Al igual que en las demás grandes vueltas, el análisis estará dividido en varias partes, para facilitar la búsqueda de la información y que no quede una entrada excesivamente larga.
En esta 1ª parte: análisis general e historia de la prueba.
Las demás entradas sobre el Giro 2020:
- Recorrido (análisis detallado, con todas las etapas, puertos, antecedentes, valoración)
Introducción e historia
Durante este mes, desde el sábado 3 al domingo 25 de octubre, se celebra la 103ª edición del Giro de Italia, también conocido como la “corsa rosa” y desde 1995 la primera de las 3 grandes rondas por etapas de la temporada, si bien este año, con el cambio de fechas provocado por la epidemia del coronavirus, no ocurre así, habiéndose disputado ya el Tour de Francia y solapándose con el inicio de la Vuelta a España, que comenzará el próximo 20 de octubre … si la pandemia lo permite.
Esta situación en el calendario, coincidiendo además con múltiples clásicas, incluídos 3 Monumentos (Lieja-Bastoña-Lieja, Tour de Flandes y París-Roubaix), ha afectado mucho a la participación -> equipos, siendo a priori más floja que otros años. No obstante, sí hay varias figuras de primer nivel, tanto vueltómanos, incluyendo a 3 ganadores de grandes vueltas (Thomas, Yates y Nibali), otros 3 que han sido podio (Kruijswijk, Majka, López) y veteranos con opciones (Fuglsang y Kelderman), además de varios jóvenes muy prometedores, como clasicómanos (Sagan, Matthews, Ulissi) y velocistas, contando con una buena nómina de sprinters (Demare, Gaviria, Viviani).
Sobre el recorrido de este año, también se ha visto alterado por la pandemia, ya que iba a empezar en Budapest, la capital de Hungría, con 3 jornadas en este país precediendo a un largo traslado hasta Sicilia, realizando 3 etapas en la isla antes de regresar ya a la Italia continental, continuando la prueba en dirección norte. Pero tras el estallido del coronavirus, y al igual que se modificaron las fechas de la prueba, se cambió la salida original por un inicio en Sicilia, añadiendo una crono individual a las 3 etapas previstas en la isla, además de otras 2 jornadas ya en «la bota» para compensar la pérdida de las etapas húngaras.
De este modo ha quedado un trazado muy exigente y variado, con etapas de todo tipo y los favoritos teniendo que estar atentos desde el primer al último día, no en vano la prueba comienza con una crono de 15 km y acaba con otra de similar distancia, teniendo muy pronto una dura llegada en el Etna. Después del traslado al continente será el turno para la media montaña en los Apeninos, destacando las jornadas de Camigliatello Silano (5ª), larga y con un 1ª, Montescuro, a solo 12 km de meta; Vieste (8ª), en el Gargano, teniendo una parte final estilo clásica; Roccaraso (9ª), con Lanciano de paso y terminando en alto; Tortoretto (10ª), muy quebrada últimos 60 km; y Cesenatico (12ª), con 8 puertos, aunque no todos puntúan. Cerrando la 2ª semana, llegada en Monselice (13ª) tras 2 subidas corta pero duras; contrarreloj de 34 km en Valdobbiadene, incluyendo el muro de Ca del Poggio; y el final en Piancavallo (15ª), un coloso precedido por otros 3 puertos de exigencia media.
Y ya en la última semana, tras una larga jornada en San Daniele del Friuli (16ª) con 230 km y triple paso por el Monte Ragogna, será el turno para la alta montaña, con 3 etapas muy duras por su longitud y orografía: Madonna di Campiglio (17ª), con alrededor de 5000 m desnivel, aunque los puertos más duros, Valbona y Bondone, están muy lejos de meta, con la subida final tendida; Lago di Cancano (18ª), con Carlo Magno y Castrin de salida, para ya en el tercio final afrontar el colosal Stelvio por su vertiente más mítica antes de Torri di Fraele, muy escénico; y Sestriere (20ª), que tiene un fabuloso encadenado de 4 puertos: el brutal Agnello, con 9 km finales al 10%, seguido por el precioso Izoard, repecho de Briancon, Montgenevre y Sestriere. Y ojo a la etapa entre ambas, llana pero con 250 km, mientras que la última jornada es una crono de 16 km en Milán, pudiendo decidir el podio final si las diferencias son pequeñas.
En la parte negativa, se echa de menos que la crono principal fuera un poco más larga, así como un mejor diseño en la etapa de Madonna di Campiglio, donde se ha esquivado el Passo Daone antes de la subida final. Por otro lado, ójala haya suerte con las condiciones meteorológicas durante la última semana, ya que con puertos de 2700 m de altitud como el Agnello y Stelvio hay un riesgo muy elevado de nevadas, máxime con las fechas de este año, a finales de octubre, lo que obligaría a modificar la ruta.
Historia
El origen de la carrera data de inicios del siglo pasado, 1908, cuando La Gazzetta dello Sport, en base a una idea del periodista Tullo Morgagni y en un intento por distanciarse de su principal competidor, Il Corriere della Sera, anunció en portada el 24 de agosto la celebración del primer Giro de Italia para el mes de mayo de 1909, adelántandose al diario rival que estaba a punto de lanzar una carrera por etapas de similares características.
Esta 1ª edición, homenajeada en el Giro 2009 con motivo de su centenario, partió de la Plaza Loreto de Milán y finalizó en la misma ciudad tras 8 etapas con kilometrajes casi siempre superiores a los 200 km, si bien entre cada etapa había como mínimo un día de descanso. La general se estableció en base a una clasificación por puntos, con victoria para Luigi Ganna y Carlo Galetti 2º. De los 127 corredores que iniciaron la carrera 122 eran italianos, presentándose sólo 5 corredores extranjeros, incluyendo a los franceses Louis Trousselier y Lucien P. Breton, ganadores del Tour, si bien ninguno de ellos estuvo entre los 49 ciclistas que consiguieron acabar la prueba.
Durante los años siguientes se mantuvo un nº de etapas similar, entre 8 y 12, y la general por puntos, incluyendo una edición en 1912 en que la carrera se disputó por equipos, hasta que en 1914, antes del parón provocado por la 1ª Guerra Mundial, se adoptó la clasificación por tiempos individuales. En la década de los 30 hubo dos novedades importantes en la historia de la prueba: el maillot rosa, color emblema del periódico organizador y distintivo del líder a partir de 1931; y un aumento de etapas hasta llegar a las 20 de 1935, una cifra que ya se ha mantenido más o menos estable hasta la actualidad, con el único parón de los 4 años en que no pudo disputarse por la 2ª Guerra Mundial.
En su época inicial el Giro fue una carrera bastante localista, tanto en participación como en resultados, pero a partir de 1950 empezó a ganar protagonismo internacional, situándose al nivel del Tour de Francia durante los 60 y primera mitad de los 70. Sin embargo, a mediados de esa década empezó su declive, dejando al Tour en cabeza de las GV. Parte de esa pérdida de importancia fue motivada por una considerable rebaja en la dureza de los recorridos. Afortunadamente, esto cambió a finales de los 80. Y si bien ya no ha vuelto a estar al nivel mediático del Tour (al menos internacionalmente, en Italia si) la carrera ha recuperado su dureza y prestigio.
Los grandes dominadores de la prueba durante los primeros años fueron Carlo Galetti y Constante Girardengo, ambos con 2 triunfos y un 2º puesto; Giovanni Brunero, con 3 victorias y otros 3 podios entre 1920 y 1927; y sobre todo Alfredo Binda, apodado “la Gioconda” y que obtuvo 5 victorias en la general (1925, 27, 28, 29, 33) además de 41 triunfos de etapa, una cifra sólo superada por las 42 victorias de Mario Cipollini. El dominio de Binda a finales de la década de los 20 fue tal que los organizadores llegaron a ofrecerle dinero en 1930 para que no participara, corriendo en su lugar el Tour, donde ganó 2 etapas aunque no acabó la carrera.
A continuación llegó el turno de Gino Bartali (1936, 37, 46) e “Il Campionissimo” Fausto Coppi (1940, 47, 49, 52, 53), los mejores corredores italianos de la historia, junto con Binda, y que si no hubiera sido por la 2ª Guerra Mundial habrían conseguido un palmarés aún más espectacular. La rivalidad deportiva fue enorme, con el país dividido entre “Coppistas” y “Bartalistas”, si bien a nivel personal acabaron siendo grandes amigos. Destacar la edición de 1949, en la que Coppi se convirtió en leyenda gracias a su mítica escapada camino de Pinerolo. En esta época también sobresale Fiorenzo Magni, triple ganador de la prueba (1948, 51, 55).

Coppi en la etapa de Pinerolo 1949, votada como la mejor de la historia del Giro. Foto de la Gazzetta.it
Con 5 triunfos en la general, igualando a Binda y Coppi, está “el caníbal” Eddy Merckx (1968, 70, 72, 73, 74), que a finales de los 60 e inicios de los 70 impuso su tiranía en el Giro, aunque la calidad de sus rivales, en la época de mayor esplendor de la prueba, hizo que éstos no se fueran de vacío, destacando la perseverancia de Felice Gimondi, con 3 victorias (1967, 69, 76) y otros 6 podios, acabando en el “top-10″ durante 12 años seguidos. También con 3 victorias está “el tejón” Bernard Hinault (1980, 82, 85), siendo después de Merckx el corredor no italiano con mayor éxito en el Giro, destacando también su compatriota Jacques Anquetil, con 2 victorias (1960, 64) y otros 4 podios.
En los últimos tiempos el mayor protagonista ha sido Gilberto Simoni, retirado en 2010 con 2 victorias (2001, 03) y otros 5 podios en su haber, sin bajarse del “cajón” desde 1999 hasta 2006 salvo por su polémica expulsión en 2002 (positivo por cocaína del que más tarde fue exculpado). Los demás corredores con 2 triunfos en la general en lo que llevamos de siglo son Paolo Savoldelli, con victorias 2002 y 2005; Ivan Basso, ganador en 2006 y 2010; Alberto Contador, vencedor en 2008 y 2015 (también acabó 1º en 2011, pero fue descalificado más tarde debido a la sanción por positivo en el Tour); y Vincenzo Nibali, ganador en 2013 y 2016.
En cuanto a los españoles, más allá de Contador sólo Miguel Indurain, con doblete en 1992 y 1993, se ha impuesto en la general, siendo además 3º en 1994, una edición memorable gracias a la irrupción de Pantani y la fabulosa etapa del Mortirolo. No obstante, también destaca Miguel Poblet, pionero español en el Giro con 20 triunfos etapa entre 1956 y 1961; Jose Manuel Fuente, “el Tarangu”, que mantuvo apasionantes duelos con Merckx y Gimondi, siendo 2º en 1972 y 5º en el impresionante Giro de 1974, “the greatest show on earth”, tras ganar 5 etapas y la montaña; Paco Galdós, 2º en 1975 y 3º en 1973; Abraham Olano, podio en 1996 y 2001, en el primer caso llegando líder a la 20ª etapa; Joaquim Rodríguez, rozando el triunfo en 2012; y Alejandro Valverde, podio en la edición de 2016.
El año pasado la victoria fue para el ecuatoriano Richard Carapaz (Movistar), que tras haber ganado ya una etapa se hizo en el liderato en la jornada de Courmayeur (14ª), con un buen ataque en San Carlo, y ya no lo abandonó hasta el final de la prueba, siendo acompañado en el podio final por Vincenzo Nibali (Bahrain), ganador en 2013 y 2016, y Primoz Roglic (Jumbo), vencedor de las 2 primeras cronos pero que sufrió mucho en la última semana, con Mikel Landa (Movistar) a solo 8 segundos de arrebatarle el podio. Por otro lado, destacar también a Pascal Ackermann (Bora), ganador de 2 etapas y la regularidad, y Giulio Ciccone (Trek), vencedor en Ponte di Legno, con el Mortirolo pero sin el Gavia debido a la nieve, y que arrasó en la clasificación de la montaña.
- Richard Carapaz (Movistar Team) 90h 01′ 47”
- Vincenzo Nibali (Bahrain Merida) a 1′ 05”
- Primoz Roglic (Jumbo Visma) a 2′ 30”
- Mikel Landa (Movistar Team) a 2′ 38”
- Bauke Mollema (Trek Segafredo) a 5′ 43”
- Rafal Majka (Bora Hansgrohe) a 6′ 56”
- Miguel Ángel López (Astana) a 7′ 26”
- Simon Yates (Mitchelton Scott) a 7′ 49”
- Pavel Sivakov (Ineos Team) a 8′ 56”
- Ilnur Zakarin (Katusha Alpecin) a 12′ 14”
Recorridos
A nivel de recorridos y como es lógico en una prueba con tantos años, el Giro ha pasado por épocas muy diversas -> dossier recorridos históricos de las GV, pero a partir de los años 40 casi siempre ha tenido un gran protagonismo la alta montaña, con colosos de paso que unidos al modo en que se corría entonces rompían el pelotón a muchos km de meta, destacando jornadas como Pinerolo 1949 y Moena 1963, ambas entre las etapas más duras de la historia. A finales de los 60 y principios de los 70 empezaron a ganar importancia los finales en alto, tanto subidas sin salida, como Blockhaus (aunque tiene cruces hasta cota 1650 m) y Tre Cime di Lavaredo, o puertos de paso utilizados como llegada, como el Passo Stelvio (estrenado varios años antes, en 1953), aunque sin pasar de los 2-3 por cada edición.
Sin embargo, a finales de los 70 / principios de los 80 se entró en una “época oscura”, con escasa dureza y trazados que no beneficiaban los ataques. De vez en cuando incluían grandes puertos, pero en etapas con pocas subidas y mal encadenadas, siendo rutas pensadas para el lucimiento de los corredores italianos, Saronni, Moser y Visentini, cuyo fuerte no era la montaña. Esta situación dio un vuelco a partir de 1987, cuando los organizadores no sólo volvieron a incluir grandes etapas de montaña, con especial protagonismo para la temida Marmolada (Passo Fedaia) y recuperando el Gavia en 1988, sino que comenzaron la búsqueda de puertos aún más duros, estrenando el Mortirolo por Mazzo en 1991, el puerto más decisivo desde entonces, y Zoncolan por Ovaro en 2007 (subido por la otra vertiente en 2003), más brutal que el Mortirolo pero del que aún no se ha aprovechado todo su potencial, al utilizarse sólo como llegada.
En los últimas décadas y salvo ediciones aisladas, se ha consolidado como la GV con recorridos más llamativos. Y es que en el Giro, gracias a la riqueza orográfica italiana y a unos organizadores sin complejos (salvo excepciones …), se pueden ver algunos de los puertos más impresionantes de Europa, ascensiones con rampas durísimas o subidas interminables, dominando la lista de los puertos más duros en carrera; maratones de alta montaña que actualmente no se suelen ver en ninguna otra prueba, con casi siempre alguna etapa superando los 5000 m de desnivel; “serruchos” de media montaña; carreteras secundarias que estarían vetadas en otras pruebas; pistas de tierra que recuperan el ciclismo de antaño; repechos traicioneros cerca de meta, etc …

La mítica etapa de Aprica 1994, con la recuperación del Stelvio y siendo la 1ª vez que el Mortirolo por Mazzo se veía en televisión
No obstante, aunque esa actitud atrevida de los organizadores es digna de alabanza, creemos que no siempre han acertado en los recorridos, ya que en los últimos 20 años las virtudes han sido muy grandes pero también los defectos, con ediciones con recorridos estupendos pero otras que estaban muy desequilibradas, abusando de finales en alto y reduciendo mucho las cronos (de 2010 a 2014, aunque después se corrigió), dejando casi siempre varias de las etapas más espectaculares de la temporada pero también la sensación de que podrían haber sido mejores globalmente, aparte de más justos y propicios para todo tipo de corredores.
Analizando desde 2005 los bandazos han sido constantes, pasando de un Giro 2005 espectacular, con buenas cronos y montaña propicia para los ataques lejanos, incluyendo una buena dosis de grandes puertos y con el estreno de Finestre, a una edición 2006 aún más exigente pero descompensada y con exceso de finales duros, aunque también había etapas muy bien diseñadas y donde se vió gran espectáculo, como Aprica. El Giro 2007 tenía un recorrido mas controlado e incluía buenas etapas de alta montaña, destacando Briancon y Tre Cime, aunque con estructura global discutible y poca contrarreloj, mientras que en la edición de 2008 la 1ª mitad era fantástica pero luego se caía en un tríptico de muros finales, Pampeago-Fedaia-Coronés, que propiciaron mucho conservadurismo, si bien otras etapas dieron mucho juego, como Monte Pora.
En el Giro 2009, centenario de la prueba, hubo un recorrido extraño, sin apenas grandes puertos de paso (excepto la dura jornada de Monte Petrano) y las etapas clave en los Apeninos, aunque con una media montaña muy interesante y una brutal crono de 60 km en la 2ª semana. En la edición de 2010 la alta montaña regresó a lo grande, con subidas colosales y etapas muy propicias para los ataques, si bien faltaba una CRI larga, estando descompensado. A la hora de la verdad, gracias a la actitud de los corredores y la fuga-bidón camino de L´Aquila, que hizo que los favoritos no pudieran especular, la carrera fue fabulosa, con las etapas de Aprica, Montalcino, Asolo, Zoncolan y L’Aquila entre las mejores del año, siendo una de las GV más espectaculares en lo que llevamos de siglo.
El trazado de 2011 fue muy polémico, llevando al límite las virtudes y defectos de la “era Zomegnan”: enorme dureza, destacando el etapón de Gardeccia; valentía, incluyendo puertos complicados logísticamente y tramos de tierra; y un fuerte desequilibrio entre la montaña y el resto de terrenos, con poquísima crono y demasiadas llegadas en alto. Sin embargo, lo que generó más críticas fue un supuesto exceso de peligrosidad y la muerte de Weylandt -> seguridad y protestas en el Giro, lo que unido a opiniones que tildaban el recorrido de “inhumano” llevó a la cancelación del Monte Crostis, además de la posterior sustitución de Zomegnan por Michele Acquarone como director de la prueba.
El recorrido de 2012 volvió a ser muy exigente (pese a que muchos medios de comunicación decían lo contrario), pero el exceso de finales en alto duros, la enorme igualdad, con los favoritos mostrando actitud demasiado conservadora, y la ausencia de una crono larga que forzara a los escaladores a moverse desde lejos, hizo que el global de la carrera resultara decepcionante, aunque sí hubo varias etapas destacables, como Pian de Resinelli, Cortina d´Ampezzo y sobre todo la agónica jornada del Stelvio, donde un ataque de Thomas De Gendt en el Mortirolo acabó siendo clave para que subiera al podio final en Milán, acompañando a Hesjedal y “Purito”.
El trazado de 2013 era a priori bastante equilibrado, ya que si bien incluía de nuevo muchos finales duros (6 de categoría Es o 1ª, contando la cronoescalada a Polsa) había una larga crono individual de 55 km camino de Saltara, amén de una estupenda media montaña. Sin embargo, aunque esta última funcionó muy bien, destacando jornadas como Marina d’Ascea, Pescara e Ivrea, la carrera se quedó muy coja por culpa del mal tiempo, provocando que hubiera puertos eliminados o “capados” en casi todas las jornadas de alta montaña (sólo se salvó la etapa de Montasio), incluyendo la suspensión completa de la jornada de Val Martello, que incluía Gavia y Stelvio antes de la subida final.
La edición de 2014 tenía una alta montaña durísima, con hasta 12 ascensiones superando los 200 de coef. APM, pero sin embargo tanto la colocación de los puertos, con un abuso de llegadas en alto (10, cinco en HC), como de las propias etapas, con un brutal tríptico al final de la prueba, dejaba mucho que desear, estando además muy desequilibrado al no haber casi CRI llana y renunciando tristemente a lo que mejor había funcionado en 2013, la media montaña. A la hora de la verdad la carrera fue muy aburrida, salvándose sólo la etapa de Val Martello, tan polémica como decisiva para el resultado final, con una neutralización “a la carta” en el Stelvio, y momentos puntuales de otras jornadas.
El trazado de 2015 fue un cambio completo, reduciendo la cantidad y dureza de finales en alto, sin llegadas en HC, y apostando por los puertos de paso, teniendo protagonismo tanto los grandes colosos como las pequeñas cotas cerca de meta, ya que además se recuperaba la media montaña, con multitud de etapas quebradas. Y se programó una larga crono de 60 km, algo que no se veía desde 2009 (aunque la de ese año más quebrada). El resultado: una carrera espectacular desde el inicio hasta el final de la prueba, con casi un 9 en la encuesta, destacando etapas de Aprica, con batalla incluso antes del Mortirolo, y Sestriere, con pelea sin cuartel en Finestre, ambas con el mismo tipo de encadenado final “grande + pequeño”.
El recorrido de 2016 repetía parte de las características del año anterior, teniendo pocos finales en alto y ninguno de ellos muy duro, dándole de nuevo el protagonismo a los puertos de paso, tanto en las jornadas de alta montaña, varias con un diseño muy interesante, como en la abundante media montaña. La mayor diferencia respecto a 2015 eran las cronos, sin CRE y con 3 individuales, aunque 2 de ellas cortas, incluyendo cronoescalada. A la hora de la verdad la prueba fue de menos a más, con una 2ª mitad de carrera fabulosa, incluyendo a 4 de las 5 mejores etapas de 2016 (junto a Formigal): Risoul, con el grupo roto desde el Agnello; Sta. Anna de Vinadio, decisiva para el resultado final; Andalo, muy entretenida; y el “tappone” de Corvara.
En 2017, la 100ª edición de la prueba, hubo un recorrido llamativo, con etapas importantes a lo largo de toda la prueba, destacando la dura jornada de Bormio -> vídeo, y estando bastante equilibrado entre escaladores y rodadores gracias a los 70 km de crono individual. Sin embargo, pese a estos alicientes, comparado con 2015-16 era algo decepcionante, máxime dadas la expectativas, teniendo un exceso de finales duros y además en etapas poco propicias para los ataques lejanos, al haberse reducido los colosos de paso (salvo en la jornada reina), lo que unido a que dejaban fuera puertos clave en la historia de la prueba nos llevo a proponer un Giro centenario alternativo, dedicando cada etapa a un corredor diferente.
En la edición de 2018, polémica por el inicio desde Jerusalem y la participación de Froome (Sky), que estaba pendiente de que se resolviera su positivo por exceso de Salbutamol en la Vuelta, del que finalmente fue absuelto, la victoria fue para el propio corredor de Sky, que tras llegar 4º a la antepenúltima jornada, destrozó a sus rivales en la etapa de Finestre -> vídeo, atacando a 80 km de meta y llegando con 3 minutos de ventaja al Monte Jafferau sobre el grupo perseguidor, colocándose líder tras el hundimiento de Yates. Le acompañaron en el podio Dumoulin, vencedor el año anterior, y “Supermán“ López, ganador de la clasificación de los jóvenes.
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- Análisis detallado del recorrido (todas las etapas, enlaces a puertos, antecedentes, valoración crítica)
Un gran trabajo, como siempre. Enhorabuena. Es una lástima que la participación en la carrera no sea de mayor enjundia. Saludos.
Hola José Manuel, muchas gracias por tu comentario.
Muy de acuerdo en el tema de la participación, que se ve agravado por lo ocurrido los primeros días, con las retiradas de los 2 máximos favoritos, Thomas y Yates, quedando también fuera de carrera otros candidatos como Kruijswijk, López y Vlasov. Además se une que varias de la figuras que sí continúan en la prueba no están en su mejor momento, como Nibali o un decepcionante Fuglsang, dando como resultado un top-5 bastante extraño.
De todos modos, hay que reconocer que Almeida y los Sunweb están demostrando un gran nivel. Veremos que pasa hoy, en la etapa reina. Ójala se vea un buen espectáculo.
Saludos.