos de los puertos más impresionantes de Europa, ascensiones con rampas durísimas o subidas interminables, dominando la lista de los puertos más duros en carrera; maratones de alta montaña que actualmente no se suelen ver en ninguna otra prueba, con casi siempre alguna etapa superando los 5000 m de desnivel; “serruchos” de media montaña; carreteras secundarias  que estarían vetadas en otras pruebas; pistas de tierra que recuperan el ciclismo de antaño; repechos traicioneros cerca de meta, etc …

No obstante, aunque esa actitud atrevida de los organizadores es digna de alabanza, creemos que no siempre han acertado en los recorridos, ya que en los últimos 20 años las virtudes han sido muy grandes pero a veces también los defectos, con ediciones de recorridos estupendos pero otras que estaban muy desequilibradas, abusando de finales en alto y reduciendo demasiado las cronos (de 2010 a 2014, y de nuevo en 2022), dejando casi siempre varias de las etapas más espectaculares de la temporada, pero también la sensación de que podrían haber sido mejores globalmente, aparte de más justos y propicios para todo tipo de corredores.

Analizando desde 2005 los bandazos han sido constantes, pasando de un Giro 2005 espectacular, con buenas cronos y montaña propicia para los ataques lejanos, incluyendo una buena dosis de grandes puertos y con el estreno de Finestre, a una edición 2006 aún más exigente pero descompensada y con exceso de finales duros, aunque también había etapas muy bien diseñadas y donde se vió gran espectáculo, como Aprica. El Giro 2007 tenía un recorrido mas controlado e incluía buenas etapas de alta montaña, destacando Briancon y Tre Cime, aunque con estructura global discutible y poca contrarreloj, mientras que en la edición de 2008 la 1ª mitad era fantástica pero luego se caía en un tríptico de muros finales, Pampeago-Fedaia-Coronés, que propiciaron mucho conservadurismo, si bien otras etapas dieron mucho juego, como Monte Pora.

En el Giro 2009, centenario de la prueba, hubo un recorrido extraño, sin apenas grandes puertos de paso (excepto la dura jornada de Monte Petrano) y las etapas clave en los Apeninos, aunque con una media montaña muy interesante y una brutal crono de 60 km en la 2ª semana. En la edición de 2010 la alta montaña regresó a lo grande, con subidas colosales y etapas muy propicias para los ataques, si bien faltaba una CRI larga, estando descompensado. A la hora de la verdad, gracias a la actitud de los corredores y la fuga-bidón camino de L´Aquila, que hizo que los favoritos no pudieran especular, la carrera fue fabulosa, con las etapas de Aprica, Montalcino, Asolo, Zoncolan y L’Aquila entre las mejores del año, siendo una de las GV más espectaculares en lo que llevamos de siglo.

El trazado de 2011 fue muy polémico, llevando al límite las virtudes y defectos de la “era Zomegnan”: enorme dureza, destacando el etapón de Gardeccia; valentía, incluyendo puertos complicados logísticamente y tramos de tierra; y un fuerte desequilibrio entre la montaña y el resto de terrenos, con poquísima crono y demasiadas llegadas en alto. Sin embargo, lo que generó más críticas fue un supuesto exceso de peligrosidad y la muerte de Weylandt -> seguridad y protestas en el Giro, lo que unido a opiniones que tildaban el recorrido de “inhumano” llevó a la cancelación del Monte Crostis, además de la posterior sustitución de Zomegnan por Michele Acquarone como director de la prueba.

El recorrido de 2012 volvió a ser muy exigente (pese a que muchos medios de comunicación decían lo contrario), pero el exceso de finales en alto duros, la enorme igualdad, con los favoritos mostrando actitud demasiado conservadora, y la ausencia de una crono larga que forzara a los escaladores a moverse desde lejos, hizo que el global de la carrera resultara decepcionante, aunque sí hubo varias etapas destacables, como Pian de Resinelli, Cortina d´Ampezzo y sobre todo la agónica jornada del Stelvio, donde un ataque de Thomas De Gendt en el Mortirolo acabó siendo clave para que subiera al podio final en Milán, acompañando a Hesjedal y “Purito”.

El trazado de 2013 era a priori bastante equilibrado, ya que si bien incluía de nuevo muchos finales duros (6 de categoría Es o 1ª, contando la cronoescalada a Polsa) había una larga crono individual de 55 km camino de Saltara, amén de una estupenda media montaña. Sin embargo, aunque esta última funcionó muy bien, destacando jornadas como Marina d’Ascea, Pescara e Ivrea, la carrera se quedó muy coja por culpa del mal tiempo, provocando que hubiera puertos eliminados o capados” en casi todas las jornadas de alta montaña (sólo se salvó la etapa de Montasio), incluyendo la suspensión completa de la jornada de Val Martello, que incluía Gavia y Stelvio antes de la subida final.

La edición de 2014 tenía una alta montaña durísima, con hasta 12 ascensiones superando los 200 de coef. APM, pero sin embargo tanto la colocación de los puertos, con un abuso de llegadas en alto (10, cinco en HC), como de las propias etapas, con un brutal tríptico al final de la prueba, dejaba mucho que desear, estando además muy desequilibrado al no haber casi CRI llana y renunciando tristemente a lo que mejor había funcionado en 2013, la media montaña. A la hora de la verdad la carrera fue muy aburrida, salvándose sólo la etapa de Val Martello, tan polémica como decisiva para el resultado final, con una neutralización “a la carta” en el Stelvio, y momentos puntuales de otras jornadas.

El trazado de 2015 fue un cambio completo, reduciendo la cantidad y dureza de finales en alto, sin llegadas en HC, y apostando por los puertos de paso, teniendo protagonismo tanto los grandes colosos como las pequeñas cotas cerca de meta, ya que además se recuperaba la media montaña, con multitud de etapas quebradas. Y se programó una larga crono de 60 km, algo que no se veía desde 2009 (aunque la de ese año más quebrada). El resultado: una carrera espectacular desde el inicio hasta el final de la prueba, con casi un 9 en la encuesta, destacando etapas de Aprica, con batalla incluso antes del Mortirolo, y Sestriere, con pelea sin cuartel en Finestre, ambas con el mismo tipo de encadenado final “grande + pequeño”.

El recorrido de 2016 repetía parte de las características del año anterior, teniendo pocos finales en alto y ninguno de ellos muy duro, dándole de nuevo el protagonismo a los puertos de paso, tanto en las jornadas de alta montaña, varias con un diseño muy interesante, como en la abundante media montaña. La mayor diferencia respecto a 2015 eran las cronos, sin CRE y con 3 individuales, aunque 2 de ellas cortas, incluyendo cronoescalada. A la hora de la verdad la prueba fue de menos a más, con una 2ª mitad de carrera fabulosa, incluyendo a 4 de las 5 mejores etapas de 2016 (junto a Formigal): Risoul, con el grupo roto desde el Agnello; Sta. Anna de Vinadio, decisiva para el resultado final; Andalo, muy entretenida; y el “tappone” de Corvara.

En 2017, la 100ª edición de la prueba, hubo un recorrido llamativo, con etapas importantes a lo largo de toda la prueba, destacando la dura jornada de Bormio -> vídeo, y estando bastante equilibrado entre escaladores y rodadores gracias a los 70 km de crono individual. Sin embargo, pese a estos alicientes, comparado con 2015-16 era algo decepcionante, máxime dadas la expectativas, teniendo un exceso de finales duros y además en etapas poco propicias para los ataques lejanos, al haberse reducido los colosos de paso (salvo en la jornada reina), lo que unido a que dejaban fuera puertos clave en la historia de la prueba nos llevo a proponer un Giro centenario alternativo, dedicando cada etapa a un corredor diferente.

En la edición de 2018, polémica por el inicio desde Jerusalem y la participación de Froome (Sky), que estaba pendiente de que se resolviera su positivo por exceso de Salbutamol en la Vuelta, del que finalmente fue absuelto, la victoria fue para el propio corredor de Sky, que tras llegar 4º a la antepenúltima jornada destrozó a sus rivales en la etapa de Finestre -> vídeo, atacando a 80 km de meta y llegando al Monte Jafferau con 3 minutos de ventaja sobre el grupo perseguidor, colocándose líder tras el hundimiento de Yates, que había dominado las 2 primeras semanas. Le acompañaron en el podio Dumoulin, vencedor el año anterior, y “Supermán“ López, ganador de la clasificación de los jóvenes.

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  • En la próxima entrada, análisis detallado del recorrido

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